Carteles electorales en Kabul
REUTERS / OMAR SOBHANI
Actualizado: viernes, 19 octubre 2018 11:34

Diez candidatos han muerto durante la campaña en atentados de los insurgentes

El 16% de los candidatos son mujeres, las cuales suponen además el 32% del censo

MADRID, 19 Oct. (EUROPA PRESS) -

La población de Afganistán acudirá este sábado a las urnas para unas elecciones parlamentarias marcadas por una campaña oscurecida por decenas de atentados ejecutados por los talibán, que han llamado al boicot y amenazado con perpetrar nuevos ataques durante la votación.

Los comicios serán los primeros a la Wolesi Yirga (la cámara baja del Parlamento) desde septiembre de 2010, dado que, pese a que estaban previstos para octubre de 2016, fueron aplazados en dos ocasiones debido a la falta de garantías de seguridad y las disputas sobre cómo garantizar su limpieza. Esto obligó al presidente, Ashraf Ghani, a prorrogar el mandato del Parlamento, que expiró en 2015.

Los comicios parlamentarios, los terceros que se celebran desde la caída de los talibán en 2001 tras la intervención militar extranjera encabezada por Estados Unidos, se celebrarán junto a las elecciones locales en todas las provincias del país, a excepción de Ghazni --donde han sido aplazadas sin fecha--.

Nuevamente, las elecciones se celebrarán bajo la sombra de la amenaza talibán contra los colegios electorales --a la que se suman posibles atentados por parte del grupo yihadista Estado Islámico--, después de una campaña marcada por la muerte de un total de diez candidatos y numerosos ataques contra mítines y otros actos políticos.

Los últimos días de la campaña se han visto ensombrecidos además por el asesinato el jueves del jefe de la Policía y el de los servicios secretos de la provincia de Kandahar (sur), una de las plazas fuertes de los talibán. Como consecuencia de estos hechos, las autoridades han aplazado una semana la votación en esta provincia, importante bastión de los talibán.

LOS TALIBÁN LLAMAN AL BOICOT

Los insurgentes emitieron su comunicado rechazando las elecciones en un momento estratégico, coincidiendo con la visita al país del enviado de Estados Unidos para Afganistán, Zalmay Khalilzad, quien se reunió con Ghani para intentar trazar la estrategia para dar inicio a un proceso de paz con los talibán, que hasta ahora lo han rechazado.

Así, el portavoz de los talibán, Zabihulá Muyahid, denunció que Washington está intentando usar las elecciones para legitimar su presencia en el país y sostuvo que "a la gente se le da el sentimiento engañoso de tener el libre derecho de depositar su voto con el fin perverso de minimizar su resentimiento contra la ocupación extranjera".

Por ello, reiteró la postura del grupo de que "la solución real a la crisis afgana en curso está en la completa retirada de todas las fuerzas ocupantes extranjeras y la restauración de una soberanía islámica pura", tras lo que los talibán continuaron con sus ataques, centrándose más en los actos políticos y los candidatos al Parlamento.

En respuesta, el portavoz del Ministerio del Interior afgano, Nayib Danish, anunció el despliegue de 50.000 miembros de las fuerzas de seguridad en los cerca de 27.000 colegios electorales que estarán abiertos durante la jornada para intentar garantizar la seguridad, al tiempo que resaltó que esta cifra podría aumentar "si fuera necesario".

A la amenaza que suponen los talibán se suma Estado Islámico, especialmente activo en el este y algunas zonas del norte del país y que ha perpetrado varios atentados en los últimos meses en la capital, Kabul, pese al incremento de las operaciones de las fuerzas afganas e internacionales contra el grupo.

Pese a ello, Ghani hizo el mismo jueves un llamamiento a la población para que acuda a las urnas argumentando que son importantes para "decidir el futuro de los niños afganos", al tiempo que agregó que las elecciones cumplirán todas las garantías técnicas y de seguridad y que serán "históricas, justas y transparentes".

