BERLIN, 26 febrero (de la corresponsal de EUROPA PRESS Clara U. Molina)
El tradicional sistema de educación alemán favorece la estrecha relación entre el origen social y el éxito educativo del alumno, mientras desfavorece a los niños cuyas familias tienen menos dinero, según el enviado especial de la ÇONU, Vernon Muñoz Villalobos. El próximo día 21 de marzo se hará público el informe sobre el sistema educativo alemán del enviado especial de las Naciones Unidas.
Naciones Unidas envió a Alemania a Vernon Muñoz Villalobos, experto en educación, para que visitara a principios de 2006 centros de educación alemanes de diferentes niveles formativos: guarderías, escuelas técnicas y colegios. Los resultados fueron negativos: "El sistema alemán de educación tiene que ser reformado por completo" según palabras del enviado especial de la ONU.
Dividido en tres tipos diferentes de centros escolares, el sistema de educación alemán separa a los estudiantes a partir de sus 10 años de edad según su supuesta capacidad.
A los diez años de edad no se puede medir el potencial de un niño o una niña, especialmente cuando éste proviene de familias con problemas, constató el enviado. El sistema de educación alemán tiene consecuencias fuertemente negativas hacia aquellos niños que ya de por sí provienen de un origen socio-económico complicado, manifestó.
El informe también destaca los efectos negativos que tiene el federalismo sobre el sistema de educación alemán llevando a establecer diferencias extremas entre los estados. La "difícil permeabilidad" de los diferentes modelos según estados perjudica también a la infancia.
Vernon Muñoz Villalobos recomendó cambiar el sistema de educación alemán: se ha de dejar de distribuir a los estudiantes a los diez años de edad entre distintos modelos de centros. "El acceso a la educación es un derecho del ser humano" apuntó el inspector, según informa el semanario político alemán 'Der Spiegel' en su edición de online.
Alemania debería retirar su renuncia a la Convención por la Infancia de las Naciones Unidas, señaló el inspector. Como consecuencia los migrantes en Alemania podrían seguir acudiendo al colegio hasta los 18 años y no hasta los 16, como sucede en la actualidad. La necesaria gratuidad del servicio de guardería, de cara a facilitar la integración de los extranjeros y su aprendizaje del idioma, es otra de las recomendaciones del experto.
A nivel internacional el sistema de educación alemán ha recibido críticas desde diferentes ángulos. Organismos internacionales como la UNESCO o UNICEF ha tachado de discriminatorio el sistema alemán. La UE, por su parte, en Comunicación de la Comisión al Consejo y al Parlamento Europeo el pasado 8 de octubre de 2006, afirmaba que los países europeos (por ejemplo, Alemania, Liechtenstein, Luxemburgo, Países Bajos y Austria) que agrupan a los alumnos a una edad temprana según sus aptitudes "presentan disparidades más acentuadas en términos de instrucción que los demás países con sistemas escolares más integrados".
En Alemania existe un amplio número de estudiantes que no terminan sus estudios, en especial en el caso de aquellos que son inmigrantes o proceden de familias con "pasado migratorio".
Sobre las reacciones políticas al respecto, el Gobierno alemán ha afirmado que " gracias a su eficaz sistema educativo Alemania es hoy una de las naciones más fuertes económicamente y con una de las democracias más fuertes del mundo". Por otra parte, el ministro de cultura alemán, destacó la necesidad de romper tal vínculo entre éxito escolar y origen social. Otras de las conclusiones no positivas del enviado de la ONU el Gobierno las atribuyó a "evidentes malentendidos".
El sistema educativo alemán se basa en la división de los alumnos según su supuesta capacidad de aprendizaje. La decisión sobre tal mayor o menor dotación del niño o niña se toma cuando éste tiene la edad de 9-10 años. Llegado tal momento el/la profesor/a aconseja a los padres, una vez finalizado el último curso de la enseñaza primaria (Grundschule), que lleven a su hijo/a a uno u a otro colegio, en función de sus supuestamente valorables capacidades. De esta manera serán, en última instancia, los padres quienes decidan sobre el futuro de cada niño o niña.
