Crónica Kenia.- Los niños desplazados por la violencia necesitan atención prioritaria por las atrocidades que han visto

Actualizado: martes, 26 febrero 2008 20:02

A los problemas psicológicos que presentan hay que añadir los riesgos físicos a los que están expuestos los menores por la inseguridad

MADRID, 26 Feb. (EUROPA PRESS) -

La violencia que estalló en Kenia hace dos meses tras entregarse los resultados oficiales de las cuestionadas elecciones presidenciales ha dejado consecuencias que llevará largo tiempo enmendar. Sin haber finalizado aún el conflicto político, pues Gobierno y oposición continúan negociando, sus víctimas más vulnerables, los niños, requieren de atención prioritaria, sobre todo los desplazados, al haber sido testigos de atrocidades y haber perdido todo contacto con sus familias, según los trabajadores humanitarios que operan en la zona.

Después de casi 60 días de violencia las organizaciones de ayuda han contabilizado unos 150.000 niños desplazados, la mitad del total de personas que ha tenido que huir de sus hogares por los enfrentamientos políticos y étnicos.

James Riako, un cooperante de la Sociedad de la Cruz Roja de Kenia (KRCS, por sus siglas en inglés), opina que "el futuro de Kenia es muy oscuro porque no sabemos cómo afectarán a las vidas de los niños que estamos atendiendo las cosas que han visto".

Riako, que trabaja en un improvisado campamento para desplazados en los terrenos de la catedral de San Esteban en Kisumu, la capital de la provincia de Nyanza (oeste), explicó que parte del trabajo de los cooperantes consiste en hablar con los niños para que cuenten lo que les ha pasado a sus familias.

Uno de los menores contó que "alguien" mató a sus padres delante de él y que luego quemó los cadáveres. "Están acumulando mucha ira, mucho odio, mucho resentimiento y frustración. Saben que su gente ha combatido y que la otra tribu es su enemiga", añadió.

Algunos de ellos son muy vengativos, comentó Rosemary Akoth Okomo, otra asesora de ayuda humanitaria, quien explicó que si les preguntan a los niños de etnia luo qué harían si se encontraran a un kikuyu, responden que podrían matarle. "No paran de pensar en el modo en que han perdido a sus padres, el modo en que han perdido su casa, y eso les atormenta", señaló.

Por todo ello, Riako hizo hincapié en que los niños desplazados necesitan ayuda psicológica para superar estas experiencias. A su juicio, llevarles sólo a casa de sus familiares no ayudará al país. "Necesitamos sacar lo que tienen dentro. Después organizamos la terapia psicológica para que puedan sacar estas experiencias de sus mentes", afirmó.

Por su parte, Pamela Sittoni, portavoz del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), consideró que las autoridades kenianas deben desarrollar en todo el país un programa de tratamiento, lo cual debe ser tratado como una prioridad.

RIESGOS FÍSICOS

Además de los riesgos psicológicos, muchos niños que han sido separados de sus padres por la violencia también están en peligro físico. Esta fue la experiencia de Angeline Akayo, una mujer de Kisumu, que cuenta cómo una tarde se encontró a dos niños de uno y dos años en una estación de autobuses, "como si una persona les hubiera abandonado allí". Preguntó a varios niños vagabundos que había por allí si habían visto algo, pero no contestaron, por lo que decidió llevárselos a su casa.

Más tarde, el niño de dos años le dijo que eran de Naivasha, una ciudad situada a casi 300 kilómetros de distancia. Según relató Akayo, después llevó a los niños al orfanato de Santa Teresa, en Kisumu. "Al parecer, un hombre que dijo ser su vecino vio al padre muerto y a la madre que era trasladada a un hospital. Sabía que (los niños) eran luos de (la ciudad de) Ahero, por lo que les puso en un autobús con dirección a Kisumu", explicó la hermana Philomena, encargada del orfanato, quien informó a la Policía de este caso con la confianza de que la madre pueda encontrarles.

Pero los riesgos llegan incluso cuando los niños ya han llegado a un campamento de refugiados. Algunas personas se han llevado a menores del campo donde trabaja James Riako, como una mujer que se llevó a un chico de 15 años porque necesitaba servicio doméstico. El peligro está cuando rebrota la violencia y estos niños se ven afectados de nuevo por enfrentamientos étnicos.

En el campamento junto a la catedral de San Esteban, la KRCS está intentando encontrar a las familias de 30 menores. Pero los cooperantes creen que hay muchos más niños en Kisumu sin la protección de adultos debido a que no todos los menores que pasan por el oeste de Kenia, llegados de otras partes del país, van a parar al campamento.

Si no encuentran a las familias, muchos niños son enviados a casas de acogida, pero sólo a las gestionadas por las autoridades porque las privadas pueden tener "intenciones ocultas", según una cooperante, que asegura que el Gobierno keniano no promueve las instituciones privadas de este sector, ya que algunas "no son auténticas" casas de acogida de menores.

ENCONTRAR UN LUGAR SEGURO

Una vez que están bajo la protección del Estado debido a que sus familias no han sido localizadas, el Departamento de Infancia les encuentra un lugar alternativo para vivir, en muchos casos por medio de la adopción.

Pero muchas veces, los menores que encuentran a sus familiares también se enfrentan a riesgos, especialmente si estas personas son pobres. De hecho, los voluntarios aseguran que el índice de éxito en la adaptación de estos niños a sus familias sólo llega al 30 ó 40 por ciento. "La mayoría de ellos desafortunadamente están acabando en hogares de acogida", indicó Irene Owuor, una cooperante.

Según explicó, su principal objetivo es conseguir que los menores estén en un lugar seguro y, por lo general, es lo que asumen cuando encuentran a sus padres o familiares cercanos. Pero este no siempre es el caso, ya que hay gente que utiliza a estos niños para trabajar.

UNICEF, que ya había puesto en marcha un programa para ayudar económicamente a las familias de pocos recursos que se queden con huérfanos antes de los sucesos violentos, está estudiando si la nueva situación creada en Kenia hace dos meses requiere ampliar esta iniciativa.