Medio Rural destina más de 2,8 millones para criar en Galicia raza frisona y autóctona y reducir la "dependencia" externa
SANTIAGO DE COMPOSTELA, 17 Abr. (EUROPA PRESS) -
Galicia depende en un 16 por ciento de la importación para renovar las 79.000 vacas que cada año dejan de ser productivas debido a su envejecimiento. Con todo, esta dependencia externa se ha ido reduciendo "poco a poco". Así, si en 2005 las explotaciones gallegas acudieron a mercados de fuera de la comunidad, tanto del territorio estatal como comunitario, para conseguir 13.156 reses de entre 12 y 24 meses, el pasado año esta cifra se redujo a 10.500.
"Es un porcentaje pequeño para un país que cada año crece en producción", aclaró el conselleiro de Medio Rural, Alfredo Suárez Canal, quien ofreció estas cifras en la Comisión de Agricultura, después de que la diputada del PSdeG María Soledad Soneira Tajes alertase de que estas reses de recría son en la actualidad un "bien escaso y caro". Además, la socialista puso en cuestión la calidad genética de los animales importados a los que se acude "cuando no queda más remedio".
Por estos motivos, Suárez Canal dio a conocer el programa de ayudas de más de 2,8 millones de euros de la Consellería de Medio Rural para la cría y recría de vacas jóvenes y cebo de terneros. La finalidad, según admitió, es "reducir la importación y poder alcanzar el total de autoabastecimiento".
INCREMENTO DEL PIB.
El conselleiro sustentó esta apuesta de Medio Rural por que las vacas que se dedican a la producción de leche se críen en la comunidad en que se "adaptan mejor" al medio rural gallego y cuentan con "garantías sanitarias de calidad". Además, puso en valor que permite incrementar el Producto Interior Bruto (PIB) del sector primario, que en la actualidad supone el 4,4 por ciento de la economía gallega.
En todo caso, el conselleiro destacó que el 84 por ciento de la reposición de las reses envejecidas se lleva a cabo con vacas que fueron criadas en la propia comunidad, ya que el 66.500 de los animales que deben ser sustituidos cada año en Galicia proceden de la propia cabaña gallega.
