Horst Seehofer y Markus Söder, dirigentes de la CSU
MICHAEL KAPPELER/DPA
Actualizado: lunes, 15 octubre 2018 9:42

El SPD, socios de Merkel en Berlín, obtienen su peor resultado y pasan de segunda a quinta fuerza

MÚNICH, 15 Oct. (DPA/EP) -

La Unión Cristiano Social (CSU), socio de la canciller alemana, Angela Merkel, ha visto este domingo cumplirse sus peores temores al perder la mayoría absoluta en Baviera, en unas elecciones en las que Los Verdes se alzaron como segunda fuerza, la ultraderecha entró en su decimoquinta región y los socialdemócratas se hundieron.

La CSU se mantiene, no obstante, como el partido más votado aunque con sólo un 37,2 por ciento de los votos en las elecciones regionales, según el resultado final oficial preliminar. Esto supone un duro revés para el partido hermano de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) de Merkel --que no concurre en Baviera en el marco de un acuerdo entre las dos agrupaciones-- que hace cuatro años obtuvo un 47,7 por ciento de los votos.

Para el primer ministro bávaro, Markus Söder, ahora es importante "formar un gobierno estable". Sin embargo, ha reconocido que no ha sido un día fácil para su partido en unos comicios en los que cerca de 9,5 millones de personas estaban llamadas a votar. "Lo aceptamos con humildad y tendremos que aprender de él", ha comentado. "Los próximos días podremos hablar mucho sobre las causas", ha añadido.

"Esto no es un buen resultado, no hay nada que interpretar", ha reconocido por su parte el presidente de la CSU y ministro de Interior alemán, Horst Seehofer, al mismo tiempo que ha anunciado su deseo de seguir en sus cargos, aunque se ha mostrado abierto a discutir sobre posibles consecuencias personales. "Por supuesto, como líder del partido, comparto la responsabilidad por el resultado de las elecciones", ha afirmado.

IRRUPCIÓN DE AfD Y DEBACLE DEL SPD

Mientras, el partido populista de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD) ha vuelto a capitalizar el descontento de los alemanes con la política migratoria y ha logrado entrar en su decimoquinto parlamento regional con el 10,2 por ciento de los votos, en una región que es la principal puerta de entrada de los 1,5 millones de solicitantes de asilo que han llegado a Alemania desde 2015.

"Es un muy buen resultado", ha comentado satisfecho Alexander Gauland, copresidente de AfD, en la cadena pública alemana ARD, a pesar de que este resultado es inferior al 12,4 por ciento que obtuvo la formación en Baviera en las elecciones generales de 2017. "La gente cree que la CSU hace muy poco y por eso nos han votado", ha añadido.

El otro gran perdedor de los comicios ha sido el Partido Socialdemócrata (SPD), socio del Gobierno de coalición de Merkel, que ha obtenido el peor resultado en su historia en este estado al lograr solo un 9,7 por ciento de los votos, muy lejos del 20,6 por ciento de 2013. El SPD pasó así de segunda a quinta fuerza política en Baviera.

El secretario general del SPD, Lars Klingbeil, ha calificado este resultado como "una amarga derrota para el SPD bávaro". Pero el resultado fue también una "señal clara desde Baviera a Berlín", ha sostenido Klingbeil, que espera que todos en la capital la entiendan. Al mismo tiempo ha felicitado a los Verdes, que fueron los "ganadores inequívocos de las elecciones" al obtener un 17,5 por ciento de los votos, convirtiéndose en la segunda fuerza de Baviera.

Nunca antes en su historia habían logrado un resultado de dos dígitos en este estado. Hace cuatro años solo lograron un 8,6 por ciento de los votos.

EL RESULTADO DEMUESTRA EL DESCONTENTO CON BERLÍN

El resultado de las elecciones del segundo estado más poblado de Alemania es visto como una expresión del descontento de la población con la política de Berlín, apenas un año después de las elecciones generales y siete meses después de que Merkel lograra formar gobierno con los socialdemócratas tras arduas negociaciones.

