El Museo Provincial de Badajoz escoge como pieza del mes un vaso decorado datado a finales del segundo milenio a. C.

Actualizado: domingo, 2 noviembre 2008 20:17

BADAJOZ, 2 Nov. (EUROPA PRESS) -

El Museo Provincial de Badajoz ha escogido como pieza del mes de noviembre una vaso decorado de Las Minitas y datado a finales del segundo milenio antes de Cristo.

Según informa el Boletín ECO y recoge Europa Press, en el año 1994, con ocasión de las obras de ampliación del polígono industrial de 'Las Minitas', en Almendralejo, se excavó una pequeña necrópolis de inhumaciones en cistas. Las cistas son tumbas rectangulares construidas con cuatro lajas verticales, de piedra, dispuestas para formar el perímetro y una horizontal de mayor tamaño, para cubrir la estructura. Suelen ser de pequeñas dimensiones, y en su interior se depositaban, en posición fetal, uno o más cadáveres.

Este tipo de sepulturas son características de la Edad del Bronce en el Suroeste Peninsular. Contienen un ajuar escaso y cuando lo tienen, es poco llamativo desde el punto de vista formal pues se reduce a algún cuenco o vaso globular liso, en ocasiones acompañado por algún pequeño objeto metálico, circunstancias que hacen de este período una de las etapas de la Prehistoria más difícil de encuadrar y definir cultural y cronológicamente.

En Las Minitas, sin embargo, dos de las veinticinco tumbas excavadas proporcionaron como ajuar sendos vasos con una bella decoración y esmerada factura, que relacionan a las gentes que habitaban en el corazón de Tierra de Barros con otras de la fachada Atlántica peninsular (Beja, Sines o el Algarve), durante la Edad del Bronce. Uno de estos vasos es el que se muestra como pieza del mes. El otro puede contemplarse en la exposición permanente del Museo, en la vitrina dedicada a esta etapa cultural, en la Sala de Prehistoria.

Ambos objetos son de una delicadeza extrema, están realizados a mano y destacan sus finas paredes, bruñidas, lo que les da un aspecto brillante. La pieza que nos ocupa ofrece una decoración de surcos y gallones que aportan movimiento y plasticidad. En la zona inferior, apenas visible, aparece una roseta de líneas bruñidas. Por su forma y brillo, se ha pensado que estos vasos fueran tal vez réplicas en barro de objetos más lujosos y escasos, fundidos en metal, (oro o bronce).

En todo caso, no se trata de vasos de uso cotidiano y probablemente su singularidad, además de por su aspecto externo, estuvo asociada a su contenido como portadores de algún producto o alimento exótico y por tanto valioso, relacionado con el ritual funerario de personajes destacados dentro del grupo cultural.

El vaso que se expone apareció en el interior de una cista, en la que además se hallaron restos óseos pertenecientes a una mujer y a un joven. Estos objetos, tan característicos de otras zonas geográficas, donde también están presentes en ajuares de tumbas, constituyen una evidencia significativa de los contactos culturales entre grupos humanos del litoral Atlántico y las tierras del interior durante el II a. C.