Crónica UE.- La UE busca en su 50 cumpleaños un impuso para salir de la crisis constitucional

Actualizado: domingo, 25 marzo 2007 21:35

Los líderes europeos adoptan la 'Declaración de Berlín', que les compromete a encontrar una solución en 2009

BERLÍN, 25 Mar. (Del enviado especial de EUROPA PRESS, Juan Sanhermelando) -

Los jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete celebraron hoy por todo lo alto el 50 cumpleaños de la Unión Europea en un intento de crear un impulso positivo que permita salir de la crisis que mantiene bloqueada la UE desde que hace casi dos años Francia y Países Bajos dijeran 'no' en referéndum al Tratado Constitucional. La canciller alemana y presidenta de turno del Consejo, Ángela Merkel, el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, y el presidente de la Eurocámara, Hans-Gert Poettering, firmaron la 'Declaración de Berlín', en la que se comprometen a encontrar una solución a tiempo para las elecciones al Parlamento Europeo en junio de 2009.

"Con la unificación europea se ha hecho realidad un sueño de generaciones anteriores. Nuestra historia nos reclama que preservemos esta ventura para las generaciones venideras. Para ello debemos seguir adaptando la estructura política de Europa a la evolución de los tiempos. Henos aquí, por tanto, cincuenta años después de la firma de los Tratados de Roma, unidos en el empeño de dotar a la Unión Europea de fundamentos comunes renovados de aquí a las elecciones al Parlamento Europeo de 2009. Porque sabemos que Europa es nuestro futuro común", afirma la Declaración de Berlín.

Su elaboración ha puesto de relieve una vez más las profundas divergencias entre los Estados miembros sobre lo que debe ser el proyecto europeo, aunque la presidencia alemana ha tratado de crear un ambiente positivo que acabe con el europesimismo reinante en la UE y que permita retomar las negociaciones sobre la reforma institucional. Polonia y República Checa amenazaron hasta el último minuto con vetar el texto, y al final se ha evitado cualquier mención al Tratado Constitucional y no se ofrece ninguna receta concreta para superar la crisis.

Pese a todo, Merkel enfatizó que la 'Declaración de Berlín' "abre la vía" a un "fortalecimiento de la estructura constitucional interna" de la UE y alertó una vez más de que un fracaso sería una "oportunidad histórica perdida". A su juicio, lo que los líderes europeos decidan en los próximos meses "tendrá grandes repercusiones durante mucho tiempo tanto para bien como para mal".

"Los que esperaban que tendríamos en este 50 aniversario un Tratado constitucional estarán decepcionados, pero la 'Declaración de Berlín' abre la vía a los que piensan que es necesario un fortalecimiento de nuestro orden constitucional interno porque sabemos que hay que adaptar siempre la construcción política de Europa a realidades nuevas", dijo la canciller.

Reiteró su promesa de presentar en junio una "Hoja de Ruta" para salir del atolladero constitucional y recordó una vez más que no se puede partir de cero porque ya existe un proyecto de Tratado que fue firmado por los 27. Anunció que mantendrá el mismo método de trabajo que ha seguido en la redacción de la 'Declaración de Berlín', es decir, consultas bilaterales secretas con cada Estado miembro, porque a su juicio ha tenido éxito, pese a las críticas de la Eurocámara y de países como República Checa. Finalmente, abogó por celebrar durante la presidencia portuguesa el segundo semestre del año una conferencia intergubernamental (CIG) "corta y bien centrada" para aprobar el texto final.

En todo caso, las negociaciones constitucionales, en las que habrá que convencer a los países más escépticos como Reino Unido, Polonia, República Checa no se reanudarán hasta el día siguiente de la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas. La canciller explicó que los líderes de los 27 no habían discutido sobre el contenido del texto en Berlín, aunque dijo que todos están de acuerdo en la UE asuma más competencias en política energética, política exterior y asuntos de justicia e interior.

La canciller reabrió uno de los temas más polémicos del debate constitucional, la cuestión de si debe mencionarse a Dios o a las raíces judeocristianas de la UE en el Tratado constitucional, que se había zanjado en sentido negativo. Merkel dijo comprender las críticas del papa Benedicto XVI a la UE por no admitir esta herencia cristiana y abogó por un cambio de actitud, aunque dijo que las raíces cristianas no deben aparecer necesariamente en la Constitución sino que podrían recogerse en otro texto.

Por su parte, el presidente de la Comisión, José Manuel Durao Barroso, aseguró que tras la adopción de la 'Declaración de Berlín' la UE está "en mejores condiciones que antes" para abordar el debate constitucional y pidió a los Estados miembros "contribuciones constructivas". "Es tentador pero no es honesto que los políticos nacionales se adjudiquen todos los éxitos y culpen a Bruselas de todo lo malo. Resistamos esa tentación. Esta es la ética de la responsabilidad europea que todos debemos compartir", señaló.

HUELLA ESPAÑOLA

El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, indicó por su parte que se siente "satisfecho" con la 'Declaración de Berlín' porque, entre otras cosas, lleva la "huella española" en cuestiones como la apuesta por la resolución pacífica de conflictos. Zapatero, que dijo sentir una "gran satisfacción personal" como "europeísta" por poder participar en estos fastos, resaltó que ahora toca intentar fortalecer las instituciones para que tengan "liderazgo e impronta".

"En la apuesta por la resolución pacífica de conflictos, les aseguro que la posición de nuestro Gobierno ha sido decisiva, determinante", enfatizó Zapatero, quien dijo que también ha sido muy importante el papel desempeñado por los españoles para que se dé mayor importancia a las políticas de inmigración.

Asimismo, hizo hincapié en que Europa debe dotarse de un nuevo Tratado que, según el Ejecutivo español, debería tener "dimensión constitucional"; servir para que sus instituciones puedan ser más ágiles; favorecer un mayor peso en política internacional y en la resolución "pacífica" de conflictos e impulsar políticas de compromiso ante la desigualdad para frenar la inmigración ilegal. "España tiene una clara visión europeísta que supone que España es un firme defensor del Tratado. Eso es un cambio respecto al gobierno anterior, que tenía serias reticencias y se aliaba con las posturas de Gran Bretaña", indicó.

Por su parte, el primer ministro italiano, Romano Prodi, que fue presidente de la Comisión Europea entre 1999 y 2004, apuntó que "Europa necesita recuperar un poco de su locura creativa". "Para convencerse de que el mundo puede cambiarse, de que puede mejorarse, de que no hay que contentarse con aceptarlo tal cual es. Para completar su proyecto de paz y prosperidad: el proyecto más grande, más innovador y más visionario del mundo contemporáneo", señaló Prodi.