Una campaña intensificará en Extremadura el control de los productos ibéricos con el fin de evitar fraudes

Interior de un secadero de ibéricos de Huelva
EP
Actualizado: sábado, 11 diciembre 2010 12:11

MÉRIDA, 11 Dic. (EUROPA PRESS) -

El Instituto de Consumo de Extremadura, en coordinación con la Consejería de Agricultura y Desarrollo Rural, ha iniciado una campaña de control del mercado de los productos ibéricos con el fin de proteger al consumidor y evitar el fraude en el etiquetado de cara a la campaña de Navidad.

Así, y debido a que en estas fechas "aumenta el consumo del jamón y del lomo en todas sus variedades", se van a intensificar los controles de los productos comercializados con el sello de "ibérico", especialmente sobre el etiquetado, en cumplimiento de lo establecido en la Norma de Calidad para la carne, el jamón, la paleta y la caña de lomo ibéricos.

De esta forma, el Instituto de Consumo y la Junta de Extremadura quieren "velar por el estricto cumplimiento de la norma", de manera que se proteja a los ganaderos e industriales de la región que certifican sus producciones como ibéricas, se garantice el derecho de los consumidores y se evite la competencia desleal frente a productos que pudieran usar la cualidad de "ibérico" en sus etiquetas como reclamo de venta sin que reúnan las características y requisitos que contempla la normativa estatal.

La transparencia en la identificación de las producciones derivadas del cerdo ibérico es, a juicio de la Junta de Extremadura, una "condición irrenunciable para defender el valor de la producción certificada" y para que los consumidores puedan apreciar lo que están comprando bajo la etiqueta de "ibérico".

Y es que, según señala el Gobierno regional en nota de prensa, Extremadura es la primera productora nacional de cerdo ibérico.

EL CONSUMIDOR APRENDE A DIFERENCIAR

Así, con esta campaña, la Junta de Extremadura quiere "contribuir a facilitar al consumidor el conocimiento sobre el etiquetado de los productos ibéricos", de manera que sepan diferenciar las cualidades de cada uno de ellos a la hora de hacer sus compras, sobre todo, de cara a que puedan distinguir con claridad los productos amparados por Denominaciones de Origen del resto de marcas comerciales que no cuentan con sello de calidad diferenciada.

Desde el Instituto de Consumo de Extremadura se entiende que "es muy importante el cumplimiento estricto de la Norma de Calidad del Ibérico en aras a proteger al consumidor final y, por tanto, que redunde en un sector más controlado y evite la competencia desleal".

RECOMENDACIONES

Por todo ello, la Junta de Extremadura y el Instituto de Consumo han recordado que la Norma de Calidad del Ibérico "pone coto al uso indiscriminado" de la denominación "ibérico" para designar a productos procedentes de cerdos de diversa índole, y no solo ibéricos como tales.

Según la normativa, se pueden comercializar bajo ibéricos los productos del cerdo en función de la raza y la alimentación.

En relación con la raza, sólo pueden llevar la etiqueta de ibéricos puros aquellos productos procedentes de un cerdo cien por cien ibérico, esto es, de padre y madre ibéricos puros; mientras que le etiqueta de ibéricos solo, puede atribuírsele a los productos procedentes de madre ibérica o ibérica pura.

En función de la alimentación, el etiquetado de los productos como 'De bellota o terminado en montanera', se corresponde sólo con aquellos cerdos en régimen de extensivo alimentados en la dehesa. La Norma también contempla las categorías de 'De recebo o terminado en recebo', 'De cebo de campo' y 'De cebo' para distinguir la calidad del ibérico en base a su alimentación.

Todo esto debe aparecer en el etiquetado de los productos además de la certificación emitida por entidades independiente debidamente acreditadas.

Así, ha destacado que la elaboración de productos acogidos a esta Norma de Calidad tiene una serie de consecuencias favorables para los industriales, como que generan una mayor confianza en el consumidor, lo cual es de una importancia capital tras la reciente sucesión de crisis alimentarias.

También diferencian estos productos al reconocérseles una calidad que otros productos similares no pueden garantizar, con el valor añadido que ello supone, y favorecen la comercialización, accediéndose a mercados que exigen productos con calidad garantizada.

Finalmente, suponen una "defensa importante" frente a los fraudes existentes en el mercado y frente a la competencia desleal, y permite que el consumidor final aprecie que lo que va a consumir se trata de un producto amparado por un organismo externo a la empresa productora, ya que aparece indicado en la etiqueta o etiquetas diseñadas para tal fin.