LONDRES, 29 Abr. (EUROPA PRESS7Eva Martínez Millán) -
El primer ministro británico, Gordon Brown, se pronunció ayer sobre la polémica suscitada en torno a su liderazgo con una reivindicación de su gestión en los diez meses que lleva en el poder frente a "cotilleos" procedentes de "una o dos personas", en referencia a las declaraciones en las que el recaudador de fondos de Tony Blair, Lord Levy, aseguraba que el propio ex jefe de Gobierno cree que Brown será derrotado por el conservador David Cameron en las generales previstas para 2010.
En declaraciones a la BBC, Brown subrayó que los retos que el Gobierno tiene por delante son "mucho más importantes que unos pocos comentarios de una o dos personas", en un contexto en que su partido aparece 10 puntos por debajo de la oposición en intención de voto y a tan sólo tres días de los comicios locales en los que los laboristas podrían perder la vital plaza de Londres.
El primer ministro aludió a desafíos como la superación de la crisis crediticia y sus efectos sobre los ciudadanos y declaró que recuperar la economía tras "tiempos difíciles" es "más importante que cotilleos o rumores". Además, aprovechó para recordar que el gabinete del durante diez años mandatario desmintió las palabras de Levy -- "¿Pero Gordon? Nunca podrá derrotar a Cameron", aseguró haber oído reiteradamente de Blair-- con un comunicado que, a su juicio, "deja claro que no es un reflejo de lo que Blair dijo".
Por ello, zanjó la cuestión en base a su intención de "concentrarse en los retos pendientes" que, según él, son "las prioridades que interesan a los británicos, y no cotilleos o rumores o comunicados emitidos por una o dos personas". Así, insistió en que sus preocupaciones versan en la reactivación de la economía en "circunstancias muy difíciles" y garantizar la seguridad de las familias.
CASTIGO
No obstante, las formaciones de la oposición confían en que el próximo jueves los votantes asesten un corrector al partido del Gobierno por decisiones como la eliminación del 10 por ciento para rentas bajas, incluso pese a las concesiones anunciadas hace siete días para reconducir el conato de revuelta interna que la medida provocó en las filas laboristas, con diputados e incluso ministros que la criticaron abiertamente.
Al respecto, Brown reconoció que la supresión de la tasa resultaba una "omisión", pero se mostró convencido de sus posibilidades de mantener el apoyo de los electores y de la necesidad de "hacer frente" a la contestación social que ha generado "con las propuestas anunciadas la semana pasada".
"Creo que lo que la gente probablemente recordará de este presupuesto dentro de muchos años será que redujimos la tasa básica del impuesto sobre la renta de 22 peniques a 20 y que hicimos mucho para ayudar a eliminar la pobreza de las familias", concluyó.
