Los forenses ven "difícil" saber si el menor podía salvarse

Actualizado: miércoles, 9 abril 2014 17:34
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Las acusaciones elevan a definitiva su petición de 20 años de prisión para el matrimonio acusado de causarle la lesión mortal

   A CORUÑA, 9 (EUROPA PRESS)   

   Las peritos forenses ven "difícil" determinar si Fernando Sánchez Grandal, el menor de 17 años fallecido en julio de 2011 a causa de una lesión mortal con un cuchillo tras entrar en una vivienda de Pontedeume (A Coruña), pudo haberse salvado con atención médica, como sostienen sus familiares.

   "Necesitaría muchos medios y rápidamente", ha dicho una de las forenses que le practicó la autopsia y que ha ratificado que, de las 7 lesiones que le produjo al menor el cuchillo, una fue la mortal. En concreto, ha precisado que le afectó al pericardio y al pulmón y que se produjo una "perforación de la arteria pulmonar".

   La tercera de las sesiones del juicio, que se celebra con jurado en la Audiencia Provincial de A Coruña contra el matrimonio de la vivienda, José Agustín F.C., de 68 años y su mujer Carmen F.G., de 67 años, ha proseguido con la declaración de peritos.

   A su término, las partes han elevado a definitivas sus conclusiones. Las acusaciones piden 20 años de prisión, para cada uno, por asesinato y, de no estimarse, penas de entre 10 y 12 años por homicidio. Defensa y Fiscalía entienden que fue homicidio, pero reclaman que se apliquen las eximentes de "miedo insuperable" y "legítima defensa" y solicitan la absolución.

   Antes, han prestado declaración peritos del Instituto de Medicina Legal de Galicia (Imelga), del Instituto de Toxicología y de la Guardia Civil para ratificar sus informes sobre las heridas que presentaban víctima y acusado y sobre los restos de sangre. También se ha visto la reconstrucción de los hechos que en su día hicieron los acusados.

   SIETE LESIONES, UNA MORTAL

   A preguntas de los letrados, el perito del Imelga ha dicho que José Agustín F.C., de 68 años -al que se considera autor de la lesión mortal, mientras que su esposa, Carmen F.G, se le imputa también delito de asesinato como "cooperadora", por ser la persona que le facilitó el cuchillo- estaba "muy afectado" por lo sucedido.

   También ha confirmado que presentaba dos lesiones "con hematomas" y que ha considerado compatibles con la versión del procesado, de que se las produjo "por fricción contra la pared" durante el momento en que el joven se ocultaba detrás de una puerta y él esgrimía el cuchillo.

   Sobre este momento, las peritos han dicho que el joven presentaba "siete heridas", dos de ellas en la mano izquierda y que han considerado "defensivas", sin descartar la posibilidad de que el joven tratase de agarrar el cuchillo. Las demás las han definido de "erosivas", pero, excepto la que alcanzó al pericardio y al pulmón, han matizado que no eran mortales.

   HEMORRAGIA

   Asimismo, han manifestado que la muerte se produjo por una "hemorragia aguda". "Normalmente sale cierta cantidad de sangre, que es lo que produce salpicaduras", han aclarado.

   No obstante, han añadido, a las preguntas de los letrados sobre las manchas de sangre halladas en la vivienda y que los acusados, que limpiaron la casa, han tildado de "gotas se sangre"- que en ese tipo de lesión, solo una parte de la sangre sale al exterior "y otra se acumula en el tórax".

   A preguntas de la acusación particular sobre si con los medios existentes podría haberse trasladado al joven a un centro hospitalario y operarle -después de que la familia del menor reiterase este miércoles que pudo haberse salvado llamando a emergencias- han dicho que "depende del médico, de la distancia del hospital" y que tampoco permitiría "garantizar su supervivencia".

   Mientras, sobre la visión del acusado, debido a la hipermetromía que padece y que, según la defensa, limitaba su capacidad ese día por estar a oscuras y sin gafas, han dicho que tiene un grado de nitidez "medio", que le afecta "más de cerca".

AUSENCIA DE MARCAS EN EL CUELLO   

   En el juicio, ha declarado también el médico que comunicó al matrimonio la muerte del joven y que ha explicado que les tuvo que administrar un trankimazin. En particular, ha apuntado que el hombre sufrió "un ataque fuerte de ansiedad" al conocer que el menor estaba muerto.

   Al igual que el perito del Imelga, ha manifestado que no constató la presencia de marcas en el cuello, después de que el procesado asegurase que el joven le llegó a agarrar del mismo antes de esconderse detrás de la puerta de una habitación.