Un jubilado de Villafranca de los Barros cuenta con 500 piezas de hueso de vaca talladas a mano

Actualizado: sábado, 23 agosto 2008 15:04

VILLAFRANCA DE LOS BARROS (BADAJOZ), 23 Ago. (EUROPA PRESS) -

El anciano Francisco Márquez Sánchez, un jubilado de 75 años de edad natural de Villafranca de los Barros, tiene una afición atípica, tallar hueso de vaca, que comenzó por querer hacerle un regalo a su esposa cuando todavía eran novios. "Mi mujer bordaba y compró un punzón de hueso que costaba 50 pesetas. Ella cobraba sólo 30, y dije, yo soy capaz de hacer eso", afirmó el artesano.

Desde ese día han pasado ya 58 años, por lo que ahora cuenta con una extensa colección de obras realizadas con el fémur de una vaca. Asegura que sus piezas no las vende, sino que las regala porque para él es un placer hacerlas. "Aquí en casa tengo entre 400 y 500 piezas, pero hechas unas 1.500 o 2.000", explicó Francisco Márquez. Las que faltan las tiene repartidas por diversas ciudades de España como Sevilla, Madrid o Canarias. "Siempre llevó unas cruces en el bolsillo y se las regalo a camareras o las dejo en los parabrisas de los coches", señaló a Europa Press Televisión.

En realizar una cruz sencilla puede tardar "14 ó 15 horas", puesto que hay que "cocer el hueso y quitarle el tuétano". Es una tarea muy laboriosa ya que lo hace "todo a mano con lima y lija". Sus trabajos son muy distintos, desde piezas con motivos egipcios y romanos hasta horóscopos y amuletos de diferentes partes del mundo.

Incluso llegó a realizar una exposición en Parla (Madrid) cuando el pueblo hizo una exhibición de la cultura y los productos típicos de la región. "Tuvo mucho éxito" puesto que "no hay mucha gente que lo haga". Si hay gente que lo haga deben hacerlo como él, sólo "por gusto", puesto que no ha conseguido encontrar a nadie que haga estas obras con hueso, ni siquiera por "internet", ya que lo normal es hacerlas con madera o con oro.

En unos años edificaran un museo en Villafranca de los Barros y tiene pensado donarlo "todo" para que no caiga en el olvido. La única pena que asegura tener este hombre convertido en artesano es que quiere que "venga algún chico" a aprender a tallar.

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