Pesca.- Más de 3.300 bateas y 11.500 empleos convierten al sector mejillonero en un puntal de la economía marítima

Actualizado: domingo, 23 septiembre 2007 12:12

El 40% de la población activa de algunos municipios está relacionada con el negocio del mejillón, que en 2005 facturó 140 millones

VILAGARCÍA DE AROUSA (PONTEVEDRA), 23 Sep. (EUROPA PRESS) -

La proliferación de bateas en las rías gallegas hasta superar las 3.300 y conseguir la creación de 11.500 puestos de trabajo ligados al negocio del mejillón --8.500 de ellos directos en la actividad productiva-- han convertido al sector mejillonero en un puntal de la economía marítima de Galicia.

El espectacular desarrollo conseguido por este sector en sus 60 años de historia, tras vivir un largo proceso transformador que ha convertido a Galicia en líder mundial en cultivo de mejillón para consumo humano, ha hecho que en algunos municipios costeros, como es el caso de Vilagarcía de Arousa, el 40% de su población activa esté relacionada con este negocio.

El Consello Regulador do Mexillón, "una organización altamente competitiva basada en un sistema de economía familiar", tal y como lo define su presidente, Ramón Dios, cuantifica en 300.000 toneladas la carne de mejillón puesta a la venta el año pasado, lo que supuso unos 140 millones de euros de volumen de facturación.

No obstante, es ahora cuando el sector mejillonero gallego vive uno de sus mejores momentos tras la consecución de la Denominación de Origen Protegida 'Mexillón de Galicia', que el pasado 13 de septiembre fue publicada en el Diario Oficial de la Unión Europea, y que significa el reconocimiento no sólo a la calidad de un producto, sino también de un sector que ha visto como la producción y comercialización ha evolucionado hasta convertirse en uno de los referentes acuícolas a nivel internacional.

La consecución de este distintivo, según explica el presidente del Consello Regulador "es un logro para todo el sector", ya que constituye un instrumento que va a permitir que el producto sea "conocido y valorado en todo el mundo". Pese a los varios países competidores, esta organización destaca que la diferenciación del producto gallego y la expansión de la utilización de la marca 'Mexillón De Galicia' se erige como un punto de apoyo gracias al que los consumidores y restauradores sabrán en todo momento que el producto que llevan a sus casas y a los restaurantes "es de calidad y el que más satisface sus expectativas".

TRANSFORMACIÓN.

El sector ha vivido un largo proceso de transformación hasta convertirse en ejemplo para que otros países adopten su sistema organizativo y de producción y se conviertan ahora en competidores de los gallegos. Según Ramón Dios, el mayor competidor de la comunidad es China, pero el incremento a nivel mundial se ha experimentado en todas las partes del mundo, y hay más de 50 países productores.

No obstante, los sectores de esos países nacen con "la ventaja" de que todo el saber hacer de 60 años de mejora sectorial, productiva y organizativa aplicada en las bateas gallegas. Así, el Consello Regular destaca el caso de países suramericanos que se beneficiaron de intercambios tecnológicos con convenios institucionales. "Hemos aportado todo nuestro conocimiento y ahora le sirve para poner en marcha sus propias estructuras de trabajo", expone Ramón Dios.

EVOLUCIÓN

El sector mitícola gallego nació en la década de los 40, amparado en unas condiciones fitoplantónicas inigualables, con una climatología adecuada y una geografía marítima como es la de las rías gallegas, lo que permitía un cultivo sistemático de mejillón basado en un método pionero: la batea.

El primero de estos sistemas se fondeó en el año 1945, cuando el Marqués de Aranda y Señor de Rubianes, el señor Ozores Saavedra, propietario de 'Viveros del Rial' decidió intentar el cultivo de mejillones suspendidos. Así, se fondeó en la ría de Arousa la primera batea, que consistía en un flotador en forma de cubo hecho de madera que soportan un entramado, también de madera, donde se colgaban unos pocos metros de cuerda de esparto crudo. Al año siguiente, y ante los resultados experimentados por este pequeño prototipo ya se habían instalado en el puerto de Vilagarcía de Arousa, un total de diez bateas.

Con este invento, los productores gallegos encontraron un sistema de cultivo que permitió al mejillón alimentarse durante las 24 horas del día, manteniéndose limpio y alejado de los depredadores. Así se constató que el mejillón crece rápidamente, consiguiendo un tamaño comercial antes que en otras zonas de cultivo, y quedó patente una alta rentabilidad del producto con su venta.

En los años posteriores comienza la época de expansión de las bateas en las rías gallegas, iniciándose los fondeos en la ría de Vigo en 1949; en 1954 en Cambados, O Grove, Bueu, Redondela y Pobra do Caramiñal, y los dos años siguientes en Sada y la ría de Muros.

El rápido crecimiento del sector pudo llegar a ponerlo en peligro en las épocas de crisis, ya que muchos optaron por abandonar el cultivo al no poder mantener un nivel de precios rentable. Por ello, la administración limitó el número de concesiones para la explotación de bateas, fijando posteriormente tanto la superficie máxima de batea como el número máximo de cuerdas permitidas y su longitud máxima.

CULTIVO.

Pero de forma paralela a la expansión de las bateas por las rías gallegas, también evolucionaron las propias estructuras de producción, de forma que se han perfeccionado con el paso del tiempo, aplicando nuevos y modernos sistemas tanto de extracción como de trabajo posterior del mejillón hasta que llega al mercado. A pesar de esta evolución que se ha experimentado a lo largo del tiempo, los productores gallegos aplican desde siempre especial esmero en un cultivo que "no incorpora ningún tipo de aporte artificial para potenciar el engorde del mejillón e incluso para la prevención o tratamiento sanitario".

"El sector ha evolucionado muchísimo y de forma muy importante", explica el Consello Regulador. Pero no sólo ha evolucionado la forma de cultivo y comercialización, sino que además se vio modificado en diversos aspectos el proceso de control de detección de episodios de fitoplancton tóxico, lo que popularmente se conoce como las mareas rojas.

Tras la transferencia de competencias a la consellerías de Pesca y Sanidade, se impulsó el Centro de Control de Calidade do Medio Mariño, que se convirtió en un centro de de control puntero a nivel internacional y que, además de controlar las condiciones oceanográficas y fitoplanctónicas de las zonas de producción y de calidad microbiológica y química de las aguas, se especializó en la determinación y cuantificación de las biotoxinas de origen fitoplanctónico del mejillón en batea.

Actualmente los controles son más intensos y, de hecho, están definidos en más de 230 puntos de control en el medio donde se desarrolla el mejillón. Los métodos de detección son actualmente más precisos y estandarizados por lo que permiten asegurar las garantías sanitarias del mejillón gallego.

Así, desde su puesta en marcha, una de las tareas principales del Consello Regulador do Mexillón de Galicia es el control de calidad del producto, motivo por el cual el producto, una vez llega a puerto, pasa el primer control de calidad, y después es transportado hasta el centro depurador donde se garantiza que llegue al mercado conservando toda su frescura, sabor y textura.

Los controles también se llevan a cabo en empresas comercializadoras y transformadoras, comprobándose que la manipulación, depuración, envasado y procesado se están efectuando de forma correcta, y adaptando el producto final a la normativa establecida. Finalmente, se inspeccionan los puntos de venta para comprobar el estado final del producto antes de su adquisición por el consumidor.