La tranquilidad prevalece en Santiago al tiempo que la ciudadanía se guía por la prudencia

Una calle de Santiago la mañana del 13 de marzo de 2020, horas antes de que el Gobierno central declarase el estado de alarma por el coronavirus
Una calle de Santiago la mañana del 13 de marzo de 2020, horas antes de que el Gobierno central declarase el estado de alarma por el coronavirus - EUROPA PRESS
Publicado: viernes, 13 marzo 2020 18:50

   SANTIAGO DE COMPOSTELA, 13 Mar. (EUROPA PRESS) -

   Un paseo por las principales calles del casco histórico de Santiago revelan un sentir general que transmite tranquilidad y prudencia a partes iguales. La ciudadanía sigue transitando las aceras mientras los turistas, aunque en menor medida, continúan fotografiando cada callejón, tienda o entorno digno de postal.

   Los repartidores, dependientes o empleados que trabajan cara al público tampoco han cesado en su rutina. El Mercado de Abastos, por ejemplo, ha sido uno de los establecimientos que han abierto sus puertas con normalidad.

   La mayoría de los comerciantes que tienen un negocio allí contaban con productos frescos esta mañana de viernes. Verduras, frutas, pescado, carne y otros alimentos llenaban los mostradores de estos negocios que con mayor premura se vaciaban en los supermercados del Ensanche.

   Por alguna razón el papel higiénico es uno de los productos que dejan el hueco más grande en las estanterías de estos negocios, mientras que encontrar desinfectantes de manos se convierte en una tarea más que complicada en las farmacias santiaguesas.

   El estado de alarma también ha provocado que el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, anunciase hoy que los mercados de Salgueiriños y Amio cierran sus puertas hasta que termine esta situación. Por su parte, el de Abastos seguirá en funcionamiento para cubrir las necesidades de abastecimiento de la población.

NO CUNDE EL PÁNICO

   Esta misma población es la que sigue ocupando la vida pública de una ciudad que se desarrolla entre calles estrechas y suelos empedrados, hoy iluminados por el Sol. Quizás estos rayos medio primaverales han motivado que las personas paseasen, manteniendo las distancias, durante la mañana de viernes.

   Otros pocos, por el contrario, preservan la costumbre de caminar de la mano o de gancho, aunque la mayoría dejan esos gestos para otros momentos en los que el contacto físico vuelva a ser un hábito. Mientras tanto, la misma premisa se repite en diferentes bocas con otras palabras: "te daría un abrazo, pero mejor no"; "no te acerques mucho que te contagio" y otra clase de saludos que se mezclan con la ironía y la responsabilidad social.

   A pesar de que se respira tranquilidad, o mejor dicho, no cunde el pánico, todas las conversaciones versan sobre lo mismo: el coronavirus. Un hombre y una mujer que se han encontrado en la calle tienen claro que "ya tenían que haber cerrado la comunidad de Madrid", mientras que otros se preguntan si al final no van a poder salir de casa o "qué es lo que va pasar".

RESPONSABILIDAD SOCIAL

   Para esa pregunta hay pocas respuestas, pero las previsiones de Sanidad apuntan a que la curva de contagio seguirá en aumento durante la próxima semana. A nivel individual, las acciones más efectivas pasan por lavarse las manos y el aislamiento social.

   Esta última medida repercute directamente en los establecimientos de ocio, los bares y los restaurantes que en Santiago permanecen abiertos y que este viernes cubrían sus terrazas con mesas y sillas para sus clientes. Sin embargo, algunas cafeterías como 'Venecia', en la Rúa do Hórreo, ha informado que todo el que quiera tomarse un café en su local, lo hará a más de un metro de distancia de otra persona.

   Este tipo de medidas se van instaurando en la vida diaria para asumir esa responsabilidad social a la que no dejan de hacer referencia ni el Ayuntamiento de Santiago, ni la Xunta, ni el Gobierno central.

SIN AGLOMERACIONES

   Asimismo, estas tres administraciones también han insistido en que la población evite el transporte público urbano. Los buses amarillos funcionan este viernes en la ciudad, pero la aglomeración de personas es más difícil de encontrar.

   Algún usuario habitual de este tipo de transporte sostiene la idea de que estos últimos días ha percibido que los buses viajan "inusualmente vacíos" y lo que se supone que es hora punta "parece un día de verano a las seis de la tarde".

   A pesar de todo, a la Praza do Obradoiro llegan peregrinos a cada momento --con mascarillas y sin ellas-- para admirar la Catedral por fuera, ya que este viernes ha cerrado sus visitas para evitar convertirse en un foco de contagios.

   La calma prevalece en el ambiente, aunque las precauciones que toma la mayoría obedecen a las recomendaciones que se han trasladado desde las autoridades y que irán cambiando en función de la evolución en el territorio.