Suleiman califica lo ocurrido de ataque terrorista y asegura que "el Ejército no se plegará" ante los autores de la masacre
BEIRUT, 13 Ago. (EUROPA PRESS) -
Un atentado perpetrado hoy contra un autobús en la ciudad de Trípoli, en el norte de Líbano, acabó con la vida de al menos 18 personas, entre ellos nueve soldados, y causó heridas a otras 45. Se trata del atentado más sangriento registrado en el país desde que el Ejército iniciase el año pasado una campaña para controlar la insurgencia de Al Fatá Al Islam en el norte del país.
La bomba, según informó el Ejército en un comunicado, estaba colocada en una bolsa en la parada de autobús donde normalmente suben los soldados y fue activada mediante control remoto a las 7.45 hora local, poco antes del importante encuentro que el nuevo presidente libanés, Michel Suleiman, iba a mantener con su homólogo sirio, Bashar al Assad, en Damasco para tratar de estrechar las relaciones entre los dos países.
Cristales rotos, grandes cantidades de sangre y 18 víctimas fueron el resultado de una explosión que el propio Ejército libanés calificó como "atentado terrorista". Por el momento, ningún grupo ha reivindicado la responsabilidad del ataque en la región, que ha sido escenario de enfrentamientos sectarios y choques entre el Ejército y milicianos islamistas.
Suleiman también calificó lo ocurrido de ataque terrorista y aseguró en un comunicado emitido desde la capital siria que "el Ejército y las fuerzas de seguridad no se plegarán a los intentos de aterrorizarles con ataques y crímenes".
El año pasado, el propio Suleiman lideró durante quince semanas como Jefe del Ejército, puesto que ocupaba hasta que en mayo fue nombrado presidente del país, una campaña militar para controlar la insurrección de Al Fatá al Islam, un grupo terrorista de carácter islamista vinculado a Al Qaeda, cuyas bases estaban establecidas en el campo de refugiados palestino de Nahr al Bared, cerca de Trípoli. Gracias a aquellos enfrentamientos, en los que cayeron 170 soldados libaneses, el Ejército logró controlar la insurrección.
Por su parte, el primer ministro Fuad Siniora aseguró que la intención de los terroristas era la de perpetuar la tensión en el Líbano, país que ha sufrido varias oleadas de atentados desde que en 2005 fuera asesinado el ex primer ministro Rafik al Hariri.
El ministro de Información, Tareq Mitri, anunció que "ha comenzado una investigación y hay muchas interpretaciones, interpretaciones políticas", en respuesta a las especulaciones de que el atentado buscaría repercutir en la visita de Suleiman a Siria, la primera desde su elección como presidente.
GOBIERNOS DE EUROPA Y ORIENTE PRÓXIMO CONDENAN EL ATENTADO
Las reacciones al atentado no se han hecho esperar. Diferentes gobiernos europeos y árabes han condenado el atentado y han deseado que no sirva para desestabilizar al Gobierno de coalición libanés formado el pasado mes de mayo.
España, que mantiene desplegados en Líbano unos 1.100 efectivos y es de los países, junto con Francia e Italia, que más tropas aportan a la fuerza de la ONU en ese país, FINUL, condenó "enérgicamente" el "brutal" atentado terrorista de esta mañana en la ciudad libanesa de Trípoli, al tiempo que reiteró su "firme compromiso con la estabilización y la reconstrucción" del 'país de los cedros'.
En un comunicado difundido por el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación, el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero manifestó también su "pleno respaldo a las instituciones libanesas" para que enfrenten la amenaza del terrorismo con "todos los instrumentos del Estado". Además, quiso recalcar "la solidaridad del pueblo español con el pueblo libanés amigo" y trasladó "los mejores deseos" del Gobierno para el "pronto restablecimiento de los heridos".
La comisaria europea de Relaciones Exteriores, Benita Ferrero-Waldner, expresó su "fuerte condena" por el ataque, afirmó que "los autores de este atroz crimen terrorista deben ser perseguidos y llevados ante la justicia" y recordó que "la UE permanece firme en su apoyo para reforzar las instituciones del Estado libanés y está preparada para respaldar todos los esfuerzos para la estabilidad del país".
En nombre de su presidente, Nicolas Sarkozy, el Gobierno Francés también condenó el atentado, al que calificó como "odioso y cobarde". El Elíseo también presentó "sus condolencias a las familias de las víctimas" y reafirmó "el apoyo indefectible de Francia a Líbano, a sus autoridades y a sus instituciones encargadas de la seguridad en la lucha contra el terrorismo".
El Gobierno de Siria, país en el que se encuentra Suleiman, condenó "fuertemente" el atentado y lo calificó como un "acto criminal".
