Crónica Líbano.- Crece la inestabilidad en Líbano tras los duros choques entre el Ejército e islamistas palestinos

Actualizado: domingo, 20 mayo 2007 19:27

El Ejército atacó la sede de Al Fatá al Islam en el campamento de refugiados de Nahr el Bared, cerca de Trípoli

BEIRUT, 20 May. (EP/AP) -

Al menos 39 personas murieron en los enfrentamientos registrados hoy entre el Ejército libanés y la milicia de la organización Al Fatá al Islam en Trípoli y en un campamento de refugiados palestinos cercano. Mientras, expertos y analistas alertan del peligro de una crisis económica y humanitaria en los campamentos de refugiados palestinos en los que viven unas 400.000 personas.

Todo comenzó cuando el Ejército libanés asaltó una vivienda de los islamistas en Trípoli. Las autoridades aseguraban que estaban buscando a los presuntos autores del robo de 125.000 dólares (92.750 euros) en banco ocurrido el día anterior en Amyoun, una localidad del sureste de Trípoli.

Los combates se extendieron por las calles adyacentes y también al campamento de refugiados de Nahr el Bared. Los milicianos islamistas tomaron varias posiciones del Ejército situadas en la entrada del campamento y dos vehículos de transporte de tropas. Comenzaron entonces a disparar contra las carreteras que comunican el campamento con la ciudad y atacaron a una unidad militar. En estos primeros choques murieron dos soldados, informaron fuentes de la seguridad.

El Ejército pudo finalmente hacerse con la situación a media mañana, cuando llegaron refuerzos y artillería pesada con la que atacaron las instalaciones de la milicia en el interior del campamento.

"Apoyamos totalmente a las tropas del Ejército libanés y lo que están haciendo", afirmó Abed Attar, un habitante de Trípoli que observaba los ataques de la artillería y los carros de combate. Attar formaba parte de una pequeña multitud congregada para animar a los militares; una muestra más de la tensión que se vive entre los libaneses y los numerosos refugiados palestinos que viven en Líbano, llegados durante las décadas de conflicto con Israel.

Los duros enfrentamientos se saldaron con un total de 22 militares libaneses, 17 milicianos de Al Fatá al Islam y al menos 12 civiles muertos. También hay 19 soldados y 14 agentes de la Policía heridos.

Los fallecidos civiles podrían ser palestinos que vivían en el interior de Nahr el Bared, pero la información proviene de los propios residentes del campamento, por lo que las autoridades libanesas no pudieron confirmar estas muertes al no tener presencia efectiva en el interior del mismo.

Los combates se extendieron a la localidad de Trípoli, la segunda ciudad del país, situada a poca distancia del campamento de refugiados palestinos. Allí fallecieron diez de los milicianos islamistas.

Un portavoz del grupo Al Fatá al Islam, Abu Salim, confirmó la muerte de sólo dos milicianos y las heridas recibidas por otros cinco en el campamento de refugiados. "Muchas viviendas han quedado destruidas", declaró a AP desde el propio campamento por vía telefónica.

Fuentes anónimas de los servicios de seguridad libaneses aseguran que una de las víctimas del ataque del Ejército es Abu Yazan, uno de los más importantes dirigentes de la organización. Abu Salim aseguró no tener información sobre la cuestión.

El portavoz de Al Fatá al Islam aprovechó para desmentir la autenticidad de un comunicado remitido a las agencias de noticias en el que el grupo amenazaba con desencadenar una ofensiva violenta si el Ejército no detenía el ataque.

CIERRE DE FRONTERAS SIRIO

El Ministerio del Interior sirio decidió cerrar temporalmente los dos pasos fronterizos que comunican Siria con el norte de Líbano hasta que la situación en la zona reúna las condiciones de seguridad necesarias, informó hoy una fuente gubernamental a la agencia de noticias siria SANA.

"Debido a las circunstancias de seguridad en el norte de Líbano y para preservar la seguridad de los ciudadanos sirios y libaneses, el Ministerio del Interior decidió cerrar los pasos fronterizos de Al Arida y Al Dabbousiya hasta que la situación de seguridad sea más segura en el norte de Líbano", indicó la fuente

UN ELEMENTO DESESTABILIZADOR MÁS

Estos incidentes violentos añaden un elemento desestabilizador más a la crisis política y de violencia de Líbano. La crisis política está marcada por el enfrentamiento entre el Gobierno pro-occidental del primer ministro Fuad Siniora, y la oposición del partido chií islamista Hezbolá y sus aliados pro-sirios. La tensión alcanza estas semanas su punto más álgido desde la guerra civil libanesa de 1975-1990.

A este cóctel hay que añadir la constante amenaza del potente Ejército israelí que ya el verano pasado inició una ofensiva de dudoso éxito contra la milicia de Hezbolá y la importante presencia de refugiados palestinos, unos 400.000, con sus propias milicias armadas como Al Fatá al Islam, una organización con base en Siria escindida a principios de la década de 1980 de Levantamiento al Fatá, separado a su vez del movimiento nacionalista palestino Al Fatá fundado por Yasir Arafat y liderado ahora por el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas.

Algunos cargos de la seguridad libanesa consideran al grupo una organización radical musulmana suní con vínculos con Al Qaeda, o al menos con un estilo de militancia y doctrina similar a la red terrorista internacional. Sin embargo, otras fuentes, principalmente las vinculadas al Gobierno, afirman que tienen vínculos con la inteligencia militar siria y que pretenden desestabilizar el país.

El líder de la organización es Shaker Youssef al Absi, un palestino exiliado en Siria condenado a muerte en ausencia en julio de 2004 por un tribunal militar jordano. Se le atribuyen los cargos de conspiración terrorista e intento de asesinato en Jordania del diplomático estadounidense Laurence Foley, un acto atribuido a Al Qaeda en Irak.

Las principales facciones palestinas, también presentes en Líbano, se distancian de Al Fatá al Islam. Y es que existen decenas de campamentos de refugiados palestinos por todo Líbano en los que las autoridades de Beirut no ejercen ninguna autoridad efectiva.

Los incidentes de hoy podrían empujar al Gobierno a tomar finalmente la decisión de intensificar la vigilancia y los controles en los accesos de estos campamentos, lo que supondría un agravamiento de la situación económica y humanitaria en su interior, según advierten expertos y analistas.