Los 100.000 refugiados de Zaatari mantienen la esperanza de volver muy pronto a Siria

Campo de refugiados de Al Zaatri
Foto: MUHAMMAD HAMED / REUTERS
 
Actualizado: domingo, 1 junio 2014 9:36

Más de la mitad han conseguido tener ingresos propios y las prioridades se centran ahora en las infraestructuras

   MADRID, 1 Jun. (EUROPA PRESS) -

   Zaatari, en el norte de Jordania, tiene el dudoso honor de ser el segundo campo de refugiados más grande del mundo por dar cobijo a unos 100.000 sirios que han huido de los más de tres años de guerra civil en su país y que, pese a que el conflicto parece enquilosado y el presidente Bashar al Assad va camino de su reelección este martes, no han perdido la esperanza de volver a su país.

   El campo fue inaugurado en julio de 2012 por el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR) y desde entonces han pasado por él unos 400.000 sirios, algunos de los cuales, los menos, han vuelto a Siria, mientras que otros muchos han optado por instalarse en otros puntos del país con familiares o por sus propios medios.

   En la actualidad "tenemos una población estable de unos 100.000 refugiados, pero estamos llevando a cabo un proceso de verificación para revisar quiénes residen de forma permanente aquí", explica a Europa Press el portavoz de ACNUR en Zaatari, Gavin White. Este proceso de verificación, aún en curso, ha determinado que hay al menos 80.000 refugiados y se estima que la cifra definitiva rondará los 90.000.

   A finales de abril de 2013 Zaatari llegó albergar a unos 200.000 refugiados, pero esta cifra ha ido disminuyendo entre otras cosas porque no ha habido "éxodos masivos" en los últimos meses desde Siria y porque desde abril está operativo un nuevo campo de refugiados en Azraq, aclara White.

   Así, de las 3.000 llegadas al día que había de media en 2013 se ha pasado a "unas 50 o 60" en la actualidad que se limitan a aquellos que ya tienen familiares en el campo o a los menores no acompañados que cruzan la frontera, ya que en Azraq por ahora no hay instalaciones preparadas para ellos, precisa.

   Según las estimaciones de ACNUR, los menores de 18 años representan más de la mitad de los refugiados residentes en Zaatari, mientras que los menores de 5 años se sitúan en torno al 15-20 por ciento.

   En el caso de los menores, además de tener acceso a la educación y a la atención médica necesaria, se trabaja para que "puedan ser niños en este contexto", creando espacios especialmente habilitados para ellos, como los siete campos de fútbol y los equipos que promueve la UEFA, que tiene "un gran papel" en el campo, y con otro tipo de "actividades lúdicas".

   En Zaatari se ha pasado de la fase de la emergencia inicial, cuando se puso en marcha el campo y se produjo la llegada masiva de los primeros refugiados, a una fase "más centrada en el desarrollo" que lo que busca es atender las necesidades de organización y de infraestructura del campo, según el portavoz de ACNUR.

Campo de refugiados

DOCE 'BARRIOS'

   Así, para facilitar su funcionamiento y la coordinación con las decenas de ONG que prestan su asistencia, recientemente se ha dividido el campo en "doce 'barrios' en los que residen entre 8.000 y 12.000 refugiados.

   Además, "estamos estableciendo comités" en los que representantes de los refugiados "asumen responsabilidades sobre lo que ocurre en sus distritos, plantean los problemas que hay y cómo podemos mejorar la asistencia en estas zonas", precisa White.

   Por otra parte, dado que los refugiados de Zaatari tienen un nivel de educación alto en comparación como los refugiados en los países africanos, donde la capacidad de responder ante sus necesidades es "limitada", disponen de más medios para hacer frente a los problemas que hay.

   Hay personas "con todas las capacidades que necesitarías en una ciudad, como electricistas o fontaneros" con lo cual están proliferando "muchas iniciativas propias" para mejorar las condiciones de vida de los refugiados, subraya el portavoz.

PROPIOS NEGOCIOS

   Asimismo, han sido muchos los refugiados sirios que han optado por poner sus propios negocios. En la actualidad, según White, hay 3.500 tiendas y "más de la mitad de los refugiados tienen algún tipo de ingreso informal", que se suma a la asistencia que les ofrecen las organizaciones humanitarias, principalmente en materia sanitaria, de educación y alimentaria.

   En este sentido, cada dos semanas reciben 20 dinares jordanos (unos 20,7 euros) para poder adquirir alimentos y otros bienes de primera necesidad en los supermercados del campo. Además, cada día se reparten 25 toneladas de pan y 35 litros de agua por persona mediante 75 camiones.

   Este último aspecto es uno de los que se quiere mejorar en un futuro, ya que el sistema de reparto de agua resulta "muy costoso", según White. También se quiere mejorar el suministro eléctrico y la gestión de las aguas residuales, ya que aunque existen letrinas públicas "algunas familias han creado sus propias letrinas informales, lo que plantea problemas medioambientales y sanitarios".

   En Zaatari, subraya el portavoz, están cubiertas las necesidades básicas a diario, pero no por ello las condiciones de vida son fáciles. El campo está "en una zona semidesértica, cuando hay viento hay tormentas de arena y hace mucho calor en verano", explica.

Campo de refugiados

SIGUEN DE CERCA LO QUE PASA EN SIRIA

   Los refugiados que se encuentran en el campo proceden en su mayoría de la región de Deraa, en el sur de Siria, y son todos contrarios al régimen de Bashar al Assad, así que "no se han traído el conflicto aquí". En general, "siguen muy de cerca lo que pasa en Siria" y de hecho todavía parecen sentir que siguen en su país.

   "Cuando hablan por ejemplo de Mafraq, la ciudad jordana más próxima, se refieren a ella como 'en Jordania', como si Zaatari fuera Siria", relata White. Además, todos tienen claro que quieren volver a su país, cuya frontera está a tan solo 12 kilómetros.

   "Si hablas con ellos te responden 'si nos dices que podemos volver, nos iremos esta misma tarde'", añade el portavoz, que recuerda que al principio, los primeros que llegaron, tuvieron algunos "incidentes" con los cooperantes puesto que lo que querían eran armas para poder combatir.

   "No queremos tu ayuda humanitaria, no queremos alimentos, queremos armas, si no nos las vais a dar, entonces haced algo para detener el conflicto", eran sus palabras, según White. Ahora, todos parecen ser más conscientes de que deberán quedarse durante algún tiempo ya que "nadie sabe cómo se resolverá todo esto", y los propios jordanos se han hecho a la idea de que Zaatari seguirá abierto "dos o cuatro años".

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