Urkullu reitera la "autocrítica" y admite que hasta los 90 "se llegó tarde a la causa de las víctimas"

Urkullu en en acto celebrao con motivo del Día de la Memoria
EUROPA PRESS
Actualizado: sábado, 10 noviembre 2018 16:41

Víctimas de las diferentes violencias emplazan a la sociedad a "empatizar, escuchar al otro y a respetarse"

SAN SEBASTIÁN, 10 (EUROPA PRESS)

El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha afirmado que este Día de la Memoria es un día para que las instituciones "se reiteren en la autocrítica" y ha reconocido que, hasta primeros de los años 90, "llegamos tarde a la causa de las víctimas". Además, ha destacado la importancia de que los criterios éticos de "no diluir, no legitimar y no excluir" enmarquen el reconocimiento del Gobierno Vasco a las víctimas.

Urkullu ha realizado estas manifestaciones durante el acto con el que el Ejecutivo Vasco ha celebrado el Día de la Memoria en el Palacio Miramar de San Sebastián.

A la cita han acudido todos los consejeros del Gobierno Vasco; la presidenta del Parlamento Vasco, Bakartxo Tejería; los diputados generales de Guipúzcoa y Álava, Markel Olano y Ramiro González, respectivamente; el alcalde de San Sebastián, Eneko Goia; el delegado del Gobierno en Euskadi, Jesús Loza, así como parlamentarios, diputados forales y concejales de todas las formaciones políticas --a excepción del PP que ha tributado su propio homenaje a las víctimas en Irún-- y alrededor de 40 víctimas del terrorismo y la violencia.

En el acto han tomado la palabra también "personas a las que se les arrebató la infancia y la adolescencia con el asesinato de su padre". Es el caso de Naiara Zamarreño, hija del concejal del PP Manuel Zamarreño, asesinado por ETA en 1998; Ainara Olaciregui, hija de Eugenio Olaciregui, muerto a manos de la banda en 1997; Sandra Carrasco, hija del exedil del PSE-EE de Arrasate Isaías Carrasco, crimen cometido también por ETA en 2008; Maider García Martín, hija de Juan Carlos García Goena, asesinado por los GAL en 1987; y Jaione San Sebastián, hija de Alfredo San Sebastián, que murió por un disparo de la Guardia Civil en 1975.

Tras sus intervenciones, el lehendakari ha trasladado el mensaje institucional del Día de la Memoria 2018 a la sociedad vasca, en el que ha destacado las "sombras y luces" vividas en la sociedad vasca en los últimos 60 años. Entre las sombras, ha destacado "el abandono sufrido por las víctimas, especialmente, en las décadas de los 70 y los 80", en las que ETA "protagonizó su etapa más cruenta". "Solo hasta final de 1987, había provocado 586 víctimas mortales", ha afirmado.

Asimismo, ha recordado que "la respuesta de la sociedad vasca y de sus entidades e instituciones no estuvo a la altura de lo que aquella violencia supuso y de lo que aquellas víctimas merecieron". "En la Transición, la sociedad vasca padeció los coletazos de la represión franquista, así como atentados de organizaciones parapoliciales o de extrema derecha en un contexto de impunidad", ha explicado.

Tras señalar que "las denuncias de tortura han sido una realidad persistente", ha apuntado que "todavía en los años 80, el GAL, que actuó de 1983 hasta 1987, provocó 29 asesinatos". "Estas víctimas sufrieron discriminación y negación oficial de su existencia y realidad", ha añadido.

En esa línea, ha reconocido "explícitamente" que, hasta primeros de los 90, "llegamos tarde a la causa de las víctimas, a la sensibilidad y respuesta que merecían". "Reconocemos que no todas las víctimas recibieron una misma consideración social o institucional. Víctimas del terrorismo, de atentados, chantajes y extorsión, de persecución, de represión ilícita, víctimas de la sinrazón y de la socialización del sufrimiento", ha afirmado.

Urkullu ha asegurado que también deben reconocer que, "a menudo", las divisiones políticas "desdibujaron la unidad en la solidaridad y el rechazo a la violencia" y ha hecho "autocrítica" en nombre de las instituciones.

