SAN SEBASTIAN, 26 Ago. (EUROPA PRESS) -
Cruz Roja Euskadi, que desplazó un equipo humano sanitario y de intervención psicosocial al recinto IFEMA 18 horas después del accidente de aviación en el aeropuerto de Barajas, destacó hoy la buena organización, los servicios y la atención prestada a los familiares de las víctimas del accidente en comparación con el atentado del 11-M.
El coordinador autonómico del Grupo ERIE de intervención psicosocial y psicólogo de Cruz de Roja, Juan María Urruzuno, ofreció hoy en San Sebastián los detalles de la actuación de Cruz Roja Euskadi junto al sanitario Juan Ramón Barrena, quien explicó que el equipo de siete personas vio en el recinto ferial "las tres fases por las que pasa todo individuo que tiene una desgracia así; la de impacto en la que la persona está abstraída, no sabe donde está, ríe o llora, la negación, en la que se buscan excusas para pensar que los familiares no han fallecido, y el reconocimiento del hecho".
Según Barrena, las tres jornadas que el equipo de Cruz Roja Euskadi estuvo en IFEMA obligó a que los propios voluntarios necesitaran psicólogo, ya que "es una experiencia durísima y triste, pero a la vez enriquecedora".
Cruz Roja Euskadi comenzó a actuar cuando "aún no habían pasado 24 horas de la catástrofe", momentos en los que "ni siquiera se puede hablar con la familia de superar el trauma, ya que es una fase de impacto", señaló Urruzuno.
Tanto Barrena como Urruzuno acudieron como voluntarios para prestar atención a los familiares de las víctimas del atentado del 11-M, aunque Urruzuno señaló que "esta vez había mayor organización en cuanto a que los familiares estaban distribuidos por salas, con un psicólogo o voluntario de referencia", en lugar de "ser llamados por una persona con un megáfono".
Según su experiencia, los familiares que sufren este tipo de situaciones solicitan "información rápida, aunque nunca suele ser así, ya que una familia puede pasar en IFEMA más de 7 horas, si todo va bien".
Urruzuno aclaró que los familiares viven una fase de impacto las primeras 24 horas después de un accidente de estas características, una segunda fase de reacción los "dos o tres días después", y, al cabo de una semana, una fase de reorientación en la que "son conscientes de que ha habido una pérdida y que será para siempre, que les cambiará la vida y que van a tener que aprender a vivir con ello". "Es muy difícil superarlo, pero lo importante es aprender a vivir con ello", finalizó.
