Cierran los colegios electorales en Bélgica

Actualizado: domingo, 10 junio 2007 18:40


BRUSELAS, 10 Jun. (EUROPA PRESS) -

A las 15:00 horas (la misma en la Península) cerraron los colegios electorales tras siete horas de votación para elegir a los diputados del Parlamento belga y determinar así la seguramente compleja aritmética necesaria para la formación de un nuevo Gobierno. Lo más probable es que el primer ministro belga, Guy Verhofstadt, no logre mantenerse en el poder por tercera legislatura consecutiva si finalmente se confirman los resultados augurados por las encuestas.

Hasta este momento, Verhofstadt ha logrado reunir en sucesivos acuerdos, a través de dos gobiernos de coalición con los socialistas, a germanófonos y francoparlantes en un acto de malabarismo que, al final, ha terminado minando su credibilidad en ambos sectores.

De esta forma, el partido del primer ministro, el de los Liberales y Demócratas Flamencos (VLD), ha descendido de la primera a la cuarta posición en Flandes, donde seis millones de los más de 10 y medio de sus ciudadanos han sido partidarios tradicionales del primer ministro. Ahora, con un 18,6 por ciento de la intención de voto frente al 24,4 obtenido en las pasadas elecciones de 2003, pocos le conceden oportunidad alguna. Y sin embargo, Verhofstadt mantiene su optimismo.

"Se dice por ahí que voy a tener que largarme después del día 10", afirmó Verhofstadt en su última comparecencia ante los medios, mientras el democristiano Yves Leterme avanza con paso firme en las encuestas, al frente de la coalición CD&V-NVA. La encuesta de ayer viernes, realizada por Ipsos Belgium, le confiere una intención de voto del 28,4 por ciento en los sondeos.

Para los cristiano-demócratas, estas cifras vaticinan un regreso al poder tras ocho largos años en la oposición. "Es normal que el pueblo quiera algo distinto", opinó Leterme ante los medios. Si su partido gana, el líder democristiano debería abandonar su puesto como presidente del Gobierno regional flamenco para postularse al cargo de primer ministro de toda Bélgica.

Otro tanto sucede en el sur de la región de Valonia --que con Flandes y Bruselas compone el estado federal belga--. Allí, los políticos han orientado sus esfuerzos a conseguir, por primera vez en tres décadas, que un primer ministro francófono llegue al poder.

A pesar de que los escándalos han afectado continuamente al Parti Socialiste, su popularidad no ha decrecido en la clase trabajadora ni en sus relaciones con Verhofstadt durante ocho años de coalición. El PS es, según las encuestas, el principal partido de habla francesa en el país, con un 33,1 por ciento en intención de voto: a pesar de un descenso de más de tres puntos respecto a 2003, sigue por delante de los Liberal Demócratas franco parlantes (26, 7 por ciento).

Y en lo que a la extrema derecha se refiere, representada por el Vlaams Belang (Interés Flamenco), incluso los propios miembros del partido esperan un resultado inferior al alcanzado en las regionales de 2004. Los resultados son peores en Bruselas, que en Valonia, donde parece ser que el VB se ha asentado sin mayores complicaciones.

Los 7,7 millones de belgas tenían hoy la obligación de votar para elegir a los 150 diputados de la Cámara de Representantes --cámara baja del parlamento belga-- y a 40 de los 71 senadores.