Crónica EEUU.- El movimiento Tea Party celebra su primer año de vida con el amplio respaldo de los estadounidenses

Actualizado: sábado, 20 febrero 2010 11:52

La corriente trasciende la crítica a Obama y surge como una voz semi-independiente, pero vulnerable por su falta de cohesión

MADRID, 20 Feb. (EUROPA PRESS) -

Un año después de la presentación en público del movimiento Tea Party, todavía se mantiene la incertidumbre sobre la evolución de la primera corriente de protesta popular que ha aparecido en Estados Unidos desde la emergencia de la crisis, un movimiento que ha contado con la inestimable ayuda de Internet como medio de cohesión y que a día de hoy es el mejor valorado por los estadounidenses --por encima incluso de los partidos Demócrata y Republicano-- descontentos ante lo que consideran que es una excesiva influencia del Gobierno en la vida cotidiana.

Incertidumbre porque el propio partido Republicano, que en términos generales se asienta sobre este mismo principio fundamental, todavía está intentando aprovechar este movimiento para sus propios fines. Quizás debería haberlo hecho en su fase inicial, cuando el Tea Party --que toma su nombre de la "Fiesta del Té", la revuelta colonial bostoniana de 1776-- apareció para protestar enérgicamente contra el "intrusista" plan de reforma económica de Barack Obama.

Desde su primera aparición pública, el movimiento ha organizado con la inestimable colaboración de Internet, más de un centenar de manifestaciones en los últimos doce meses, y casi una decena desde principios de año.

Pero si bien el núcleo del movimiento sigue conformado por republicanos conservadores, gran parte de sus simpatizantes rechazan esta denominación y prefieren que se les considere "independientes". Por ello, el alcance va mucho más allá de la mera crítica a la Casa Blanca: es una expresión general de descontento contra el Gobierno estadounidense --sea quien sea quien esté al cargo-- motivado por la desconfianza en ambos partidos.

ACERCAMIENTO REPUBLICANO

El GOP, animado por sus similitudes con los manifestantes, ha tardado no obstante doce meses en concretar su primera reunión con los principales representantes del movimiento. Tuvo lugar el pasado martes en Capitol Hill en un ambiente más bien frío, a pesar de los esfuerzos del presidente del Comité Nacional Republicano, Michael Steele, para acercar posturas con los más de 50 "fundadores" de los diferentes grupos de activistas diseminados por todo el país.

La fundadora del grupo "DC Trabaja para Nosotros", y rostro del movimiento ante los medios, Karin Hoffman, aseguró el miércoles tras la reunión con Steele que el movimiento no está preparado para cooperar con los republicanos y se limitó a aseverar que está inmerso en una ronda de consultas.

"La reunión con los Demócratas podría estar perfectamente a la vuelta de la esquina", aseguró Hoffman en una entrevista a Fox News, en la que ratificó la condición del movimiento como una "comunidad de base" (lo que llaman "grassroots"), y que no está adscrito a partido alguno. "Somos ciudadanos preocupados que intentan hallar una variedad de modos de expresar su activismo y de intentar que la gente de Washington nos preste atención", aseguró.

Las perspectivas para un entendimiento con el Tea Party no son buenas para ninguno de los dos partidos y la batalla puede estallar el mes que viene, cuando la ex candidata republicana a la Vicepresidencia, Sarah Palin, participe el mes que viene en la primera convención nacional del movimiento, que tendrá lugar en Nashville. Es muy posible que su presencia incomode a muchos de los "independientes" presentes en el evento. El partido Demócrata seguirá de cerca la evolución de esta convención, con toda probabilidad.

CRONOLOGÍA

Las protestas del movimiento Tea Party comienzan en febrero de 2009, primero con tímidos conatos de manifestaciones en Florida, Washington, Colorado y Arizona, después con las primeras protestas simultáneas convocadas en 48 puntos del país, el 27 de ese mes. El movimiento demostró haber ganado inercia popular en abril, cuando simpatizantes del movimiento salieron a las calles de 750 ciudades estadounidenses.

Estas protestas sirvieron de prolegómeno a lo que es, hasta el momento, la mayor manifestación popular contra el Gobierno de Barack Obama: "La Marcha del Contribuyente o "La Protesta del 12 de septiembre", que congregó frente al Capitolio a unas 75.000 personas, según las estimaciones más bajas proporcionadas de manera extraoficial por el Departamento de Bomberos de Washington D.C. --bloggers conservadores, no obstante, elevaron esta cifra por encima de los 600.000 asistentes--.

Sin embargo, hay que destacar que varios analistas han puesto en duda la naturaleza "de base" de esta manifestación y sospechan que se trata de una operación de Relaciones Públicas perpetrada en la sombra por miembros del partido Republicano. Entre los organizadores del evento se encontraban ONG como National Taxpayers Union, The Heartland Institute o Tea Party Patriots, pero destaca sobre todo una en particular: FreedomWorks, presidida por el antiguo líder republicano de la Cámara de Representantes, Dick Armey, al que se acusa de falsear la naturaleza espontánea del evento --una maniobra conocida como "astroturfing", un término cada vez más asociado al Tea Party--. Armey ha rechazado estas críticas.

HISTORIA Y RESPALDO

El movimiento Tea Party se articula en torno a ciertas tradiciones y símbolos históricos, comenzando por su enseña: la bandera Gadsden, una serpiente enroscada, preparada para atacar, sobre un fondo amarillo y el lema "No Me Oprimas", que enarbolaban los primeros barcos de la Marina estadounidense durante la Revolución.

El Tea Party cuenta con un principio fundamental, que es el rechazo explícito de la filosofía progresista, esto es, la capacidad de científicos sociales para analizar problemas cívicos y aportar al Gobierno las directrices necesarias para su solución. El movimiento defiende que la solución parte del individuo y sospechan que el progresismo --un término adoptado recientemente por algunos demócratas estadounidenses en sustitución de "liberal"-- no es más que una argucia para concentrar el poder.

Pero muchos de sus integrantes van más allá del mero rechazo al Progresismo y amplían sus objetivos a la acción de cualquier forma de Gobierno, independientemente de su tamaño; ciudadanos como por ejemplo Joe Conrad. "Que nadie me llame republicano. Soy un pensador independiente en contra del 'Gran Gobierno'. El Tea Party no es un partido. Me gustaría hacer políticas sin partidos", asegura en declaraciones al magacín 'Time'. "Es hora de que alcemos la voz", dice Suzanne Curran. "Somos el pueblo, los jefes, y estos representantes electos son los empleados. Hay que dejar de llamarles 'oficiales', porque les estamos dando más crédito del que merecen", asevera.

A pesar del creciente apoyo popular, el Tea Party no es un movimiento cohesionado y por ello está expuesto al peligro verse expuesto a la intoxicación de teóricos de la conspiración de la ultraderecha o Nativistas que propugnan la expulsión inmediata de los inmigrantes, pero de momento se considera una amenaza menor y los organizadores prefieren centrarse en las muestras de apoyo que se reflejan en las encuestas.

Un 20 por ciento de los encuestados el pasado diciembre manifestaban una opinión "muy positiva" del movimiento, por sólo un 10 por ciento de respaldo claro a favor de los demócratas y un 5 por ciento para los republicanos, según una encuesta divulgada por MSNBC, realizada a 1,008 participantes entre el 11 y el 14 de diciembre de 2009 y con un margen de error el +/- 3,1 por ciento.