Crónica Irak.-Nuevos casos de violencia en Irak se cobran la vida de 26 suníes en venganza por la masacre de ayer

Actualizado: viernes, 24 noviembre 2006 21:22

Un Policía denuncia que el Ejército no impidió que varios suníes murieran quemados vivos cerca de su cuartel general

BAGDAD, 24 Nov. (EP/AP) -

Irak se despertó hoy en una espiral de violencia que se cobró la vida de 25 iraquíes de confesión suní, incluidas seis personas que han sido quemadas vivas por milicianos del Ejército del Mahdi en Bagdad, en respuesta a la masacre que ayer tuvo lugar en ciudad Sadr y en la que murieron más de 250 chiíes, según un nuevo balance, en cuatro atentados con coches bomba y disparos de mortero perpetrados por insurgentes suníes.

En este sentido, musulmanes suníes denunciaron que milicianos chiíes han cometido asesinatos, quemado casas y destruido mezquitas, ante la pasividad de la Policía, dominada por chiíes, en venganza por el atentado de ayer.

Además, al menos 22 personas murieron y otras 26 sufrieron heridas en un atentado con dos coches bombas en la ciudad de Tal Afar, localidad situada a 150 kilómetros al este de la frontera siria y a 420 kilómetros al noroeste de Bagdad, según informaron hoy fuentes policiales que explicaron que la detonación tuvo lugar en el exterior de un concesionario de coches alrededor de las 11:00 horas local.

Se trata del atentado más importante después de la muerte ayer de más de 200 personas en un ataque múltiple en el barrio bagdadí de Ciudad Sadr, que ha hecho temer por el colapso del país, sumido en una espiral de violencia interconfesional entre suníes y chiíes, aunque hoy también se registró la muerte de seis iraquíes suníes que fueron rociados con queroseno y quemados vivos en la capital del país por varios milicianos chiíes, cuando éstos acababan de salir de una mezquita de la capital donde asistieron a la tradicional oración de los viernes.

Este incidente tuvo lugar en las proximidades de un puesto de control del Ejército iraquí, cuyos soldados no intervinieron para evitar el incidente, según admitió el capitán de Policía, Jamil Husein.

Además, partidarios del clérigo chií Muqtada al Sadr, jefe del Ejército del Mahdi, se apresuraron a quemar cuatro mezquitas suníes e irrumpieron en varios hogares, en los que asesinaron a doce residentes suníes del barrio Hurriyah, un barrio de confesión mixta, según informó Hussein.

Los milicianos del Mahdi atacaron con granadas y artillería pesada y, asimismo, quemaron las mezquitas de Ahbab al Mustafa, Nidaa Allah, al Muhaimin y al Qaqaqa, donde permanecieron como meros espectadores hasta la llegada de fuerzas de la coalición estadounidenses, cuando se dispersaron.

Por su parte, testigos presenciales y residentes de la zona explicaron que los milicianos chiíes les impidieron entrar en los edificios en llamas para retirar los cuerpos de las doce víctimas, mientras la Policía y los militares permanecían en las cercanías sin intervenir, subrayó Husein.

Poco después, varios milicianos llevaron a cabo una redada en la mezquita suní en el distrito de el Amel y mataron a dos guardias, según informó el teniente de Policía Maitham Abdul Razaq, y subrayó que otras mezquitas suníes fueron asimismo atacadas en el este de Bagdad, aunque no pudo especificar el número determinado.

En este contexto, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, condenó hoy "de la forma más contundente" la violencia "atroz" que vive Irak y urgió a los iraquíes a escuchar los mensajes de tranquilidad a los que apelan sus respectivos líderes políticos y religiosos, además de pedir que sumen esfuerzos para "impulsar un diálogo nacional sincero que aborde las necesidades y aspiraciones de todos", según publicó su portavoz en un comunicado.

El representante especial del secretario general en Irak, Ashraf Qazi, condenó enérgicamente los crímenes violentos que atentan contra el tejido social iraquí y cualquier posibilidad futura de paz, tolerancia y unidad, e instó a las autoridades locales a perseguir y detener a los criminales y presentarlos ante la justicia.

La Casa Blanca también expresó por su parte su preocupación por la escalada de asesinatos de civiles en Irak, en vísperas a que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, viaje a Amán la semana que viene para reunirse con el primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, con el fin de evaluar la actual situación en el país y las alternativas para sacar a Irak de la espiral de violencia en que se encuentra.

Según la portavoz de la Casa Blanca Jeanie Mamo, la Administración estadounidense "condena estos actos sin sentido que buscan de forma precisa socavar las esperanzas de los iraquíes en un Irak pacífico y estable". Asimismo, la portavoz recordó el "firme compromiso" de Estados Unidos de ayudar a los iraquíes en la consecución de tal fin.

Mientras, el parlamentario iraquí Qusai Abdul Wahab, seguidor del dirigente chií Muqtada al Sadr, responsabilizó a "las fuerzas de la ocupación" de los atentados de ayer en ciudad Sadr por la incapacidad de Estados Unidos para garantizar la seguridad en Bagdad y exigió "el establecimiento de un plazo para su retirada".

Por su parte, el embajador de España en Irak, Ignacio Rupérez, denunció hoy la situación "gravísima, incontrolable y que va a más" que sufren desde hace años los iraquíes. "Lo ocurrido ayer está ocurriendo todos los días, a mayor o menor nivel", afirmó Rupérez en declaraciones a la cadena SER. "Por desgracia no es nada nuevo y la situación sigue siendo gravísima, incontrolable y en mi opinión va a más", prosiguió.

Se trata de un "problema internacional que tiene que resolverse regionalmente, que tiene que resolverse por un acuerdo entre Estados Unidos, Siria e Irán especialmente", declaró Rupérez. Por ello, lamentó que todos los movimientos que ha habido, algunos bastante serios, de acercamiento entre Estados Unidos, por una parte, y Siria e Irán, por la otra, hayan "registrado fuerzas contrarias que los han impedido, los han obstaculizado y los han arruinado".

COMIENZAN LOS FUNERALES POR LOS 215 MUERTOS

A primera hora de hoy viernes comenzó la marcha fúnebre por la masacre perpetrada ayer en ciudad Sadr. Cientos de hombres, mujeres y niños se golpeaban el pecho entre llantos mientras caminaban arropando los vehículos que transportaban los ataúdes de sus seres queridos y al grito de "Dios es grande".

Al llegar a los límites de ciudad Sadr, la comitiva despidió a los vehículos, que recorren los 160 kilómetros que les separan de Nayaf, un camino peligroso que transcurre por algunas zonas controladas por las milicias suníes, en el denominado "Triángulo de la Muerte".

El resto de Bagdad permanece bajo un toque de queda de 24 horas que pretende frenar la oleada de violencia sectaria que sacude la capital. El primer ministro iraquí, Nuri Al Maliki, ordenó a la Policía escoltar el cortejo fúnebre de las víctimas de los ataques que viajan desde ciudad Sadr hasta Nayaf, ciudad santa chií donde serán enterrados.