Rural.- Las Comunidades de Montes en Man Común demandan a la Xunta un "mapa estratégico de las energías"

Actualizado: domingo, 3 febrero 2008 17:45

PONTEVEDRA 3, (EUROPA PRESS)

La Organización Galega de Comunidades de Montes en Man Común presentará esta semana ante las Consellerías de Medio Rural y de Industria un documento expresan su postura ante la implantación de sistemas para el aprovechamiento de la energía fotovoltaica en los montes gallegos y piden a la Xunta que elabore un "mapa estratégico de las energías".

En este sentido, los responsables de la Organización señalaron su intención de entrevistarse con dirigentes de ambas consellerías para exponerles la necesidad de determinar el uso de las tierras "antes de que los montes se llenen de placas solares", apuntó el presidente de esta entidad, José Alfredo Pereira.

Asimismo, otro de los representantes de la Organización Galega de Comunidades de Montes, Claudio Quintillán, apostó por que el desarrollo de esta energía limpia "esté vinculado al desarrollo de una zona o de una comarca", lo que contribuiría a "reducir su impacto, ya que primaría la rentabilidad social".

IMPACTO.

Por otra parte, desde la Organización expusieron que el principal inconveniente para la instalación de grandes superficies dedicadas a la producción de energía fotovoltaica es que "genera grandes impactos a nivel paisajístico", según explicó Quintillán, y que, además, "impediría cualquier otro uso del monte" en la zona, añadió Pereira.

En esta línea, calcularon que la agrupación de "células fotovoltaicas" requiere un equipamiento que, para lograr mayor rentabilidad, ocuparía una superficie de cuatro a seis hectáreas. Además, cada placa se instalaría sobre bases de hormigón o estructura metálica, lo que, en conjunto, acarrearía "alteraciones microclimáticas, puesto que no llega la radiación solar al suelo", aclaró Quintillán.

Asimismo, el presidente de la Organización resaltó que "la única vida" que se podría desarrollar bajo estos equipamientos energéticos se reduce a la producción micológica y reclamó, que, aparejado a la introducción de estas nuevas energías, se proceda a la reducción de los contaminantes y a encontrar medidas para el ahorro energético.

José Alfredo Pereira advirtió también sobre los beneficios que conllevarían para las empresas energéticas este tipo de instalaciones, resaltando que que por cada kilovatio que se incorpora a la red se produce un beneficio del 570% del precio normal, y apostó por la instalación de paneles solares "en los tejados de los equipamientos públicos y las áreas industriales".

Ante la introducción de otras formas de energía renovable, además de la fotovoltaica, como la eólica, la producción de energía eléctrica a partir de la biomasa, o la derivada de las mareas, Claudio Quintillán instó a la Xunta a "definir cuáles son las necesidades energéticas" y las deficiencias en cada caso.

Así, se refirió a la comunidad de Navarra como "pionera" en España en la producción de energía solar, un papel que en el caso de Europa atribuye a Alemania. En cuanto a Galicia, destacó la relevancia del proyecto del Instituto Galego da Enerxía de instalar un "huerto solar" en la provincia de Lugo, que se encuentra "muy avanzado".

No obstante, para Quintillán, la relación entre el impacto que representa para los montes la aplicación de la energía fotovoltaica y la repercusión económica que genera sobre el propio territorio, "no satisface, en líneas generales" a la Organización Galega de Comunidades de Montes en Man Común.