La secretaria general de la CDU, Annegret Kramp-Karrenbauer, ha reconocido que "no hay duda de que las disputas de los últimos meses, especialmente el tono y el estilo, no fueron un viento en popa para las elecciones en Baviera".

A la CSU le pasó factura su estrategia fallida de endurecer el tono contra los refugiados en un intento por evitar el giro del electorado hacia AfD. A esta fuga de votos se sumaron los de los votantes más liberales que se alejaron de posturas xenófobas que habrían optado por Los Verdes.

LA CSU NECESITARÁ SOCIO PARA GOBERNAR POR SEGUNDA VEZ EN SU HISTORIA

La CSU ha gobernado con mayoría absoluta desde 1962, excepto en la legislatura 2008-2013, cuando tuvo que hacerlo en coalición con el Partido Liberal (FDP), en esta rica región sede de gigantes como BMW, Audi o Siemens y que cuenta con la tasa de desempleo más baja del país, con un 2,9 por ciento.

Ahora tendrá que buscar un socio para gobernar. Por afiliación política se alza como posible socio el partido de los Electores Libres (FW), que ha obtenido un 11,6 por ciento de los votos. Si fuera necesario podría sumarse el apoyo del Partido Liberal (FDP), que obtuvo un 5 por ciento de los votos.

La siguiente prueba para el Ejecutivo de Merkel llegará en dos semanas, en las regionales de Hesse, donde los pronósticos auguran una pérdida de votos de la CDU.

SÖDER, UN POLÍTICO DE LÍNEA DURA EN CAÍDA LIBRE

Entretanto, tan solo siete meses después de tomar las riendas del Gobierno de Baviera y convertirse en el líder regional más joven a sus 51 años, Markus Söder, se enfrenta a un momento delicado e incluso ve peligrar su puesto.

Miembro de la CSU, este político conservador lleva ocupando numerosos cargos en la formación desde hace 35 años y era hasta mediados de marzo titular de Finanzas de Baviera. Desde su elección tuvo que luchar contra el declive de la CSU, pero no pudo evitar la debacle de este domingo.

El resultado podría costarle el puesto tanto a Söder como Seehofer. Desde que sucedió a este último, Söder se enfrentó a un grave dilema: parecer lo suficientemente derechista como para evitar que demasiados votantes de la CSU apoyaran a AfD pero a la vez lo suficientemente moderado como para ganar votantes en el centro y evitar su fuga hacia otras formaciones como Los*Verdes.

Söder es un rostro conocido en toda Alemania. Sus habituales apariciones en platós televisivos no pasan desapercibidas. Sus críticos lo acusan de mantener una línea dura, de ser populista, provocador y cercano a la derecha más recalcitrante.

"Hay que ser capaz de que estas críticas no le afecten a uno. Cualquiera que me conoce sabe que estas descripciones no se ajustan a mi persona", alega en su defensa.

Al igual que su predecesor en el cargo, Söder se ha convertido en un aliado complicado para la canciller. De su fragor en la batalla da cuenta la lucha de poder que mantuvo en los últimos meses con Seehofer, a quien consiguió desbancar finalmente del poder en Baviera.

SÖDER Y SEEHOFER, "ENEMIGOS ÍNTIMOS"

"Describir a Söder y a Seehofer como rivales sería un término demasiado amistoso, calificarlos de enemigos íntimos sería más adecuado. Se han estado peleando durante años", escribió recientemente el diario económico alemán*'Handelsblatt'.

"En en una fiesta de Navidad de la CSU, Seehofer una vez sermoneó a Söder, a quien acusó de estar consumido por la ambición y de debilidad de carácter", agregó el rotativo. Ahora está por ver, si los dos acaban teniendo que decir adiós a sus cargos después del resultado electoral del domingo.

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