Crónica Vaticano.- El Papa denuncia la persistencia de hambre y pobreza en un mundo de "abundancia y consumismo"

Actualizado: lunes, 25 diciembre 2006 15:45

Expresa su confianza en que puedan resolverse los conflictos en el mundo, en especial los que asolan Oriente Próximo y Africa

ROMA, 25 Dic. (EUROPA PRESS) -

El Papa Benedicto XVI aprovechó hoy su tradicional mensaje 'Urbi et Orbi' para denunciar que el hombre "se muere todavía de hambre y sed, de enfermedad y pobreza en este tiempo de abundancia y de consumismo desenfrenado" y sigue necesitando un "Salvador" ante la complejidad de la sociedad actual. Asimismo, hizo un llamamiento a la resolución de los conflictos que asolan el mundo, en especial en Oriente Próximo y Africa.

Según el Santo Padre, el "hombre del siglo XXI, artífice autosuficiente y seguro de la propia suerte, se presenta como productor entusiasta de éxitos indiscutibles" y no parece necesitar de un "Salvador". Sin embargo, agregó, "no es así", ya que el hombre "se muere todavía de hambre y de sed, de enfermedad y de pobreza en este tiempo de abundancia y de consumismo desenfrenado".

"Todavía hay --lamentó el Papa-- quienes están esclavizados, explotados y ofendidos en su dignidad, quienes son víctimas del odio racial y religioso, y se ven impedidos de profesar libremente su fe por intolerancias y discriminaciones, por ingerencias políticas y coacciones físicas o morales". También "hay quienes ven su cuerpo y el de los propios seres queridos, especialmente niños, destrozado por el uso de las armas, por el terrorismo y por cualquier tipo de violencia en una época en que se invoca y proclama por doquier el progreso, la solidaridad y la paz para todos".

A estos se suman, añadió Benedicto XVI, aquellos que "sin esperanza, se ven obligados a dejar su casa y su patria para buscar en otros lugares condiciones de vida dignas" y los que "engañados por fáciles profetas de felicidad (...) se encaminan por el túnel de la soledad y acaban frecuentemente esclavizados por el alcohol o la droga" o el que "elige la muerte creyendo que ensalza la vida".

"¿Cómo no darse cuenta de que, precisamente desde el fondo de esta humanidad placentera y desesperada, surge una desgarradora petición de ayuda?", se preguntó el Pontífice, que pronunció su mensaje desde el balcón que da a la Plaza de San Pedro, abarrotada de fieles. Hoy, día de Navidad, añadió el Papa, "nuestro Salvador ha nacido en el mundo, porque sabe que lo necesitamos".

"A pesar de tantas formas de progreso, el ser humano es el mismo de siempre: una libertad tensa entre bien y mal, entre vida y muerte" y "es precisamente en su intimidad, en lo que la Biblia llama el 'corazón', donde siempre necesita ser salvado", explicó el Santo Padre, para quien "en la época actual postmoderna necesita quizás aún más un 'Salvador', porque la sociedad en la que vive se ha vuelto más compleja y se han hecho más insidiosas las amenazas para su integridad personal y moral".

Para Benedicto XVI sólo Cristo, "Salvador del hombre de hoy", puede ocuparse de que "como condición para la paz, se reconozca, tutele y promueva el bien integral de la persona humana, respetando a todo hombre y toda mujer en su dignidad" y ayudar a comprender que "con buena voluntad, racionabilidad y moderación, no sólo se puede evitar que los conflictos se agraven, sino llevarlos también hacia soluciones equitativas".

LLAMAMIENTOS A LA PAZ

"En este día de fiesta, pienso con gran preocupación en la región de Oriente Próximo, probada por numerosos y graves conflictos, y espero que se abra a una perspectiva de paz justa y duradera, respetando los derechos inalienables de los pueblos que la habitan", afirmó el Pontífice. "Confío al divino Niño de Belén los indicios de una reanudación del diálogo entre israelíes y palestinos que hemos observado estos días, así como la esperanza de ulteriores hechos reconfortantes", agregó.

