Amnistía Internacional denuncia la masacre de más de 200 civiles a manos de fuerzas eritreas en Tigray

Residentes de la región etíope de Amhara
Residentes de la región etíope de Amhara - SERGI REBOREDO / ZUMA PRESS / CONTACTOPHOTO
Actualizado: viernes, 26 febrero 2021 16:01

Una operación de represalia contra el TPLF en la ciudad de Axum desencadena "una de las peores atrocidades vistas en el conflicto"

MADRID, 26 (EUROPA PRESS)

La organización Amnistía Internacional ha acusado este viernes a las fuerzas eritreas de perpetrar una matanza de más de 200 civiles durante su operación conjunta con el Ejército etíope para tomar la ciudad de Axum, en el norte del país, durante la campaña librada por Etiopía contra las fuerzas rebeldes del Frente Popular para la Liberación de Tigray (TPLF) a finales del año pasado en el estado del mismo nombre.

A través de las declaraciones de decenas de testigos y supervivientes, y haciendo uso de una reconstrucción de imágenes por satélite del lugar de lo ocurrido, Amnistía detalla que, durante el 28 y el 29 de noviembre de 2020, "militares eritreos" perfectamente identificables "mataron deliberadamente a tiros a civiles en plena calle, y llevaron a cabo registros casa por casa mientras asesinaban a hombres y jóvenes", según un informe publicado este viernes.

La matanza habría sido ejecutada como represalia contra un ataque realizado el día anterior por combatientes afines al TPLF sobre una posición eritrea en las inmediaciones de la ciudad y en la que supuestamente los residentes de Axum habrían proporcionado auxilio a los asaltantes rebeldes.

Amnistía denuncia la masacre como la culminación de diez días de una campaña contra la localidad constitutiva en su conjunto de crímenes de guerra y contra la Humanidad, exige la rendición inmediata de responsabilidades por parte de las fuerzas implicadas, empezando por la confusa participación eritrea en el conflicto, y la puesta en marcha de una investigación, internacional e independiente, sobre el alcance de la operación militar en Tigray, uno de los eventos más sangrientos de la historia reciente del país africano.

SANGRIENTA REPRESALIA

En términos generales, el relato de los supervivientes describe diez días de asedios y bombardeos sobre Axum, situada a unos 187 kilómetros de la capital regional, Mekelle, dentro de la campaña iniciada por Etiopía contra el TPLF, antigua fuerza política al frente de la región de Tigray, a principios de noviembre del año pasado.

Las fuerzas etíopes, con la colaboración de Eritrea, entraron en la ciudad el día 19 de noviembre y se pasaron los diez días siguientes saqueando la ciudad y despejando las inmediaciones de combatientes afines al TPLF, de acuerdo con el informe de Amnistía.

Uno de estos combates fue el prolegómeno de la matanza. El 28 de noviembre, los rebeldes atacaron una posición eritrea en la montaña de Mai Koho y a solo unos cientos de metros del centro de la ciudad. La ofensiva del TPLF recibió apoyo local, en forma de jóvenes de la localidad que ayudaron a los rebeldes con palos, piedras y cuchillos, mientras otros llevaban comida a los rebeldes.

La represalia comenzó en torno a las 16:00, según los supervivientes. Refuerzos del Ejército eritreo se aproximaron a la ciudad desde el este y, alentados por el incremento de sus fuerzas, los militares comenzaron a arrasar con todo.

Ninguno de los consultados alberga la más mínima duda sobre la identidad de los militares, que llegaron en camiones identificados con el nombre de su país, algunos llegaron a identificarse de viva voz como militares eritreos, hablaban con el dialecto nacional y tenían vestimenta y marcas faciales propias de su país.

"Iban buscando a gente a la que matar", relata un residente. "Te cogían el móvil y si veían una foto con algún combatiente, te mataban. Si te veían con un 'shirit' (un pañuelo asociado con los combatientes del TPLF), te mataban. Te mataban hasta por llevar una camisa de camuflaje, solo por una cuestión de estilo", explica un residente.

