BILBAO, 8 May. (EUROPA PRESS) -
Un gran mapa del mundo formado por latas de alimentos y situado en la bilbaína plaza de Indautxu recuerda este jueves el derecho humano que cada uno de los habitantes del planeta tiene a la alimentación.
Enmarcada en la campaña "Comer por Igual", la iniciativa "¡Demos la lata!", ha contado con la colaboración del Colegio del Carmen (cuyo alumnado participará en la actividad), Unesco Etxea, Metro Bilbao y el Banco de Alimentos de Bizkaia y busca que la sociedad bilbaína tome conciencia sobre el problema alimentario y, de este modo, fortalecer la solidaridad en la lucha contra el hambre, la desnutrición y la pobreza, tanto en los países del sur como en el entorno más cercano.
Según ha informado el Ayuntamiento de Bilbao, las latas con las que se ha conformado el mapamundi se donarán al Banco de Alimentos de Bizkaia, que actualmente atiende a 31.000 personas sólo en Bizkaia.
Con este tipo de iniciativas, el Consistorio quiere contribuir a que la sociedad bilbaína en este 2014, Año Internacional de la Agricultura Familiar, tome conciencia sobre el problema alimentario mundial y conozca cómo, a través del consumo responsable, se puede contribuir a la construcción de un mundo "más justo y equitativo", teniendo como base la cooperación al desarrollo.
Según ha recordado, los datos respecto a la falta de alimentación son "escalofriantes". "A día de hoy y según datos de las Naciones Unidas, 842 millones de personas no tienen acceso a una alimentación digna, una de cada 7 personas del plantea se va a la cama hambrienta y más de 200.000 niños y niñas menores de 5 años mueren de hambre cada día. Y todo ello mientras diariamente se producen alimentos suficientes para alimentar al 100% de la población mundial. De hecho, y según la FAO, se estima que el 30% de la producción de alimentos se desperdicia (1,3 billones de toneladas de comida)", ha explicado.
Mientras 1.500 millones de habitantes de los países desarrollados tienen sobrepeso, 40 millones de personas de la Unión Europea sufren malnutrición. "El hambre y la malnutrición son, por tanto, consecuencia de la injusticia y la desigualdad, y su origen está en la violación de derechos humanos y no en la falta de alimentos", ha aseverado.
APUESTA DE LAS NACIONES UNIDAS
Desde sus inicios, las Naciones Unidas establecieron el acceso a una alimentación adecuada como un derecho individual y una responsabilidad colectiva. El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de 1996 elaboró estos conceptos más plenamente, haciendo hincapié en "el derecho de toda persona a un nivel de vida adecuado para sí y su familia, incluso la alimentación...", y especificando "el derecho fundamental de toda persona a estar protegida contra el hambre".
La misma declaración subraya la necesidad de que proteger a las personas contra el hambre está intrínsecamente asociado al derecho a la vida. Por ello, los Estados deben hacer todo lo posible por promover un disfrute pleno del derecho de todas las personas a tener alimentos adecuados en su territorio.
Para considerar adecuados los alimentos se requiere que además sean culturalmente aceptables y que se produzcan en forma sostenible para el medio ambiente y la sociedad. Por último, su suministro no debe interferir con el disfrute de otros derechos humanos.
