MADRID, 20 Abr. (EUROPA PRESS) -
El asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, ha señalado durante una reunión con el embajador de Rusia en el país, Anatoli Antonov, que si Moscú desea una mejora de las relaciones bilaterales con Estados Unidos debe tomar medidas contra las injerencias electorales y los ataques con armas químicas.
Los mandatarios, que se han reunido en Washington, la capital estadounidense, han abordado además asuntos como el caso del exespía ruso Sergei Skripal y su hija Yulia, que sufrieron un ataque con un agente nervioso el 4 de marzo en suelo británico, así como los conflictos de Ucrania y Siria.
La Casa Blanca ha indicado en un comunicado que se trata del "primer encuentro que sostienen Bolton y Antonov, que también han dialogado sobre las relaciones entre Estados Unidos y Rusia", según ha recogido la agencia de noticias Sputnik.
El texto refleja también que "Bolton ha destacado que mejorar las relaciones diplomáticas es beneficioso para los dos países, pero requerirá que se tomen en cuenta las preocupaciones de Estados Unidos en relación con la interferencia de Rusia en las elecciones de 2016, el temerario uso de armas químicas en Reino Unido y las crisis en Ucrania y Siria".
El miércoles, el Ejército Libre Sirio (ELS) aseguró a dicha agencia que en caso de que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, retire finalmente las fuerzas estadounidenses de suelo sirio sería de gran importancia que otro país ocupase su lugar.
En este sentido, Bolton, que accedió al cargo como asesor de Seguridad Nacional la semana pasada en sustitución a H.R. McMaster, habría contactado con el servicio de Inteligencia egipcio para saber si El Cairo estaría interesado en tomar dicha iniciativa.
El exembajador de Estados Unidos ante las Naciones Unidas ha sido criticado en numerosas ocasiones por su dura postura en política exterior, especialmente en relación con Irán y Corea del Norte.
La tensión entre Moscú y Washington ha aumentado recientemente debido al presunto ataque químico registrado el 7 de abril en la localidad de Duma, en la región siria de Ghuta Oriental, del que la Administración Trump culpa al Gobierno del presidente sirio, Bashar al Assad.