"¿Cuántas veces lo hemos hecho? ¿Cuántas ante y con las víctimas y con las asociaciones? ¿Cuántas ante la representación institucional, ante la representación social o ante la sociedad?", se ha preguntado, al tiempo que se ha mostrado convencido de que "hoy, el Día de la Memoria, con ETA desaparecida definitivamente, es precisamente un nuevo día para reiterarnos en la autocrítica".

Entre las "luces", el lehendakari ha recordado que la década de los 90 estuvo presidida por "una progresiva sensibilización en relación con las víctimas" y que, a partir del año 2000, ha estado caracterizada por "la construcción de una cobertura normativa, institucional y social de protección activa de los derechos de las víctimas".

"Estas son las luces que queremos y podemos destacar. A partir de 1990, tuvimos una sociedad progresivamente implicada y organizada en contra del terrorismo y la violencia, a favor de las víctimas, en defensa de los derechos humanos, del diálogo y la convivencia", ha manifestado.

Finalmente, el mandatario vasco ha considerado que "hay tres criterios éticos que pueden unirnos: no diluir, no legitimar, no excluir". De este modo, respecto a "no diluir", ha precisado que "una reflexión crítica no puede ser solo genérica" ya que requiere que "el rechazo a la legitimación, compensación o minimización de cualquier forma de terrorismo o violencia sea específico y separado en cada caso".

En cuanto a "no legitimar", ha incidido en que el ejercicio de una memoria crítica "no puede aceptar que se utilice ningún pretexto para legitimar, justificar, compensar o minimizar ninguna forma de terrorismo o violencia", mientras que en el criterio de "no excluir" ha considerado que "la mirada crítica no puede excluir ninguna forma de terrorismo, violencia o vulneración de derechos humanos" y debe incluir "todas las violencias y todas sus víctimas" porque "los derechos humanos son indivisibles".

TESTIMONIOS

Naiara Zamarreño, Ainara Olaciregui, Sandra Carrasco, Maider García y Jaione San Sebastián han transmitido, a través de sus testimonios, "el dolor y la soledad" que han sufrido las diferentes víctimas de la violencia y han coincidido en emplazar a la sociedad a "empatizar, escuchar al otro y a respetarse". En ese sentido, se han mostrado convencidas de que pueden ser "un ejemplo" porque, según han dicho, "si nosotras hemos podido el resto también puede hacer lo mismo".

Todas ellas han relatado el "vacío" que sintieron y siguen sintiendo al perder a sus respectivos padres a causa de la violencia, tanto las que eran más mayores cuando fueron asesinados como las que solo eran bebés, y la "ruptura" que ello supuso para sus familias.

Jaione San Sebastián, hija de Alfredo San Sebastián, que murió por un disparo de la Guardia Civil en 1975, ha explicado como su familia siempre le ha educado "en la verdad" y ha afirmado que su experiencia le ha servido para "ver y sentir" el dolor de otras víctimas, al tiempo que ha destacado la importancia de que "se reconozca a todas las víctimas sin excluir a nadie".

Sandra Carrasco y Naiara Zamarreño han incidido en la "soledad" y la "falta de apoyo, de ánimo, de un abrazo" que notaron una vez pasado el funeral que, en el caso de la hija de Isaías Carrasco, se tradujo en la pérdida de sus "amigas de siempre". No obstante, han valorado el hecho de haber tenido que hacerse "más fuertes para salir adelante".

Ainara Olaciregui, hija de Eugenio Olaciregui, muerto a manos de ETA en 1997, ha explicado que se ha decidido a hablar por primera vez en público en este acto para "ser la voz de los que ya no están". "Hemos perdido mucho, pero tenemos mucho que ganar todavía".

Tanto San Sebastián como Zamarreño han subrayado la importancia del legado que van a dejar a sus hijos. En ese sentido, Naiara ha afirmado que no quiere que "vivan con miedo" y, sobre todo, "que esto no se vuelva a repetir". Por su parte, Maider García ha considerado "esperanzador y enriquecedor" que cinco víctimas de ETA, el GAL, o las fuerzas de seguridad puedan hablar en un espacio como éste. "Tenemos en nuestras manos el poder transmitir que la violencia no lleva a ningún lado", ha expresado.

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