Brasil.- Los brasileños esperan del Papa una advertencia contra la "precariedad moral" en el país y una crítica a Lula

Actualizado: jueves, 3 mayo 2007 19:01

El presidente de la Sociedad Brasileña de Teología Moral dice que aunque Benedicto XVI es "más discreto" que Juan Pablo II, la visita será una "locura"

MADRID, 3 May. (EUROPA PRESS) -

El Papa Benedicto XVI se enfrentará durante su visita a Brasil, que comenzará el próximo miércoles, a dos grandes desafíos: la situación de "precariedad moral" en el país y las relaciones entre la Iglesia y el Gobierno, según afirmó en declaraciones a Europa Press el presidente de la Sociedad Brasileña de Teología Moral, José Antonio Trasferetti, quien aseguró que los brasileños esperan que el Sumo Pontífice lance dos mensajes en este sentido.

"La situación moral en Brasil es muy precaria, hay una inversión de valores, una moralidad que está convirtiéndose en un caos", explicó Trasferetti, respecto al primer "problema" que tiene la Iglesia católica en Brasil, un país "libre, bonito, pero con una moralidad en crisis".

En segundo lugar, dijo, "Brasil es un país con muchos problemas sociales" que el Ejecutivo de Luiz Inácio 'Lula' da Silva no está sabiendo atajar. "Tenemos un Gobierno que deja mucho que desear", aseguró Trasferetti, que también dirige la Facultad de Filosofía de la Universidad Pontificia Católica de Campinas (en el estado de Sao Paulo). "Esperamos una palabra de crítica" de parte de Benedicto XVI, en este sentido, opinó.

Así, según Trasferetti, el mensaje que trascenderá de la primera visita de Benedicto XVI al país suramericano será el de "un cristianismo renovado, institucionalmente fuerte y de centro", que aborde las cuestiones sociales, pero "sin vincularse a ningún partido político".

Para el profesor, la situación de la Iglesia católica en Brasil, el país católico mayor del mundo, es "buena", a pesar de las continuas llamadas de atención por la pérdida de fieles y la crisis de fe en el continente.

No obstante, consideró, la Iglesia católica necesita "invertir" en Brasil. "El número de sacerdotes es pequeño, es preciso invertir más en seminarios, en formación", explicó, al considerar que "no puede ser" que Brasil cuente con un número tan grande de fieles --155 millones según las últimas estimaciones del Vaticano-- y tenga un número "tan pequeño" de sacerdotes. Según los últimos datos dados a conocer por la Santa Sede, en Brasil hay un sacerdote para cada 8.604 brasileños. "Tenemos una gran población católica que tiene que ser atendida", insistió.

Respecto a la pérdida de fieles, que se estima en un 1% anual, Trasferetti indicó que en Brasil existe "mucha libertad" y hay "mucho movimiento de fieles", además de una importante "mezcla de religiosidad". De esta manera, es frecuente que algunas personas acudan a dos o tres iglesias diferentes.

Para el profesor brasileño, las nuevas iglesias que han surgido en el país, especialmente las denominadas 'neopentecostales', "trabajan mucho con los medios de comunicación". Esto, unido a las promesas de "cura y salvación" de estas iglesias, facilita que algunas personas "cambien" de religión.

De esta manera, consideró que la Iglesia católica "necesita trabajar más con los medios de comunicación, aprovechar las nuevas tecnologías", aunque señaló que el problema no es que la Iglesia pierda católicos, sino la realidad de parte de la población, que les lleva a responder al llamamiento de las otras iglesias.

"MISMA LOCURA"

Trasferetti aseguró que las expectativas ante la visita pastoral del Romano Pontífice son muy grandes, como lo es la atención que se le está otorgando desde los medios de comunicación. "La sociedad brasileña le espera con mucho cariño, con nerviosismo", afirmó.

Así, el profesor reconoció que Benedicto XVI es "más discreto" que su antecesor, Juan Pablo II, que en sus tres viajes a Brasil movilizó grandes masas de personas, a las que supo recompensar con gestos de cariño. Sin embargo, según Trasferetti, a pesar de las diferencias de personalidad, "la locura va a ser la misma" durante la visita de Joseph Ratzinger.