El periodista David Reinero publica el primer libro sobre Angrois, un accidente que "podría haberse evitado"

David Reinero, autor de 'Angrois. O AVE en anacos'
Foto: EUROPA PRESS
Actualizado: miércoles, 12 febrero 2014 10:28

Alerta de la "hipertrofia" del sistema ferroviario español y de las "dudas" sobre la comunicación entre los diversos departamentos

   SANTIAGO DE COMPOSTELA, 12 Feb. (EUROPA PRESS) -

   Transcurridos casi siete meses del accidente del Alvia en Santiago de Compostela, que se cobró la vida de 79 personas y provocó heridas de diversa consideración a más de un centenar de pasajeros, el periodista David Reinero publica 'Angrois. O AVE en anacos', un libro a modo de exhaustivo reportaje sobre una tragedia ferroviaria que "podría haberse evitado de múltiples formas".

   En una entrevista concedida a Europa Press, el autor del primer libro sobre el siniestro ferroviario ocurrido el pasado 24 de julio señala que el descarrilamiento podría haberse evitado "si el maquinista hubiese cumplido bien su trabajo, que era estar atento a la frenada que requería Angrois", pero también con la instalación de sistemas técnicos para paliar un error humano, como el despiste que sucedió en este caso.

   Al respecto, indica que ya se han acometido varias medidas tras el accidente, como la colocación de sistemas técnicos --señales y balizas ASFA de control de la velocidad--, con lo que se muestra confiado en que "no va a volver a pasar un accidente como el de Angrois" y también percibe en los maquinistas "mucha mayor concienciación en la atención que deben prestar a la conducción". Pero su libro invita al lector a extraer sus propias conclusiones, puesto que "un accidente no ocurre sólo por un despiste del maquinista, sino que hay muchos factores concurrentes".

   Reinero, periodista especializado en política e infraestructuras que trabaja para 'El País, cree que "no llegará a haber responsabilidades políticas" por esta tragedia. Pero matiza: "Si puede haber una responsabilidad política, puede ser la de permitir que el sistema ferroviario creciese de forma hipertrofiada, hasta el punto de que unos departamentos pudiesen no saber muy bien qué hacen otros".

   Admite que "lo que está claro es que ninguno de los dos grandes partidos tienen mayor interés por conocer absolutamente todas las circunstancias que rodearon al accidente", pero puntualiza que la culpa de la fragmentación de funciones y tareas en el sistema ferroviario español es "una responsabilidad política que es muy difícil atribuir a un cargo concreto".

COMPLEJIDAD DEL SISTEMA

   Así, explica que en los 150 años de historia del servicio de ferrocarril, el sistema ha ido haciéndose "cada vez más complejo" y "las dudas que arroja el accidente de Angrois es la comunicación existente entre esos departamentos de Adif, Renfe, asistencias externas, consultoras...". "Parece que todo el mundo hizo bien su trabajo, menos el maquinista, y el resultado de hacer todo el mundo bien su trabajo fue un accidente", expone para invitar a la reflexión acerca de la necesidad de "racionalizar" el sistema "dentro de su complejidad".

   "El diseño administrativo de la seguridad y del propio sistema ferroviario, en trozos dispersos, de la misma forma como se construyó el AVE gallego, dificulta las averiguaciones sobre esas otras responsabilidades, tanto técnicas como penales", asevera en su libro, que será presentado este jueves a las 20.00 horas en la Nave de Vidán, en Santiago de Compostela, en el marco del segundo aniversario de Praza Pública, coeditor, junto a 'Meubook'.

   A lo largo de 74 páginas, David Reinero busca exponer "alguna de las conclusiones técnicas que ya se pueden ofrecer", a la espera de lo que penalmente determine una instrucción judicial que vaticina que "va estar abierta durante muchos años".

CAUSA JUDICIAL

   Reinero está convencido de que "determinados técnicos intermedios, tanto de Adif como de Renfe, van a tener que dar explicaciones de su acción u omisión en lo relacionado con el accidente", al margen de que las imputaciones de los representantes del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias hayan sido levantadas por el momento. En su opinión personal, el juez que instruye la causa, Luis Aláez, "se precipitó" al decidir esas imputaciones, luego retiradas por orden de la Audiencia Provincial.

   Precisamente sobre el magistrado, el autor de 'Angrois. O Ave en anacos' cree que, si se llega a materializar un relevo del instructor por la solicitud de cambio de destino de Aláez, "podría quedar en el aire la duda de si, al cambiar de juez, se puede llegar a cerrar en falso el caso". En este sentido, reconoce que "no beneficia a la imagen que los ciudadanos tienen de la justicia el hecho de que se cambien los jueces durante la instrucción o que dure demasiados años".

   Y en este punto es en el cual Reinero detecta uno de los paralelismos de la causa de Angrois con la del 'Prestige', con una sentencia que se demoró más de una década. Así, observa "similitudes" también en las complejidades del sistema marítimo y el ferroviario y en que las caras visibles de la catástrofe son, por una parte, un capitán y por otra, un maquinista que también se enfrenta a una condena que no supone muchos años de cárcel.

   En su libro, escrito con una vocación divulgativa "para que cualquier lector" pueda entender "la complejidad del sistema ferroviario", David Reinero va desgranando las diversas decisiones que se adoptaron sobre la línea Ourense-Santiago-A Coruña, pero el autor no cree que "ningún político tuviera en su cabeza el ahorro a la hora de tomar decisiones" y que esto pudiese haber disminuido los estándares de seguridad. "La línea costó 2.500 millones de euros, con esas cantidades, no creo que ahorrar unos pocos millones estuviera en la cabeza de ningún político", afirma.

AUTOCRÍTICA

   Eso sí, hace "autocrítica" sobre la labor de los medios de comunicación porque "rápidamente se olvidó el caso" y como prueba pone que, tan sólo dos meses después del accidente de Angrois, fue hallado el cadáver de la niña Asunta Basterra, caso en el cual están volcados "cientos de periodistas de toda España", mientras que en el siniestro en el que fallecieron 79 personas "se pueden contar con los dedos de una mano los periodistas que siguen investigando".

   Precisamente "la falta de autocrítica" es lo que echa de menos en relación al dispositivo de emergencias desplegado por el siniestro ferroviario, con el propósito "de mejorar". Sí cree que se han extraído enseñanzas del siniestro como que se estudie anclar mejor los asientos o mejorar los dispositivos de retención de los equipajes. "Es absurdo que el tren no tenga cinturones de seguridad", determina.

   No obstante, apunta que no ha trascendido que se analice la circunstancia de que algunos pasajeros del Alvia estaban de pie en el momento del descarrilamiento porque ya había sonado por megafonía que estaba próxima la estación de Santiago de Compostela. Preguntado si cree que es necesario cambiar la forma de viajar en tren y adoptar medidas como la identificación de los pasajeros, apunta que no deberían empeorarse los tiempos de acceso al convoy "por excesivos controles", ya que restaría una de las ventajas de este medio de transporte, que es la rapidez para embarcar y desembarcar.

   A su juicio, en el ámbito técnico "queda claro que el siniestro de Angrois era evitable, como casi todos", tal y como subraya en su libro, tras hacer un repaso desde la génesis del "entonces bautizado como el AVE gallego" en julio de 2001, hasta desembocar en los detalles que rodearon al accidente y los diversos actores que intervinieron en él y en la investigación. En el entorno penal, en que habrá que determinar si el siniestro además de evitable era previsible, el autor concluye que "será la Justicia la que hable".

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