A CORUÑA, 22 Sep. (EUROPA PRESS) -
La Diputación de A Coruña entregó el premio Otero Pedrayo 2006 a la Real Academia Galega y al Laboratorio de Formas de Galicia en un acto celebrado en el Pazo de Mariñán y que tiene por objeto reconocer la labor constante de dignificación de la cultura gallega, así como promocionar los valores de la comunidad gallega.
El acto contó con la presencia de representantes de las cuatro diputaciones gallegas, la Xunta, las universidades de A Coruña, Santiago y Vigo, entidades culturales de Galicia, gran parte de los miembros de la Academia Gallega y representantes del Laboratorio de Formas de Galicia, así como miembros de la familia de Díaz Pardo.
El presidente de la Diputación de A Coruña, Salvador Fernández Moreda, realizó un breve repaso de la historia del premio que lleva el nombre de "un hombre bueno y generoso, de un maestro, de un polígrafo que sembró con su pluma el amor a Galicia, de quien dejó toda una vida de trabajo dedicado a estudiar el pasado y el presente para llenar de luz y esperanza el futuro".
Fernández Moreda hizo mención al aniversario de la Real Academia Galega "que cumple 100 años de vida con una trayectoria llena de dificultades, como también lo es la historia de esta tierra en el último siglo".
El presidente provincial alabó la figura del intelectual Isaac Díaz Pardo, "memoria viva, testigo de trabajo incansable y de esperanza, ejemplo de tenacidad y compromiso" y que, junto con Luis Seoane, Andrés Fernández Albalat y los ilustres gallegos creó el Laboratorio de Formas de Galicia.
Por su parte, el presidente del Consello da Cultura Galega (CCG), Ramón Villares, afirmó en su intervención que Ramón Otero Pedrayo "estaría gozoso de prestar su nombre a este premio y a estos premiados".
En referencia a la Real Academia Galega, Villares consideró que "constituye la institución más emblemática de la identidad cultural de Galicia".
El presidente del CCG afirmó también que el galardón al Laboratorio de Formas de Galicia "premia una idea innovadora, concebida en tiempos difíciles y con poca luz al final del túnel en la que vivían sus creadores", que apostó por conjugar raíces y universalidad creando una "cultura con raíces".
Ramón Villares destacó la voluntad de ambas instituciones por "esculpir en la piedra del tiempo un sentido de Galicia y un compromiso con su cultura, que sirva de guía para sus herederos".
