Crónica EEUU(5)- Una rica heredera de Arizona o una abogada educada en Princetown y Harvard, futura primera dama de EEUU

Actualizado: lunes, 3 noviembre 2008 21:07

A Cindy McCain no le gusta la vida en Washington, mientras que Michelle Obama parece encontrarse cómoda haciendo política

NUEVA YORK, 3 Nov. (EUROPA PRESS) -

Los estadounidenses eligen mañana al que será su presidente durante los próximos cuatro años, una elección que lleva aparejada la de la primera dama, papel que si bien no tiene un carácter político ha ido ganando más peso con el paso de los años debido en gran medida a la personalidad de algunas de las inquilinas de la Casa Blanca. En esta ocasión, una rica heredera de Arizona y una abogada educada en las universidades de Princetown y Harvard son las candidatas al puesto.

Desde Martha Washington hasta Laura Bush, muchas han sido las esposas de presidentes que han pasado por la Casa Blanca. En un primer momento su papel se limitaba a ser la anfitriona de las cenas y fiestas en el palacio presidencial, además de marcar la moda, para poco a poco irse implicando en actividades humanitarias.

Tras Eleanor Roosevelt, que se convirtió en "los ojos y oídos" de su marido, Franklin Roosevelt, al estar éste postrado en una silla de ruedas, las primeras damas se fueron implicando aún más en cuestiones políticas, sobre todo de índole social --educación, sanidad, medio ambiente--.

En el caso de Cindy McCain, de 54 años, ésta parece preparada por su trayectoria personal para desempeñar el puesto de primera dama a la perfección. Amante de la ropa elegante y siempre bien peinada, McCain ha reconocido que su modelo a seguir es la Princesa Diana de Gales.

Sin embargo, para esta rica heredera de la empresa distribuidora de cervezas de su familia --una de las más importantes del país--, la vida en Washington no parece ser algo atrayente, aunque los que la conocen aseguran que está dispuesta a hacer lo necesario para respaldar a su marido. Todo se remonta a cuando McCain fue elegido para la Cámara de Representantes y Cindy tuvo que sufrir en sus propias carnes el desprecio de las mujeres de otros congresistas, al ser la segunda esposa de éste y 18 años más joven.

Cindy McCain optó por volver a su Phoenix natal y centrarse en su familia. Desde entonces, el matrimonio ha vivido prácticamente más tiempo separado que juntos, puesto que McCain reside normalmente en Washington y regresa al rancho familiar los fines de semana. No en vano, Cindy define a su marido como su mejor amigo y los dos han reconocido que es durante la campaña cuando los dos pasan más tiempo juntos.

Esta separación de su marido fue una de las cosas que la empujó a realizar labores humanitarias. Titulada en Educación Especial por la Universidad de Southern California, Cindy McCain creó el American Voluntary Medical Team, una organización caritativa cuyo cometido era suministrar material médico y expertos a países necesitados como Vietnam o Kuwait. Estas actividades la llevaron a visitar varios países, incluido Bangladesh, de donde volvió con una niña que adoptó el matrimonio, aunque McCain no había sido informado previamente.

Sin embargo, esta iniciativa humanitaria acabó mal. En 1994, Cindy McCain anunció la disolución de su organización tras reconocer su adicción a los barbitúricos, que había estado obteniendo durante años a través precisamente de ésta. A esta adicción, que su marido desconocía, se sumó una apoplejía en 2004, que le dejó durante un tiempo incapaz de caminar o hablar.

Durante la campaña, Cindy McCain ha preferido mantenerse en un segundo plano, limitándose a presentar a su marido y a asistir tras él, sonriendo y asintiendo, durante los numerosos mítines que éste ha dado por todo el país. Cindy ha protagonizado pocos actos de campaña en solitario y tampoco ha concedido muchas entrevistas durante estos meses.

No obstante, en los últimos tiempos, quizá tras constatar que su marido parecía alejarse de la Casa Blanca, ha realizado algunas declaraciones contundentes contra el candidato demócrata a la Casa Blanca, Barack Obama.

Así, ha denunciado que la campaña de Obama ha sido "la más sucia en la historia americana" y asegurado que "el día que el senador Obama no votó para financiar a mi hijo cuando estaba sirviendo (en Irak) me provocó un escalofrío en todo mi cuerpo". Asimismo, ha querido dejar claro que, al contrario que la mujer de Obama, ella está orgullosa de Estados Unidos. "Estoy muy orgullosa de mi país", ha señalado.

MICHELLE OBAMA

Michelle Obama, de 44 años, parece tener poco en común con Cindy McCain. Nacida en una familia humilde de Chicago, hija de una secretaria y de un empleado de la planta de agua de la ciudad, Michelle se crió en un apartamento de un solo dormitorio en un barrio predominantemente negro. Sin embargo, el hecho de que acudiera a una escuela racialmente mixta hizo que se mezclara con facilidad con chicas de su edad blancas. De hecho, ella misma ha reconocido que fue en la universidad donde se dio cuenta de que era negra.

En Princetown, realizó una tesis sobre cómo los estudiantes negros deseosos de entrar en un mundo blanco podían mantenerse apegados a su cultura y raíces, para a continuación graduarse en Derecho en Harvard. A continuación, Michelle Obama entró a trabajar en un bufete de abogados, donde conocería al que hoy es su marido. Actualmente, es la vicepresidenta del hospital de la Universidad de Chicago, un trabajo a tiempo parcial que le deja tiempo para cuidar de las dos hijas del matrimonio, Malia, de 10 años, y Sasha, de 7.

Michelle ha asegurado que "el servicio a la comunidad ha sido una gran parte de mi vida", algo en lo que coincide con Barack Obama. Durante la campaña, ha tenido un papel cada vez más importante, no limitándose sólo a presentar a su marido, sino que ha protagonizado numerosos actos en solitario y concedido entrevistas. "Me gusta más de lo que pensé que lo haría", reconoció esta misma semana.

Sin embargo, ha dejado claro que su prioridad, si finalmente se traslada a vivir en la Casa Blanca, es la de ser madre, más allá de asesorar a su marido en distintas cuestiones, como ha hecho hasta ahora. "Mi primer trabajo, para ser honestos, va a seguir siendo el de 'madre en jefe'", afirmó en una entrevista reciente.

De hecho, durante la larga campaña electoral, primero por las primarias y ahora por la Casa Blanca, Michelle Obama ha tratado de conjugar su papel de madre de dos hijas pequeñas con el de esposa del candidato, poniendo de manifiesto su capacidad de oradora que le ha llevado a reunir a miles de personas en sus actos en solitario. Es más, su discurso durante la Convención Demócrata fue uno de los más aplaudidos.

Pero Michelle Obama también ha recibido críticas. En un discurso reciente en Denver, en el que reflexionó sobre la campaña y el lugar aventajado en que se encuentra su marido, consideró que "es algo nuevo y algo bastante importante". Por eso, añadió, "estoy orgullosa de mi país y estoy orgullosa de mi marido". Esta afirmación hizo que se le reprochara su falta de patriotismo.

Independientemente de lo que pase mañana y de que pueda hacer historia al convertirse en la primera esposa negra de un presidente, Michelle Obama confía en que la campaña haya servido para cambiar la imagen sobre la comunidad afroamericana. Según Lisa Mundy, autora de su biografía, Michelle espera que "si la campaña no consigue nada más, al menos sirva para ampliar el sentido de quiénes son los afroamericanos".