Publicado 14/06/2019 11:19

Los cultivos de café se reducirán a la mitad en 2050 si no se evita el impacto del cambio climático, según un estudio

Los cultivos de café se reducirán a la mitad en 2050 si no se evita el impacto del cambio climático, según un estudio
CECJ/OXFAM INTERMÓN/PABLO TOSCO

MADRID, 14 Jun. (EUROPA PRESS) -

La superficie apta para el cultivo de café podría reducirse a la mitad en 2050 si no se aplican medidas específicas para combatir el impacto del cambio climático, según se desprende del estudio 'Café: la historia de un éxito que oculta una crisis' elaborado por Commerce Equitable France y editado por la Coordinadora Estatal de Comercio Justo con motivo del Día Mundial contra la Desertificación y la Sequía, que se celebra el próximo 17 de junio.

La investigación, que se centra el caso de Etiopía, Perú y Colombia, revela que el actual modelo de la industria del café no resulta sostenible para el medio ambiente ni para las personas, frente a los modelos productivos que combinan el comercio justo y la agricultura orgánica, que permiten el aumento de los ingresos y contribuyen a la lucha contra el cambio climático, según ha informado la organización.

En este sentido, el estudio muestra que, según las previsiones, de aquí a 2050 las temperaturas podrían aumentar en las principales zonas de plantación, con incrementos de lluvias y temporadas secas "cada vez más áridas".

Asimismo, el estudio estima que el consumo de café aumente paralelamente durante este periodo debido a los cambios de hábitos y al desarrollo de economías emergentes, una demanda para la que se deberá multiplicar por 2,5 la superficie disponible para las plantaciones, incrementando los efectos negativos.

El informe también evidencia que la creciente expansión de la producción de café y la modernización de las explotaciones generan "gran impacto en la deforestación", lo que provoca la tala de árboles de sombra, fomentando la pérdida de sus beneficios como la regulación climática, la lucha contra la erosión o el mantenimiento de la fertilidad y humedad de los suelos.

En este sentido, la investigación pone de manifiesto que la industria está orientándose hacia el monocultivo de café sin sombra, lo que da lugar a un mayor rendimiento de las tierras, así como a impactos negativos en la calidad de los suelos y el agua o la pérdida de biodiversidad.

Asimismo, estos nuevos modelos industriales requieren un "elevado uso" de productos químicos, aumentando los costes de producción y reduciendo los ingresos de los productores.

Por otra parte, según se recoge en la investigación, 25 millones de personas de más de 80 países se dedican al cultivo del café en parcelas de menos de cinco hectáreas, un hecho que pone de manifiesto que la mayoría "viven en la pobreza".

En los tres países analizados, los agricultores generaron ingresos por debajo del umbral de pobreza, siendo éstos en 2017 un 20 por ciento más bajos que en 2005 debido a que no cuentan con medios suficientes para mantener sus cultivos ni cosechar todo el café.

El estudio revela que este hecho se ve favorecido por fenómenos como el trabajo infantil o la migración, ocasionando que la población sufra malnutrición e índices elevados de analfabetismo.

Asimismo, muestra que en la industria del café, que genera 200.000 millones de dólares al año y se consagra como el segundo producto agrícola en volumen comercial tras el petróleo, la desigualdad ha aumentado entre los distintos eslabones que la componen.

En este sentido, el estudio recoge que las empresas tostadores y distribuidoras generaron durante los últimos años 1.177 millones de euros, mientras que los productores recibieron el cuatro por ciento d de las ganancias.

Asimismo, los países productores reciben de media entre el 23 y el 27 por ciento del valor generado por la cadena de café y concentran entre el 68 y el 92 por ciento de los costes asociados, sufriendo los principales impactos sociales y medioambientales.

ALTERNATIVAS DE COMERCIO JUSTO EN ETIOPÍA, PERÚ Y COLOMBIA

Por otra parte, en los tres países analizados la investigación concluye que la combinación de comercio justo y agricultura orgánica está consolidando el modelo agroforestal tradicional, que permite luchar contra los efectos del cambio climático e incrementa la calidad de vida de los productores.

Así, en Perú, en 2016, el 25 por ciento de las exportaciones totales de café fueron producidas bajo los principios del comercio justo, permitiendo que los 45.000 productores recibieron un cinco por ciento más del valor total en relación al mercado convencional.

En el caso de Colombia, el café de comercio justo, que representa el 2,5 por ciento de las exportaciones y es producido por 67.000 personas, permite desarrollar un modelo agroforestal y orgánico que supone una alternativa a las consecuencias del cambio climático, así como un aumento del 20 por ciento en los ingresos de los productores.

Por otra parte, en Etiopía, el 29 por ciento de las cooperativas contaban con la certificación de comercio justo y han recibido actualmente la de agricultura orgánica, que ha ocasionado el aumento en un 10 por ciento de los beneficios de los agricultores, así como preservar un modelo agroforestal tradicional para evitar los efectos del cambio climático.

Asimismo, las cooperativas se han unido para crear un capital colectivo e invertirlo en la construcción de infraestructuras comunitarias dedicadas a la educación y la sanidad.