Crónica UE (2).- La CE endurecerá el proceso de autorización de transgénicos para recuperar la confianza del consumidor

Actualizado: miércoles, 12 abril 2006 18:14

Los Verdes exigen una nueva moratoria sobre los OGM para estudiar sus efectos a largo plazo

BRUSELAS, 12 Abr. (EUROPA PRESS) -

La Comisión Europea anunció hoy que endurecerá el procedimiento de autorización de los organismos genéticamente modificados (OGM) para recuperar la confianza de los consumidores y los Estados miembros que se oponen a este tipo de cultivos. A partir de ahora, se exigirá a los fabricantes y a la Agencia Europea de Seguridad Alimentaria (AESA) estudios toxicológicos sobre los efectos a largo plazo de los transgénicos y su impacto sobre la biodiversidad, y se tendrán más en cuenta los estudios independientes que adviertan de posibles efectos negativos.

El Ejecutivo comunitario quiere que con estos cambios las autorizaciones de transgénicos sean "menos controvertidas", logrando el apoyo de más Estados miembros a las propuestas de Bruselas. "La Comisión considera que es deseable alcanzar mayorías claras para la aprobación de OGM y evitar las situaciones en las que la Comisión tiene que asumir la responsabilidad de la autorización en ausencia de mayorías claras", dijo la portavoz Pia Ahrenkilde.

El grupo de los Verdes en la Eurocámara acogió con satisfacción estos cambios y exigió al Ejecutivo comunitario que los lleve a sus últimas consecuencias implantando una nueva moratoria sobre la autorización de los OGM hasta que se disponga de análisis sobre sus efectos a largo plazo.

Durante los últimos meses, la mayoría de Estados miembros, entre ellos España, han atacado el procedimiento de autorización de transgénicos por la falta de transparencia e independencia. En un reciente debate, la ministra de Medio Ambiente, Cristina Narbona, criticó con dureza que la AESA sólo tenga en cuenta los datos que le suministran las empresas productores de OGM, y no los estudios independientes que manejan los Estados miembros.

Asimismo, la legislación comunitaria en materia de OGM deja en manos del Ejecutivo comunitario la decisión final de si autoriza o no un determinado producto en ausencia de acuerdo entre los Veinticinco. Desde que se levantó la anterior moratoria hace dos años, los Estados miembros nunca han logrado una mayoría cualificada ni a favor ni en contra de las autorizaciones, e incluso en los casos en los que una mayoría simple de países se oponía a un transgénico, la Comisión acabó dándole luz verde.

"La Comisión ha escuchado la petición de los Estados miembros de una mayor coherencia científica y más transparencia en el proceso de toma de decisiones y ofrece algunas soluciones concretas. Ahora los Estados miembros deben también cooperar y aplicar las reglas existentes de buena fe y asumir sus responsabilidades", dijo la portavoz del Ejecutivo comunitario.

A su juicio, no se trata de un "giro de 180 grados" en la política de la UE sobre transgénicos, sino de una serie de "mejoras prácticas" del marco legislativo comunitario, que se encuentra ya entre los "más estrictos" del mundo. Aseguró que los cambios, propuestos por el comisario de Sanidad y Protección de los Consumidores, Markos Kyprianou, y el de Medio Ambiente, Stavros Dimas, respetan las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y no provocarán "retrasos indebidos" en las autorizaciones.

En la fase de evaluación científica de los productos, la AESA tendrá que coordinarse más estrechamente con las agencias científicas nacionales para resolver cualquier opinión científica divergente entre los Estados miembros. Además, deberá justificar de forma detallada en sus dictámenes sobre cada solicitud por qué no acepta las objeciones científicas que presenten las autoridades en la materia nacionales.

Tanto las empresas que presenten una solicitud como la AESA tendrán que evaluar de manera más explícita en sus análisis de riesgos de los transgénicos los efectos potenciales a largo plazo y sobre la biodiversidad, especialmente en los destinados al cultivo. Finalmente, en la fase de decisión, el Ejecutivo comunitario tendrá que proponer medidas específicas para reducir los riesgos que se hayan identificado. Cuando un Estado miembro presente nuevas pruebas científicas que no haya estudiado la AESA, Bruselas podrá suspender el procedimiento de autorización.

En todo caso, el portavoz de Sanidad, Philip Tod, aseguró que, al término del proceso, la Comisión "ejercerá su responsabilidad" y autorizará los productos incluso aunque haya una mayoría simple de capitales que se opongan. Tod dijo que no se revisarán los expedientes de los OGM autorizados en los últimos meses, porque el Ejecutivo comunitario "no cuestiona la excelencia ni la independencia de la AESA". En su opinión, los cambios "no tendrán un coste económico significativo".

"Los cambios están diseñados para convencer a los Estados miembros y a los ciudadanos de que las decisiones de la UE sobre transgénicos se basan en evaluaciones científicas de alta calidad que garantizan un alto nivel de protección de la salud y el medio ambiente. Para la Comisión es crucial incrementar la confianza en estas reglas", apuntó Ahrenkilde.

Por su parte, la AESA publicó un dictamen sobre las moratorias que mantienen Austria, Francia, Alemania, Grecia y Luxemburgo sobre algunos transgénicos que han sido autorizados por la UE en el que concluye que no hay ningún indicio de que éstos vayan a provocar efectos negativos sobre la salud humana ni sobre el medioambiente.