Libertad financiera, ¿cómo conseguirla?

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El término libertad financiera está de moda. Cada vez son más los economistas que apoyan este concepto afirmando que todos, independientemente de nuestro nivel de ingresos, deberíamos plantearnos como objetivo alcanzar nuestra libertad financiera a medio plazo. Pero, ¿qué significa exactamente conseguir libertad financiera?

Libertad financiera como objetivo vital

Existen múltiples definiciones para la libertad financiera pero tal y como podemos observar, todas desembocan en la misma meta. Veamos algunas de ellas:

Es decir que la libertad financiera ocurre cuando alcanzas un nivel de recursos económicos suficientes para poder vivir.

En uno de los últimos estudios realizados por Adecco, se afirmó que el 60% de los adultos llegan a la edad de 50 años sin haber conseguido su propósito vital. Es un porcentaje realmente alto teniendo en cuenta la importancia del objetivo. Esto es debido a que muchas veces dedicamos nuestra actividad profesional a realizar actividades que no nos gustan, no nos motivan y simplemente hacemos a cambio de una remuneración a final de mes.

La libertad financiera va más allá, ya que una vez la consigues, te transformas en el dueño de tu tiempo y puedes dedicarlo a lo que realmente te gusta y te hace feliz.

Libertad financiera vs. Riqueza a ser rico

Es importante aclarar que para lograr libertad financiera no es necesario contar con un alto volumen de ingresos. Este concepto tampoco tiene nada que ver con ‘ser rico’, sino más bien todo lo contrario. La libertad financiera está relacionada con obtener riqueza de tiempo y no de dinero.

Algunos expertos economistas afirman que es más fácil obtener libertad financiera con unos ingresos de 900 € al mes que con unos de 2.000 €. La ley de Parkinson, de hecho, dice que el gasto de cualquier persona se expande hasta alcanzar la totalidad de sus ingresos. Lo importante no es por tanto ingresar 900 € o 2.000 €, ya que el comportamiento natural en la persona es gastarlo todo.

Es más difícil comenzar a caminar hacia la libertad financiera con un salario bajo que con uno mayor, ya que en este último caso probablemente todas las necesidades estarán cubiertas. Si, por el contrario, el salario es inferior, parte de la estrategia se debe de centrar en crear nuevas fuentes de ingresos.

¿Qué son y cómo generar ingresos pasivos?

La libertad financiera existe cuando creas un sistema capaz de generar dinero de forma automática. Es lo que se conoce como ingresos pasivos. Los ingresos pasivos son aquellos que proceden de fuentes en las que no se requiere la actividad del individuo. Es decir, aquellos que aunque hoy nos quedásemos sin trabajo, seguirían llegando a nuestras cuentas.

La pregunta del millón es, pues, ¿cómo podemos generar ingresos pasivos?

Existen múltiples posibilidades. El mundo digital ha abierto grandes alternativas para obtenerlos. Monetizar un blog, crear un curso online, las ventas de un libro, los intereses y beneficios de determinados productos de inversión, como por ejemplo los depósitos bancarios o los fondos de inversión, etc.

Lo ideal es crear una estrategia de obtención de ingresos pasivos en función de nuestro campo profesional. Hay que aclarar que los ingresos pasivos tampoco lo son al cien por cien, ya que si creamos un infoproducto o escribimos un libro, es evidente que requiere de un esfuerzo inicial. La idea es que una vez hecho no tengamos que dedicarle más tiempo.

Si te tomas tu tiempo para elegir una cartera de inversiones, después solo tendrás que hacer un trabajo de revisión y mantenimiento. Otra posibilidad sería, por ejemplo, si dispones de una segunda vivienda totalmente pagada, alquilarla las temporadas que no la uses o rentabilizarla a través del alquiler de espacios de trabajo.

Ahorro e inversión, piezas clave para la libertad financiera

Ahorro e inversión están íntimamente relacionados para lograr nuestro objetivo, ya que para producir ingresos pasivos primero tenemos que realizar una inversión en el producto o productos que hayamos elegido. Y para ello es necesario previamente contar con ahorros.

Nuevo paradigma del ahorro

En la era actual, el significado de ahorro ha cambiado por completo con respecto a nuestros antepasados, para los que ahorrar consistía en reunir una cierta cantidad de dinero sin un fin determinado más que la obtención de seguridad.

Hoy en día el ahorro es conseguir una determinada cantidad de dinero para que a través de las inversiones adecuadas siga creciendo y trabajando para ti. Lo que se conoce como ahorro activo.

Plan de ahorro activo

Un plan de ahorro activo podría ser depositar tu dinero en un depósito financiero con capital garantizado de tal forma que nos asegure no incurrir en ninguna pérdida, y a cambio augure atractivos intereses. Normalmente estos tipos de interés suelen depender de factores variables, aspecto que los hace más elevados.

Otro plan de ahorro activo podría ser invertir en algunas plataformas de crowdfunding, en las que inviertes una cantidad de dinero destinado a apoyar un proyecto determinado a cambio de la devolución del principal más intereses.

¿Cuál es entonces la diferencia principal entre ahorrar e invertir?

A pesar de que ambos conceptos se entremezclan, existe una diferencia clara.

El ahorro es una parte de nuestros ingresos que debemos destinar a crear un colchón intocable, a no ser que ocurra una excepción (capital garantizado). Si aplicamos la teoría del diezmo, implica que un 10% de nuestros ingresos deben ir destinados a ahorrar. Los expertos van más allá y recomiendan la regla del 20/10/70. Esto es: un 20% ahorro, un 10% inversión y un 70% gasto.

A medida que el plan económico vaya fructificando, se modificarían los porcentajes reduciendo la cantidad de ahorro puro para destinarla a un mayor rango de inversión quedando en 5/25/70.

Existen varias medidas para conseguir ahorro en una economía familiar, pero el camino hacia la libertad financiera comienza eliminando el sobreendeudamiento relativo a cantidades menores, como tarjetas de crédito y préstamos al consumo, para posteriormente pasar al plan de acción en el que los recursos se destinan al ahorro e inversión.