VOTACIÓN EN MEDIO DEL CONFLICTO

Las elecciones son consideradas como una nueva prueba en el proceso de democratización de Afganistán tras la caída de los talibán, en medio de los intentos de Kabul de llevar a los insurgentes a la mesa de negociaciones.

Estos han rechazado hasta ahora iniciar conversaciones directas y han exigido contactos previos con Estados Unidos para que retire las tropas del país, llegando a hacer oídos sordos a una oferta de Ghani que contemplaba un acuerdo de alto el fuego y la liberación de insurgentes que se encuentran encarcelados en el país.

El conflicto ha desplazado en lo que va de año a más de 250.000 personas y se ha cobrado la vida de casi 2.800 civiles, mientras que otros 5.250 han resultado heridos en los primeros nueve meses del año.

A la inseguridad se ha venido a sumar en los últimos meses una grave sequía que está azotando principalmente el oeste del país y que deja ya más de 263.000 desplazados, muchos de los cuales se han refugiado en ciudades como Herat o Qala-i-Naw y que apenas están recibiendo ayuda.

En este contexto, en el que conviven inseguridad, sequía y pobreza, la ONU estima que hay en unos 5,5 millones de afganos necesitados de ayuda humanitaria y 7,6 millones de personas que tienen problemas para garantizar su siguiente comida. Pese a las importantes necesidades, de los 546,6 millones de dólares solicitados por la ONU para 2018 solo se ha recibido hasta ahora el 34 por ciento.

EL FUNCIONAMIENTO DE LAS ELECCIONES

A pesar de este difícil contexto, un total de 2.565 candidatos --entre ellos 417 mujeres-- se disputarán los 250 escaños de la cámara baja del Parlamento, con listas separadas para cada provincia.

La Asamblea Nacional está integrada por la Wolesi Yirga y la Meshrano Yirga (Cámara de Sabios), pero sólo los de la Cámara Baja son elegidos de forma directa. Los miembros de la Meshrano Yirga son parlamentarios de consejos provinciales y de distrito, además de otros nombrados directamente por el presidente.

Debido al sistema de voto existente en el país --un voto para un candidato dentro de la circunscripción--, la inmensa mayoría de los candidatos son independientes, debido a que no se fomenta la formación de partidos a tal fin. De hecho, sólo el ocho por ciento de los candidatos se presentan en las listas de un partido, según los datos recabados por la organización Afghanistan Analysts Network.

EL PAPEL DE LA MUJER

La legislación contempla además una cuota del 27 por ciento de los escaños para las mujeres y, en caso de que no sean elegidas hasta llegar a este porcentaje, la propia comisión electoral llena las vacantes según la población de cada provincia y su número de representantes.

En este sentido, el jefe de la Misión de Asistencia de Naciones Unidas en Afganistán (UNAMA), Tadamichi Yamamoto, destacó recientemente que "las elecciones son sólo realmente representativas y creíbles cuando las mujeres participan de forma completa y son incluidas en todas las partes del proceso electoral".

La misión de la ONU ha resaltado que el 16 por ciento de las candidatas son mujeres, un "incremento marginal" respecto al proceso electoral anterior, y ha recalcado que las mujeres suponen el 32 por ciento del número total de votantes registrados, según datos de la comisión electoral.

Si bien las condiciones de seguridad suponen una importante preocupación, también existen dudas en torno a la transparencia del proceso y los problemas técnicos a los que podrían hacer frente los comicios, empezando por las dudas en torno al número de votantes debido a la falta de un censo fiable.

A ellos se suma la situación de cerca de cuatro millones de refugiados afganos que residen en Pakistán e Irán, principalmente, y que no podrán participar en el proceso de votación.

Por todo ello, los comicios de este sábado son vistos como un paso previo de cara a las elecciones presidenciales y provinciales, previstas para el 20 de abril de 2019 y para las que aún no se ha abierto el registro de candidaturas.

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