Breivik posó como un culturista en la foto policial y pidió una tirita para un dedo tras la masacre de Utoya

Actualizado: viernes, 25 mayo 2012 22:06

OSLO, 25 May. (Reuters/EP) -

Anders Behring Breivik, el autor confeso de la masacre perpetrada en julio de 2011 en Oslo y en Utoya, pidió una tirita para cubrirse un corte que se había hecho en un dedo y posó como un culturista cuando tuvo que desnudarse para que la Policía le hiciera una serie de fotos, según han explicado varios testigos que han comparecido este viernes en el juicio por la muerte de 77 personas.

Breivik detonó un coche bomba en Oslo donde murieron 8 personas para distraer a las fuerzas de seguridad del ataque que perpetró horas después en la isla de Utoya donde mató a 69 personas que se encontraban en un campamento del Partido Laborista.

"Le dije que no le iba a dar ninguna tirita", ha explicado el agente de Policía Havard Gaasbakk al tribunal. "Mira a tu alrededor, hay gente muerta y herida por todas partes", ha explicado el Policía sobre su diálogo con Breivik.

El acusado fue trasladado para interrogarle y le dijeron que se quitara el uniforme de Policía que llevaba y con el que supuestamente perpetró al matanza. Breivik consiguió ganarse la confianza de algunas de sus víctimas gracias a dicho uniforme a las que explicó que estaba allí para detener al asesino.

"Al principio se negó a dejarse fotografiar, pero cambió de opinión cuando le dijeron que se quedara en calzoncillos", ha explicado un miembro de las fuerzas especiales, cuyo nombre no ha sido desvelado. "Parecía que quería posar, realizando posturas de culturista", ha indicado.

Otro de los testigos, Adrian Pracon, que sobrevivió porque tenía apariencia de ser simpatizante de la ultraderecha, según le dijo Breivik, ha explicado que el acusado gritaba "Os mataré a todos" y "Debes morir" cuando disparaba a sus víctimas.

El tribunal que le juzga debe decidir si Breivik está mentalmente sano o padece alguna enfermedad psicológica. Dos informes de equipos diferentes determinaron diagnósticos diametralmente opuestos acerca de la salud mental del acusado.

Breivik podría enfrentarse a una pena de 21 años de prisión si se le declara mentalmente estable. Breivik ha asegurado que si se le juzga como un enfermo mental sería "peor que la muerte".