Alecrín apoya un voluntariado de mujeres "formadas" y que eviten vínculos afectivos para acompañar a maltratadas

Actualizado: sábado, 19 abril 2008 15:07

Cinco ciudades gallegas contarán con un programa piloto de Vicepresidencia con 60 voluntarios que reforzarán la asistencia

SANTIAGO DE COMPOSTELA, 19 Abr. (EUROPA PRESS) -

Alecrín, asociación que lleva años trabajando en materia de violencia de género, apoya inicialmente la experiencia de un programa de acción voluntaria en el que otras mujeres, con formación y una actuación profesionalizada que evite vínculos afectivos, pueda acompañar en determinadas cuestiones a las víctimas de malos tratos.

La presidenta de Alecrín, Ana Míguez, en declaraciones a Europa Press, sugirió que la iniciativa que promueve la Vicepresidencia de la Xunta y que se conoce como Programa Rodela debe contar "sólo con mujeres" como voluntarias, además de considerar que es necesario asegurar que las víctimas reciban un acompañamiento "profesionalizado".

Las ciudades de A Coruña, Vigo, Ourense, Ferrol y Lugo serán las primeras en poner en marcha, con carácter "experimental" y "pionero" en el conjunto de Galicia, un programa por el que alrededor de 60 personas, en su mayoría mujeres de más de 40 años --aunque también hay algún hombre--, acompañarán a víctimas de malos tratos para evitar su soledad y ayudar en el acceso a aquellos recursos que facilitan superar la situación.

Este programa, denominado 'Rodela', está promovido por la Vicepresidencia de Igualdade e Benestar de la Xunta de Galicia, a través de la Dirección Xeral de Xuventude e Solidariedade y del Servizo Galego de Igualdade (SGI). La iniciativa echó a andar en noviembre de 2007, con la definición de acciones, la preparación de un protocolo de actuación y con la formación de voluntarios; de forma que, a partir de mayo, comenzará su ejecución práctica.

La directora del SGI, Ana Luisa Bouza, explicó a Europa Press que la Administración gallega cuenta con la colaboración de seis entidades --asociaciones de mujeres, de vecinos, de inmigrantes, etc.-- para poder ejecutar este proyecto de acompañamiento que empezará a poner en relación a voluntarios y víctimas de violencia de género a partir de mayo.

Bouza concretó que se trata de un programa "de acción voluntaria" y que el objetivo es paliar el "sentimiento de soledad y aislamiento" que tienen las víctimas de malos tratos, contribuyendo al "refuerzo" de la asistencia profesional; pero al mismo tiempo también se quiere propiciar la "implicación" de la sociedad ante esta lacra.

SIN PATERNALISMOS

En relación con el segundo objetivo, la responsable de Alecrín puntualizó que "no sirve cualquier ciudadano para atender a las mujeres víctimas de violencia de género". Por ejemplo, rechazó que pueda haber hombres acompañando a mujeres maltratadas, hasta el punto de calificarlo como "una barbaridad", ya que las víctimas "inicialmente tiene un gran rechazo a la figura masculina".

Míguez recalcó que una víctima de malos tratos o de agresiones suele tener una baja autoestima y precisa de un tiempo para "normalizar" su relación con los hombres y para avanzar en su autonomía personal.

Por ello, consideró "imprescindible" que las personas voluntarias en esta materia estén "formadas" en violencia de género, para lo que se requiere "un tiempo", con el fin de "evitar actitudes paternalistas" y también que se lleguen a formar vínculos afectivos que generen nuevas situaciones de "dependencia". Ana Míguez reconoció que "no es que tengan que tener una titulación específica", pero sí alertó del "riesgo" que supone "el voluntariado por el voluntariado".

No obstante, en la definición del programa la Vicepresidencia de la Xunta ya ha tenido en cuenta estas cuestiones. De hecho, la responsable del SGI explicó que el perfil de los voluntarios que acompañarán a las víctimas es el de adultos, principalmente, mujeres de 40 años y más, que además cuentan con un importante bagaje vital. Bouza recalcó que "no son trabajadoras sociales", sino "voluntarias"; y que se consideró "necesario" que sean personas "con experiencia en la vida" por el tipo de acción que van a desarrollar.

LABOR DE ACOMPAÑAMIENTO

La función a desempeñar por los hombres y mujeres que actúen como voluntarios del Programa Rodela será, según avanzó María Luisa Bouza, la de "hacer compañía" a las víctimas, pero sobre todo orientarlas y ayudarlas a la hora de hacerse con el parte médico de lesiones, de presentar una denuncia y en los trámites para acceder al Salario da Liberdade y también facilitar que accedan a los recursos de asistencia y servicios sociales disponibles en Galicia, entre otros.

Para ello, la directora SGI resaltó que en los últimos meses las entidades socias en el Programa Rodela y los propios voluntarios han recibido distinta formación: de tipo general, específica sobre violencia de género, sobre asistencia a las víctimas y también sobre nuevas tecnologías.

Aseguró que "no se trata de sustituir" los recursos de asistencia o protección a las víctimas, sino de crear "una red de acompañamiento" que en el futuro alcance a toda Galicia como complemento de otro tipo de servicios. Precisamente, Ana Luisa Bouza que se hará una evaluación bimensual y otra más amplia a finales de este año, con el objetivo de extender esta iniciativa a todo el territorio gallego.

BENEFICIARIAS

En cuanto al número de posibles beneficiarias de este programa, la responsable del SGI declaró que, por el inicial carácter "experimental" y "piloto", está "limitado" por su realización en cinco ciudades y por "las necesidades" y "las demandas" que expresen las propias víctimas.

Concretó que simultáneamente se podrán atender a tantas maltratadas como el número de voluntarios existentes y, a través de un cálculo estimativo, se puede considerar que al mes podrá atenderse a un mínimo de 1.800 personas acompañadas.