Tras la masacre, los militares eritreos impidieron a los residentes que recogieran los cadáveres durante varias horas, en las que procedieron a detener a 500 ciudadanos de Axum.

"Nos metieron en el agujero de un edificio en construcción en el este de la ciudad. Nos golpearon, nos obligaron a caminar sobre las rodillas, y nos dijeron específicamente que la matanza fue una operación para desalentar nuestro respaldo al TPLF", añade otro residente. "'Si seguís así, otro día haremos lo mismo que hoy', nos contó un soldado".

La recuperación de los cadáveres y el recuento provisional comenzaron al día siguiente. Los residentes dan por seguro que más de 200 personas murieron durante la matanza, todas ellas desarmadas. Algunos supervivientes estiman incluso los fallecidos en más de 400. Todos ellos fueron enterrados en fosas comunes durante la festividad cristiano-ortodoxa del día de Santa María, identificables por satélite.

Amnistía Internacional recuerda, en este sentido, que "el derecho Internacional humanitario prohíbe los ataques deliberados contra civiles, los ataques indiscriminados y el pillaje. Las violaciones de estas reglas constituyen crímenes de guerra, apunta la organización, antes de insistir en que los homicidios ilegítimos que forman parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil son crímenes de lesa humanidad.

La Comisión para los Derechos Humanos de Etiopía (CDHE) ya está verificando el informe pero avanza que "los resultados preliminares" parecen confirmar la matanza de civiles en "un ataque de represalia", acompañado de un bombardeo "indiscriminado" sobre la ciudad el mismo día que se perpetró la masacre. Las acusaciones de Amnistía, concluye, "deben tomarse muy en serio" y avanza que las incluirá en su informe general sobre la operación del Ejército en Tigray.

"Debe haber una investigación urgente y dirigida por la ONU sobre las graves violaciones en Axum. Los sospechosos de ser responsables de crímenes de guerra o crímenes de lesa humanidad deben ser procesados en juicios justos y las víctimas y sus familias deben recibir una reparación total", ha declarado el director de Amnistía Internacional para África Oriental y Meridional, Deprose Muchena, sobre lo que se trata a su juicio de una de "las peores atrocidades documentadas hasta ahora en este conflicto".

ETIOPÍA RECONOCE LA GRAVEDAD DE LOS HECHOS PERO DUDA DE LAS FUENTES

En un comunicado posterior, el Gobierno etíope ha preferido ceñirse a la valoración de la CDHE y reconocer la gravedad de los acusaciones, pero ha matizado que todo este incidente está bajo investigación, cuyos resultados se darán a conocer "a su debido momento", antes de criticar la investigación de Amnistía al dudar de la veracidad de algunas de las fuentes.

"Por ejemplo, una de las fuentes no es un sacerdote, sino una persona de dudosa procedencia que vive en Boston (Estados Unidos)", según la respuesta publicada por el Ministerio de Exteriores en su cuenta de Twitter que describe un informe "que depende de información exigua".

Es más, el Gobierno avisa de que esta clase de documentos "corren el riesgo de exacerbar la corriente de propaganda diseminada por el TPLF y sus cohortes", proclives a "intimidar a los refugiados y a diseminar la desinformación". De ahí que las autoridades etíopes recomiendan a Amnistía que la próxima vez evalúe la situación sobre el terreno "y hablen con las autoridades etíopes competentes para descubrir la verdad".

Con todo, el Ministerio de Exteriores ha prometido que la matanza será investigada, como ha ocurrido en anteriores ocasiones, como por ejemplo durante la ofensiva en Mai Kadra, ocurrida de 9 al 10 de noviembre de 2020, y por la que 36 personas fueron imputadas, según el pliego de cargos, "por la masacre de inocentes" en esta localidad de Tigray.

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