WASHINGTON, 13 Jun. (Reuters/EP) -
La ministra de Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland, ha afirmado este miércoles después de conversar con miembros del Comité de Relaciones Exteriores del Senado estadounidense que las medidas comerciales de Washington contra su país son ilegales según las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Así, ha sostenido que, aunque Canadá cree que el uso de una lógica de seguridad nacional para imponer aranceles a las importaciones canadienses de acero y aluminio es absurdo, confía en que prevalecerá el sentido común.
Freeland indicó el martes que todavía está ultimando los detalles para reunirse con el representante comercial estadounidense, Robert Lighthizer, para abordar así cuestiones relacionadas con el acuerdo tras la polémica cumbre del G7, que tenía como principal objetivo reducir las barreras comerciales entre los miembros.
Dicha cumbre se ha visto protagonizada por la disputa entre el dirigente estadounidense, Donald Trump, y el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, que reiteró su oposición a los cambios planteados por Estados Unidos a Canadá y México en el TLCAN tras la firma de la declaración conjunta de la que Trump se ha desmarcado.
Esta declaración, alcanzada tras duras negociaciones, se interpretó como una victoria frente a la decisión de Trump de restaurar los aranceles a las importaciones de acero y aluminio procedentes de Canadá, México y la Unión Europea, una polémica decisión que amenaza con desatar una guerra comercial.
Los comentarios de Trudeau sobre las medidas arancelarias tras la firma del documento han sido vistos por Washington como una "puñalada trapera", en palabras del asesor económico de la Casa Blanca Larry Kudlow, que defendió la decisión del magnate neoyorquino de retirarse de la declaración tras conocer las palabras del dirigente canadiense.
Aunque Kudlow consideró especialmente dañinos sus comentarios sobre el comercio, punto de fricción entre Estados Unidos y el resto del grupo, Trudeau también criticó la idea de Washington de permitir una reincorporación de Rusia al grupo, del que Moscú fue expulsado por prestar apoyo a los separatistas en el marco del conflicto armado en Ucrania.
