Crónica EEUU.- La crisis económica pone en serio peligro la labor de decenas de organizaciones caritativas en EEUU

Actualizado: domingo, 12 octubre 2008 13:59

Sin donaciones empresariales y ante la llegada del invierno, la caridad teme ser desbordada por el aumento de los desamparados

NUEVA YORK, 12 Oct. (EUROPA PRESS) -

La caridad organizada es la última víctima de la crisis financiera internacional, y las primeras predicciones para el último trimestre de 2008 son desoladoras: se estima que las organizaciones benéficas recibirán, como mínimo, un cinco por ciento menos de donaciones, teniendo en cuenta los recortes en el gasto de las grandes empresas que tradicionalmente les aportaban cuantiosas sumas de dinero.

Lehman Brothers, la piedra de toque de la crisis financiera actual, es un ejemplo perfecto. En 2006, a través de su fundación familiar Kathy and Richard S. Fuld Jr., el banco entregó cerca de 39 millones de dólares a caridad o a obras benéficas a cuenta de sus trabajadores, muchos de los cuales se encuentran desempleados o con tremendos problemas de inseguridad acerca de su futuro.

Muchas organizaciones dependían de la capacidad de Lehman. Mientras la crisis financiera afecta a algunas de las empresas más importantes de Wall Street, los efectos amenazan con extenderse a las organizaciones caritativas que dependen de ellas, y que actúan contra la pobreza en no sólo en las principales ciudades de Estados Unidos, sino en el resto del mundo.

EFECTO NEGATIVO

La actual crisis del mercado de divisas ya ha afectado seriamente a las donaciones que reciben las grandes fundaciones, las universidades y los hospitales, a lo que hay que añadir el descenso de las aportaciones personales por parte de ciudadanos individuales, atemorizados por la situación económica actual.

La crisis, apunta el magacín 'Time', no podía llegar en un momento peor: muchas organizaciones de caridad, como City Harvest, que se encarga de repartir las sobras de los restaurantes entre los pobres de Nueva York, recauda la mayor parte de sus donaciones en período vacacional. Con el paro ascendiendo y las pensiones de jubilación por los suelos, se anticipan unas tristes Navidades.

"Claro que estamos preocupados", declaró la directora de City Harvest, Jilly Stephens. "Tenemos ante nosotros una época clave en la recolección de fondos: un 40 por ciento de nuestro presupuesto anual se consigue entre noviembre y enero, y no tenemos ni idea de lo que va a ocurrir", lamentó. Precisamente Lehman Bros. era uno de los principales donantes de la organización, a la que aportó unos 100.000 dólares durante los últimos dos años.

Lo que es peor: cuanto más disminuye la caridad, más aumenta el número de personas necesitadas de ella. Las donaciones disminuyen, y los gobiernos reducen sus paquetes de ayuda. "Es una doble maldición", explicó el director de investigación del Centro Filantrópico de la Universidad de Indiana, Patrick Rooney. "Estas instituciones se encuentran en primera línea, y uno no puede más que sentirlo por ellas", lamentó.

GRAVES PÉRDIDAS

Es pronto para decir cuánto se exponen a perder estas instituciones, pero las crisis económicas siempre han golpeado con fuerza a las organizaciones de caridad. En un estudio divulgado el mes pasado, la fundación Giving USA descubrió que las donaciones descendían un uno por ciento en los momentos de recesión (dos descensos trimestrales consecutivos del PIB, algo que todavía no ha pasado).

Ese descenso no parece importante, pero hay que tener en cuenta que, durante los años de crecimiento económico estable, las donaciones experimentaban un aumento anual del 4,3 por ciento. Es decir: un descenso general del 5 por ciento.

El peor momento se registró durante una recesión relativamente severa, en 1974, cuando las donaciones descendieron un 5,4 por ciento. Dado que la crisis actual "tiene un alcance sin precedentes", según expertos consultados por el magacín, nadie puede predecir hasta qué punto se verán afectadas las organizaciones caritativas. "Las ramificaciones van a ser absolutamente descomunales", declaró el presidente de United Way of New York City, Gordon J. Campbell.

Estas organizaciones llevan anticipando el problema desde hace mucho tiempo. El mencionado centro filantrópico de la universidad de Indiana, a través de su llamado Índice de Donaciones, estimaba ya el pasado mes de julio un descenso pesimista de las aportaciones de caridad. Lo hizo antes del desastre de Lehman, AIG y el S&P 500.

El vicepresidente para relaciones externas del Banco de Alimentos de Nueva York, Gregory Boroff, destacó que las donaciones por correo recibidas por su organización han descendido un 27 por ciento respecto al año pasado. De cara a diciembre, la situación puede ser crítica. "Si la gente comienza a echarse para atrás, el efecto sobre nosotros será inmediato, y asusta", indicó.

A ello hay que añadir el constante ascenso de la población necesitada. Entre 2004 y 2007, el número de residentes que emplearon el Banco de Alimentos de Nueva York aumentó en un 24 por ciento. A fecha de 2007, uno de cada cinco niños neoyorquinos necesitan de la ayuda de beneficencia, lo que supone un aumento del 48 por ciento desde 2004. Éso en Nueva York.

En los países en vías de desarrollo, la situación será aún peor. En la Asamblea General de Naciones Unidas celebrada el mes pasado, la ONH Oxfam advertía de "consecuencias desastrosas" para los países pobres en el caso de que la crisis financiera impactara en sobre la ayuda internacional. En ese mismo encuentro, el ministro de Exteriores francés, Bernard Kouchner, subrayó una realidad incómoda: "Lo que es injusto", indicó, "es hablar de Objetivos del Milenio --en referencia a los ocho objetivos socioeconómicos que los 191 países miembros de las Naciones Unidas acordaron conseguir para el año 2015--- en medio de semejante crisis".

Por el momento, las ONG se están preparando para el invierno mientras intentan expandir su base de donantes. Pero si esta crisis se prolonga, el sector de la caridad se verá afectado a largo plazo, del mismo modo que puede ocurrir en el mundo de los negocios. Sin embargo, existe un motivo de esperanza: en recesiones pasadas, y una vez pasado el pánico inicial, las donaciones han llegado incluso a aumentar. Como dice el presidente de Giving USA, Del Martin, "eso dice algo bueno de nosotros, como seres humanos".