SANTIAGO DE COMPOSTELA, 31 Ene. (EUROPA PRESS) -

Un equipo de investigadores de la Estación de Viticultura de Galicia estudian como mejorar la calidad de los vinos tintos gallegos, al tiempo que conseguir unos mínimos de producción de uva.

Las variedades autóctonas de uva constituyen el materia de trabajo del proyecto que está llevando adelante investigadores de este centro en una proyecto que cuenta con el apoyo del Plan Galego de I+D+i de la Consellería de Innovación e Industria, a través del Programa de Recursos Agropecuarios.

Trabajar con variedades autóctonas tintas sobre la que hasta ahora en Galicia apenas existen estudios de investigación figura como la principal cualidad innovadora de este proyecto. Una de las investigadoras Emilia Díez asegura que, a diferencia de los vinos blancos gallegos, elaborados con variedades propias, "que ya alcanzaron un gran éxito en el mercado nacional y que comienzan a ser reconocidos en el mercado internacional", los tintos gozan de una "cierta calidad".

El objetivo es iniciar la selección clonal de variedades tintas recomendadas para Galicia como son el Brancellao, Caiño, Espadeiro, Ferrón , Loureiro Tinto, Mencía, Merenzao, Mouratón y Sousón.

Emilia Díez explica que el primer paso del estudio es la preselección de dos de las variedades tintas gallegas: Sousón y Brancellao. En agosto de 2005, los investigadores iniciaron las prospecciones en los municipios amparados por las D.O. Ribeiro y Rías Baixas y en zonas limítrofes.

Para ello, recorrieron las zonas de producción de estas variedades buscando cepas con más de 50 años de antigüedad, ya que la selección de cepas centenarias responde a una creencia actual, corroborada mediante la investigación, de que las cepas centenarias son resistentes a enfermedades que atacaron al viñedo en el transcurso del tiempo. Una vez localizada y marcada, la cepa está lista para su estudio sanitario en relación a enfermedades y la presencia de virus.

La selección de aquellos clones que sean más adecuados se pretende conseguir unos mínimos razonables de producción de uva, con el fin de mantener unos niveles de renta aceptables para los viticultores y escoger aquellos clones que produzcan vinos de máxima calidad y tipicidad, adaptados a las exigencias del mercado de consumo