Crónica Refugiados.- ICG responsabiliza a Irak y a EEUU de la actual crisis de refugiados iraquíes

Actualizado: sábado, 12 julio 2008 23:21

El grupo advierte del aumento de los niveles de criminalidad en los países anfitriones y las pobres condiciones para un posible regreso

MADRID, 12 Jul. (EUROPA PRESS) -

La temida crisis de refugiados anticipada por la comunidad internacional tras la invasión de Irak en 2003 ha llegado con unos años de retraso, pero es mucho más grave de lo que se esperaba; en parte por la acción militar, en parte por el fracaso de las autoridades iraquíes y estadounidenses a la hora de contener la violencia subsiguiente en el país, según estima el último informe del grupo de estudios políticos ICG.

Y mientras los números exactos todavía son inciertos, lo que no está en tela de duda es la magnitud del problema: a día de hoy, la crisis producida de los refugiados iraquíes --dos millones y medio desplazados dentro del país y otros tantos fuera de él-- es la segunda más importante del mundo, sólo por detrás de Afganistán y por delante de Sudán.

Si bien la situación de seguridad en Irak demuestra cierto grado de progreso, según ICG, la crisis de los refugiados seguirá vigente durante bastante tiempo, y podría empeorar si estos avances no experimentan un avance significativo.

Esta ola de refugiados ha afectado a Jordania, Siria y, en menor medida, a Líbano. Estos estados, así como la comunidad internacional y el Gobierno iraquí "han fracasado en sus responsabilidades", según el grupo, que ha recordado que los refugiados se han enfrentado a "situaciones estresantes" mientras sus ahorros se reducían cada vez más, y sus anfitriones endurecían sus políticas migratorias.

"Los países anfitriones deben proporcionar los servicios y protección adecuadas, pero tanto los países donantes como Irak son los principales responsables a la hora de ayudar tanto a los refugiados como a los países que les acogen", indica el ICG.

Cientos de miles de iraquíes se vieron obligados a abandonar el país desde 2005, salida que registró un repunte en febrero del siguiente año, tras el ataque contra la ciudad santa de Samarra. Desde ese momento, uno de cada cinco iraquíes --cinco millones, más o menos, ha abandonado sus hogares en un intento de hallar cobijo y seguridad.

Cerca de la mitad se ha refugiado en la región del Kurdistán, en calidad de desplazados internos, o bien en otras zonas del país relativamente más resguardadas ante la violencia. La otra mitad, que se ha podido permitir afrontar los gastos del viaje han escogido huir a países vecinos, como Jordania y Siria.

Estos países se mostraron inicialmente con los brazos abiertos, "dispuestos a acoger a sus hermanos iraquíes", pero con el paso del tiempo, tanto Damasco como Amán se han mostrado cada vez más reticentes a aceptar la llegada de los refugiados. Más aún, no han aportado "los cuidados básicos mínimos o las oportunidades necesarias para el empleo o educación infantil". Es cierto que algunos refugiados viven en la opulencia, particularmente en la capital jordana --lo que por otro lado provoca la envidia y el resentimiento entre la población local--, pero por lo general, sus condiciones de vida rayan al borde de la pobreza.

El resultado de todo ello es la radicalización y la violencia, tal y como advierte el grupo de analistas. "El índice de criminalidad, que ya ha alcanzado niveles alarmantes en varios países anfitriones, podría seguir creciendo; y estos mismos países, cuyas capacidades socioeconómicas están siendo duramente puestas a prueba, se enfrentan a costes de mantenimiento cada vez más altos, lo que podría exacerbar las tensiones entre su población y los refugiados", indicó.

Pero de todas maneras, y a pesar de la ineficacia con la que tanto Siria como Jordania han abordado la cuestión de los refugiados, el ICG elogia la labor de estos países "por recibir a tantos iraquíes en un primer momento, y permitiéndoles quedarse a costa de un gran esfuerzo para sus propias sociedades". Cosa que no puede ser dicha del Gobierno iraquí, según el grupo.

FRACASO DE IRAK Y EEUU

"Es difícil conceder crédito al Gobierno iraquí", apunta el grupo, "que ha sido tremendamente tacaño con sus ciudadanos residentes en el extranjero, a pesar del dinero del petróleo que recibe la administración cada año". El grupo reconoce que, entre los refugiados, pueden encontrarse elementos adscritos al antiguo régimen de Sadam Husein, "pero no es excusa para la flagrante negligencia" perpetrada contra la "abrumadora mayoría de personas apolíticas que han servido lealmente a Irak, no a un régimen concreto".

En lo que se refiere a la participación internacional, especialmente la que procede de los estados participantes en la ocupación de Irak, su comportamiento "ha sido igualmente preocupante",según el grupo. Las naciones occidentales se han contentado con permitir a los países anfitriones de refugiados, pero han sido "menos generosos" a la hora de aportar apoyo financiero "y directamente reticentes" a reasentar a los refugiados en su propio suelo.

El grupo menciona especialmente a Estados Unidos, "cuyas políticas han desatado el caos que ha motivado el conflicto", y que ha fracasado "claramente" a la hora de desempeñar sus responsabilidades: ha desmerecido el problema, ha negado la asistencia necesaria a los países anfitriones y ha establecido controles de seguridad sin precedentes sobre refugiados iraquíes, controles a los que los ciudadanos de otros países no están sujetos.

Las recientes mejoras en la situación de seguridad de Irak no deben dar pie a pensar que el regreso de los refugiados sea inminente. "Incluso bajo las circunstancias actuales, el regreso es extremadamente peligroso, ya que la seguridad es incierta, los servicios públicos, inadecuados; y muchos hogares se encuentran destruidos, expropiados o situados en localidades controladas por las milicias de diferente confesión".

Y a pesar del regreso de gran número de refugiados, no hay indicaciones de que hayan regresado por la mejora de las condiciones de seguridad que han desembocado en el aumento del bienestar en Irak: simplemente, apunta el grupo, sus condiciones en el exilio son insoportables.

El grupo estima "atrevido" animar a los iraquíes a regresar hasta que no se dé un verdadero avance en las condiciones de seguridad. No obstante, para muchos de ellos es la única solución viable, aunque el grupo indica que "no tendrá lugar pronto".

ICG concluye afirmando que la situación de los refugiados en Irak "es algo más que una tragedia humanitaria": supone "la bancarrota del país en términos de recursos humanos", y harán falta décadas para reconstruir el país. La mayoría de los refugiados proceden de familias de clase media, en su mayoría seculares, y su huída ha dejado al país desprovisto de una enorme cantidad de mano de obra. Si acaso, el grupo recomienda que el período de exilio sea empleado "para enseñar a los refugiados nuevas técnicas que faciliten su eventual reincorporación a la sociedad iraquí". Una política que los países anfitriones deberían ir desarrollando.