Rural.- Las 'ecoaldeas' recuperan pueblos del rural abandonados con actividad agroganadera ecológica y sostenible

Actualizado: sábado, 8 marzo 2008 13:00

Tanquián (Lugo), Lugar de Xestas (A Coruña) y Chozas (Pontevedra), tres experiencias en Galicia para frenar la despoblación del campo

SANTIAGO DE COMPOSTELA, 8 Mar. (EUROPA PRESS) -

Galicia cuenta con 1.200 aldeas abandonas y en 700 vive una sola persona. Para poner freno a estos números desalentadores existen en la comunidad diversas experiencias de recuperación de pueblos con los máximos criterios éticos y de responsabilidad medioambiental, las conocidas como 'ecoaldeas'.

Tanquián en Sober de Pantón (Lugo), Lugar de Xestas en Porto do Son (A Coruña) y As Chozas en Serra do Xuido (Pontevedra) son tres ejemplos en Galicia de 'ecoaldeas": la recuperación de rehabilitación de pueblos en el rural bajo una filosofía de vida, la permacultural, un término no suficientemente extendido a pesar de sus 30 años de existencia y su aplicación en más de 120 países.

"Galicia es un lugar privilegiado para llevarla a cabo", aseguró el permacultor gallego Manuel Parma, quien explicó a Europa Press que la permacultura se sustenta en el conocimiento de la naturaleza, para conseguir modos de vida sostenibles sin poner en riesgo los recursos naturales. Una filosofía de vida que aglutinó en tres "principios éticos: cuidar la tierra, cuidar la gente y compartir los recursos".

Estas 'ecoaldeas' puede surgir de la rehabilitación de casas abandonadas o se construyen nuevas. Los terrenos e inmuebles pueden ser comprados en cotitularidad por los nuevos pobladores, aunque en algunos casos son cedidos por los propietarios para que no estén abandonados y, en algún, caso son cedidos por los ayuntamientos de la zona.

Parma indicó que en estas ecoaldeas se integra las "cosas buenas" de la tecnología y ciencia "con los conocimientos ascentrales de los pueblos originarios y de sus habitantes". Eso, sí la "la tradición más vinculada a la sostenibilidad". Así, las energías utilizadas deben ser renovables y la agricultura y ganadería, e incluso el diseño e las viviendas, deben realizarse bajo criterios ecológicos.

La 'ecoaldea' de Xestas en Porto do Son es una de las pioneras en Galicia. "Totalmente pionera", remarcó a Europa Press su alcalde, Manuel Tomé Piñeiro, quien recordó que los trabajos se iniciaron en 1973 y se prolongaron durante 25 años.

El resultado: una aldea de tres casas con varios alpendres que fue transformada por los hijos del propietario que, con la colaboración del ayuntamiento, ha conseguido una recuperación paisajística con una gestión sostenible del terreno de seis hectáreas con un bosque caducifolio, frutales y huerta. Además, se han construido dos grandes estanques construidos artificialmente, pero sin materiales dañinos, donde el biotopo ya se comienza a reequilibrar.

NO SE TRATA DE VIVIR COMO 'AMISH'

"No se trata de vivir como los Amishs (agrupación religiosa cristiana de doctrina famosa por sus restricciones al uso de algunas tecnologías modernas, tales como los automóviles o la electricidad)", aclaró a Europa Press Juan José López Suárez, uno de los habitantes de una ecoaldea en Lalín, creada en 2003 y que la proximidad de las obras del TAV obligó a clausurar tres años después.

En este caso, esta 'ecoaldea' busca una nueva ubicación. Factible debido a que se creó con casas de madera y materiales reciclables en terrenos cedidos por los propietarios en una zona rural de Lalín. López Suárez explicó que el modo de vida se basaba en una economía de subsistencia basado en la agricultura, ganadería y el pastoreo.

Esta provincia, no obstante, cuenta con otro proyecto próximo a su culminación: la 'ecoaldea' de As Chozas, situada en la Serra do Xuido, en la que participan 14 personas, la mayor parte procedentes del ámbito urbano, en este caso de Vigo.

Precisamente, es habitual que los que se embarcan en estos proyectos sean 'urbanitas' que deciden dar un giro a su vida y encuentran en el contacto directo con la naturaleza la "mejor forma de hacerlo: hacen una vida más sana con una economía viable", argumentó Manuel Parma.

Este es el caso de la pareja francesa que hace 15 años apostó, junto a otra familia, por una 'ecoaldea', la de Tanquián, ubicada en la localidad lucense de Ferreira de Pantón. Tras, tres lustros dedicados a un agricultura de subsistencia y ecológica ahora preparan el "salto" a mermeladas y conservas para ferias y mercados artesanales.

Paul Baker admitió la dificultad de hacer rentable explotaciones como estas, "ya lo es para las agrícolas convencionales, mucho más las que se desarrollan bajo criterios ecológicos". Además, en Galicia apuntó que se cuenta con la dificultad añadida del minifundismo, por lo que las explotaciones a las que se pueden tener acceso son "muy pequeñas".

IMPLICACIÓN DE LOS AYUNTAMIENTOS.

A pesar de las dificultades, todos ellos coinciden en que son un "buen instrumento" para luchar contra la "sangría" de desertización de población del rural, crean actividad y fijan población. No obstante, admiten que, por estos motivos, deberían contar con una "mayor implicación" de las Administraciones locales donde se asientan.

"Las ecoaldeas son muy positivas, pero la gente joven tiene dificultad para hacerse con terrenos o viviendas", lamentó Paul Baker, quien pidió que los ayuntamientos se impliquen no sólo cediendo terrenos de titularidad pública, sino participando también los proyectos.

"Debe de ser así", reconoció el alcalde de Porto do Son, quien de este modo se mostró partidario de la participación de las administraciones locales, ya que también compartió la importancia de estos proyectos para "recuperar aldeas abandonadas y revitalizar zonas rurales desfavorecidas".