Asimismo, expresó su confianza en que "después de tantas víctimas, destrucciones e incertidumbres, reviva y progrese un Líbano democrático, abierto a los demás, en diálogo con las culturas y las religiones" y hizo "un llamamiento a los que tienen en sus manos el destino de Irak, para que cese la feroz violencia que ensangrienta el país y se asegure una existencia normal a todos sus habitantes".

Además, invocó a Dios para que en el caso de Sri Lanka, "en las partes en lucha, se escuche el anhelo de las poblaciones de un porvenir de fraternidad y solidaridad"; "para que en (la región sudanesa de) Darfur y en toda África se ponga fin a los conflictos fraticidas, cicatricen pronto las heridas abiertas en la carne de ese continente y se consoliden los procesos de reconciliación, democracia y desarrollo". Y por último, expresó su deseo de que "el Niño Dios haga que se extingan los focos de tensión que hacen incierto el futuro de otras partes del mundo, tanto en Europa como en Latinoamérica".

Por último, hizo especial hincapié en que Cristo, "nuestro Salvador, ha nacido para todos". "Tenemos que proclamarlo no sólo con las palabras, sino también con toda nuestra vida, dando al mundo el testimonio de comunidades unidas y abiertas, en las que reina la hermandad y el perdón, la acogida y el servicio recíproco, la verdad, la justicia y el amor", añadió.

En este sentido, dijo que "la verdadera naturaleza de la Iglesia" es la de una "comunidad salvada por Cristo". Por ello, señaló, "sólo redescubriendo el don recibido, la Iglesia puede testimoniar a todos a Cristo Salvador; hay que hacerlo con entusiasmo y pasión, en el pleno respeto de cada tradición cultural y religiosa".

Según Benedicto XVI, "Cristo viene a destruir solamente el mal, sólo el pecado; lo demás, todo lo demás, lo eleva y perfecciona". Cristo no nos pone a salvo de nuestra humanidad, sino a través de ella; no nos salva del mundo, sino que ha venido al mundo para que el mundo se salve por medio de él", concluyó.

PETICION POR LOS NIÑOS

Anoche, el Pontífice hizo un llamamiento en favor de los niños víctimas de abuso en todo el mundo, entre ellos los niños soldado, los mendigos y otros que carecen de sustento y amor durante la tradicional 'Misa del Gallo' que se celebra cada año en la medianoche del 25 de noviembre en la Basílica de San Pedro.

"El niño de Belén orienta nuestra mirada a todos los niños que sufren y son maltratados en el mundo, los nacidos y no natos", señaló el Pontífice en su homilía, refiriéndose a la posición de la Iglesia ante el aborto.

Al celebrar el nacimiento de Jesús, afirmó, la gente debería de pensar en los niños obligados a "servir como soldados en un mundo violento, en los niños que tienen que mendigar, los que sufren privaciones y hambre, en los niños que no reciben amor".

"Oremos esta noche para que el brillo del amor de Dios cubra a todos esos niños", aseveró el Santo Padre. "Pidámosle a Dios que nos ayude a hacer nuestra parte para que la dignidad de todos los niños sea respetada", agregó.

"Entre tantos regalos que compramos y recibimos no olvidemos el verdadero regalo: darnos mutuamente algo de nosotros mismos. Darnos mutuamente nuestro tiempo. Abrir nuestro tiempo a Dios. Así la agitación se apacigua. Así nace la alegría, surge la fiesta", señaló el Pontífice.

Asimismo, recordó que "cuando tú haces regalos en Navidad, no has de regalar algo sólo a quienes, a su vez, te regalan, sino también a los que nadie hace regalos ni pueden darte nada a cambio" ya que así fue como actuó Dios. Por ello, animó a amar a Dios y por él "también al hombre, para redescubrir después de un modo nuevo a Dios a través de los hombres".