MADRID, 5 Oct. (EUROPA PRESS) -
El número de ataques talibán sufridos por las ONG que operan en Afganistán ha caído en lo que va de año pese al incremento generalizado de la violencia en el país. "La violencia armada ha crecido extraordinariamente --ahora es entre un 50 y un 60 por ciento mayor que el año pasado-- pero los incidentes relacionados con ONG están bajando", ha dicho el lunes el director del Departamento de Seguridad de las ONG en Afganistán, Nic Lee.
Las ONG no creen que los insurgentes talibán mantengan la estrategia de atacar deliberadamente a los cooperantes. Lee aseguró además que en algunas zonas donde trabajan estas organizaciones los talibán prohíben los ataques contra su personal.
Los insurgentes están detrás de 483 incidentes de seguridad durante las elecciones parlamentarias del 18 de septiembre, pero solo dos proyectiles de mortero cayeron cerca de instalaciones de ONG y nadie resultó herido en dichos sucesos.
No obstante, Lee matizó que los riesgos y los "daños colaterales" que suponen las bandas criminales obstaculizan las misiones de ayuda. Según ANSO, entre el 1 de enero y el 15 de septiembre los grupos humanitarios han sufrido 84 ataques.
En agosto murieron diez empleados de Misión de Ayuda Internacional (IAM) y otros tres de Oxfam Internacional en dos sucesos aislados ocurridos en la provincia de Badajshan, en el norte del país. Dos de los miembros de IAM, los estadounidenses Dan Terry y Tom Little, habían trabajado en Afganistán desde 1970 y gozaban de gran reputación.
"Oxfam no ha reanudado sus actividades en Badajshan pero un equipo de seguridad evalúa actualmente la situación", dijo recientemente Louise Hancock, portavoz de la ONG en Kabul citada por la agencia de noticias humanitarias de la ONU (IRIN).
Muchas de estas organizaciones no disponen de armas ni de guardias de seguridad, sino que tienden a negociar su situación con los líderes locales. Sin embargo, en lugares sin un control definido del Gobierno o de los talibán, donde las bandas criminales actúan impunemente, los activistas corren el riesgo de ser secuestrado o de que les roben.
