Los 27 respaldan la Unión por el Mediterráneo porque no excluye a ningún país

Reuters
Actualizado: jueves, 13 marzo 2008 23:25


BRUSELAS, 13 Mar. (EUROPA PRESS) -

Los líderes europeos apoyaron hoy en términos generales el proyecto de Unión por el Mediterráneo acordado por el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y por la canciller alemana, Angela Merkel, porque permitirá reforzar la cooperación entre la UE y los países del norte de África y Oriente Próximo y sobre todo porque se integrará en las estructuras comunitarias y porque incluye a todos los Estados miembros, y no sólo a los países costeros como quería en un principio Sarkozy.

Sarkozy y Merkel aprovecharon la cena de trabajo de la cumbre de primavera para presentar su proyecto al resto de jefes de Estado y de Gobierno. La canciller había rechazado la idea inicial del presidente francés por considerar que acabaría dividiendo a la UE y que excluía a Alemania de un área importante de integración comunitaria. También temía que pudieran usarse fondos europeos para un proyecto en el que no podían participar todos los Estados miembros.

El presidente francés ha acabado cediendo a las exigencias alemanas y modificando su proyecto inicial, lo que le permitió llegar a un acuerdo con Merkel en la reunión que ambos mantuvieron a principios de mes en Hannover (Alemania). En su proyecto conjunto, París y Berlín proponen que la Unión por el Mediterráneo tenga dos copresidentes, uno procedente de los Estados miembros y otro de los países del sur del Mediterráneo. También abogan por crear un secretariado permanente.

La canciller alemana explicó antes del inicio de la cumbre que la Unión por el Mediterráneo servirá para reforzar el Proceso de Barcelona, que desde 1995 ya reúne a los países de la UE y a 10 países del norte de África y Oriente Próximo --Argelia, Marruecos, Egipto, Israel, Jordania, Líbano, Autoridad Palestina, Siria, Túnez y Turquía--, aunque hasta ahora no ha dado grandes resultados.

Merkel destacó la "importancia" para ella "de que todos los miembros (de la UE) estuvieran integrados" en el proyecto, y no sólo los países europeos que lindan con el Mediterráneo, tal y como propuso Sarkozy en un principio. Subrayó que el proceso de Barcelona tenía "muchas cosas buenas, cosas concretas, buenos proyectos políticos", aunque admitió que "se ha ralentizado".

"Por ello, necesitamos reforzar su dinámica (ya que) es importante ponerlo en un nuevo estadio. No cambiaremos los instrumentos, pero deberíamos reactivarlo políticamente y mirar bien que el dinero que se va a poner se utiliza bien y correctamente", aclaró.

Por su parte, el secretario de Estado de Asuntos Europeos, Alberto Navarro, dijo que España apoya este proyecto de Unión por el Mediterráneo porque en él "siguen vigentes" los "principios básicos" del Proceso de Barcelona, que fue impulsado por España.

"Los principios básicos del Proceso de Barcelona siguen vigentes", aseguró Navarro, quien destacó entre estas bases la asociación "entre iguales", es decir, la imposibilidad de que los países del norte, "menos aún sólo dos Estados miembros", puedan tomar las decisiones "en nombre de todos".

Por eso advirtió de la necesidad de que Europa no lance el mensaje de que este proyecto "está ya cerrado" porque hay que "hablarlo en pie de igualdad" con los vecinos del sur, dado que el "espíritu de Barcelona" ha sido "siempre el de la copropiedad de todos los socios de este proceso".

Navarro afirmó incluso que el Proceso de Barcelona "está más vivo que nunca" con este "nuevo impulso" que se abriría con la Unión por el Mediterráneo, término que, recordó, propuso el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, en la reunión que mantuvo en Roma en diciembre pasado con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, y el primer ministro italiano, Romano Prodi, donde sentaron las bases de la iniciativa.

Según el secretario de Estado, la posición española en torno a la denominación final de la iniciativa es que pasara a llamarse 'Proceso de Barcelona: Unión por el Mediterráneo'.

Con respecto a las propuestas que hasta el momento Francia y Alemania han dado a conocer de esta iniciativa, a España, continuó Navarro, le parece "positivo" que se quiera "institucionalizar" el Proceso de Barcelona con la creación de un "secretariado con dos codirectores del norte y del sur" y con la celebración de cumbres cada dos años, dado que a España le tocaría organizar durante su presidencia europea de 2010 la segunda cumbre de la Unión por el Mediterráneo y que tendría lugar "en España o en un país del sur".

LA DIFICULTAD DE LAS COPRESIDENCIAS

Aunque España también considera una "buena" idea la propuesta de que la Unión tenga dos copresidencias, advirtió de que habrá "muchas dificultades" para sacarlo adelante, dado que los países árabes no aceptarán nunca que Israel copresida alguna vez esta Unión en representación de los países del sur.

España saluda asimismo la iniciativa que figura en la propuesta francoalemana de que la Unión se centre en la concreción de proyectos, sobre todo en lo que se refiere a la descontaminación del Mediterráneo, la protección civil en incendios y seísmos, la creación de un centro común de investigación, la cooperación migratoria o en energías renovables, añadió.

También el Alto Representante de la Unión Europea para la Política Exterior y de Seguridad Común, Javier Solana, expresó su apoyo al proyecto de Unión por el Mediterráneo por considerar que contribuirá a mejorar las relaciones entre Europa y los países del Mediterráneo. "Yo creo que todo lo que se pueda hacer para que las relaciones entre Europa y los países de la cuenca Mediterránea sean mejores, más profundas, cuando nos vamos aproximando a todos los problemas del siglo XXI, se debe hacer", dijo.

En el mismo sentido se expresó el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso. "Desde el principio pensamos que era una buena idea que hubiera un mayor compromiso de la UE con el Mediterráneo", explicó Barroso en una comparecencia ante los medios. El presidente del Ejecutivo comunitario señaló que, "al mismo tiempo, era importante que todos los Estados miembros estuviesen implicados". Una vez que "parece que esta condición se cumple" y, "aunque hay que discutir algunos aspectos institucionales", "realmente apoyamos la idea", concluyó.