BEIJING, 1 May. (EUROPA PRESS) -
La Policía china ha liberado al menos a 167 menores procedentes de la provincia de Sichuan (centro) y que habían sido secuestrados o vendidos a fábricas del sur del país.
La operación fue puesta en marcha después de que un periódico local 'Southern Metropolis News', informara del escándalo a principios de semana.
Casi todos los niños son menores de 16 años, edad a partir de la cual está permitido trabajar en China, aunque sus nombres y edades todavía deben confirmarse porque la documentación que poseían era falsa.
Las fábricas se localizan en la localidad de Dongguan, muy cerca de Hong Kong. El gobierno local ha anunciado que pondrá en marcha una operación para acabar con cualquier tipo de situación ilegal, y que está esperando la llegada de un equipo de funcionarios de Liangshan, la región de donde se cree que proceden los menores, para facilitar su identificación y regreso a casa.
En los dos días que ha durado el operativo para reventar la red de niños obreros se han investigado más de 3.600 fábricas, según las autoridades.
Según la prensa china, los niños eran comprados por "supervisores" en Liangshan por entre 500 y 1.000 yuanes (entre 46 y 92 euros) y revendidos nuevamente en Dongguan. Las fábricas pagaban por los niños la mitad que por un adulto, y los sueldos iba a parar a los intermediarios.
'Southern Metropolis News' citaba a uno de los padres de estos niños, que señalaba que intentaría recuperar a su hijo si tuviera dinero con que mantenerlo. "Moriría de hambre si se quedara con nosotros. Prefiero que los supervisores se lo lleven al Delta del Río de la Perla (en el sur, y una de las zonas más prósperas del país), donde puede tener al menos algo que comer. Vender a nuestros hijos puede salvar a toda la familia de morir de hambre".
En los últimos años la zona del delta del Río de la Perla está sufriendo una escasez de obreros, que a cambio han visto mejorar sus condiciones laborales.
Algunos calculan que en la provincia de Guangdong (sur) existe una escasez de dos millones de obreros, lo que ha hecho que aumente el número de menores que acuden a trabajar a la zona, presentando documentos de identidad falsos.
"Las fábricas hacen oídos sordos. No tienen más remedio que correr el riesgo", señaló a Reuters Samuel Wong, de Social Compliance Service Asia, empresa especializada en realizar auditorías a las fábricas.
