Actualizado: miércoles, 6 febrero 2008 9:34


NUEVA YORK, 6 Feb. (EUROPA PRESS) -

Barack Obama prometió esta noche acabar con la "política del miedo" impuesta por la administración Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 y volvió a apostar por el cambio para su candidatura, cuya hora "ha llegado" y discurre por un camino "que ni se puede desviar, ni se puede interrumpir".

Obama, que calculó su entrada justo en mitad del discurso del principal candidato republicano, John McCain, comenzó agradeciendo su presencia a "demasiados amigos para que pueda nombrarlos, pero lo que está claro es que sienta bien volver a casa", declaró ante sus partidarios concentrados en la sede de su campaña en Chicago, unidos bajo el lema "Un cambio en el que podemos creer".

"Los colegios han cerrado en California, se siguen contando los votos, pero no los necesitamos para saber que nuestra hora ha llegado y nuestro movimiento es real, y que el cambio llega a América", declaró Obama. "Somos más que un conjunto de estados rojos y azules: siempre seremos los Estados Unidos", afirmó el candidato demócrata, insistiendo en que "lo que comenzó como un susurro, pronto atravesó los campos de Iowa hasta llegar a números nunca vistos antes", en referencia a la espectacular progresión de su campaña.

"Quizás este año podremos hacer algo con las hipotecas, quizás este año será distinto. Quizás las voces del pueblo americano puedan ser escuchadas de nuevo. Quizás llegará un momento en el que no estaremos divididos por la raza, por el sexo, por la religión", añadió.

"Hoy, en este martes de febrero, estados del norte y del sur, del este y del oeste, todos claman por el cambio, un camino que no puede ser ignorado o desviado porque esta campaña por la presidencia es diferente", manifestó, antes de mostrar su profundo "respeto a Clinton y las victorias que ha obtenido y que ha aceptado con gracia extraordinaria" según Obama, que apuntó de cara a los comicios de noviembre que "este otoño es el de la verdadera elección".

El senador concluyó su discurso entre cánticos enfervorizados y con la promesa de invertir en un futuro marcado por el biocombustible, "en un mundo limpio para nuestros hijos", para alejar "las políticas del miedo" que dieron comienzo tras el 11-S, que debería ser contemplado "no sólo como una tragedia, sino como un desafío" para enfrentarse "al genocidio, la enfermedad, el terrorismo". "Podemos hacerlo", concluyó Obama.