Defensora de los DDHH: "En Nicaragua continúa la represión y no vemos la salida"

Vilma Núñez de Escorcia, presidenta de la CENIDH
AMNISTÍA INTERNACIONAL
Actualizado: jueves, 18 octubre 2018 16:00

La presidenta de la CENIDH denuncia que Ortega traicionó hace tiempo la Revolución Sandinista

MADRID, 18 Oct. (EUROPA PRESS) -

La presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), Vilma Núñez de Escorcia, ha denunciado este jueves que la represión por parte del Gobierno de Daniel Ortega continúa, aunque ya no haya tantos muertos, y ha asegurado que por el momento no ve "la salida" a la crisis que comenzó hace ahora seis meses.

"No le vemos la salida" a esta crisis, ha reconocido Núñez de Escorcia. "No sabemos hasta cuándo va a llegar y cuándo va a terminar y podremos vivir en paz y reconstruir el país, moralmente destruido", ha dicho la defensora de los Derechos Humanos, que ha participado en Madrid en la presentación del último informe de Amnistía Internacional sobre la situación en Nicaragua.

La activista ha denunciado la "crueldad y brutalidad con la que se han reprimido las protestas pacíficas" y ha subrayado que en estos seis meses "han pasado por las cárceles miles de personas que lo único que querían era tener derecho a participar en la vida pública y a un sistema democrático".

Núñez de Escorcia, que sobrevivió a una matanza de estudiantes en la Universidad Nacional Autónoma en 1959 durante la dictadura de Anastasio Somoza y estuvo encarcelada, ha denunciado que en Nicaragua "no se está librando una batalla entre los sandinistas y la dictadura", sino que lo que hay "es un Gobierno represivo armado contra un pueblo, contra una juventud desarmada que lucha cívicamente".

La experta en Derecho Penal y Derechos Humanos, que fue la primera mujer vicepresidenta de la Corte Suprema (1979-1987), ha dejado claro que no se puede considerar como progresista a Ortega. "Yo sí soy progresista, yo fui parte de esa Revolución pero desde hace tiempo esa Revolución por la que peleamos en Nicaragua empezó a traicionarse", ha lamentado.

Así, ha denunciado que desde su llegada al poder en 2007 "cooptó a parte de la oposición y la hizo prácticamente aliada" mientras que por otra parte "usó a las instituciones gubernamentales y destruyó a los partidos que quedaban", a los que se privó de personalidad jurídica, privando al país de una oposición real.

En cuanto a la forma en la que respondió a las protestas que inicialmente eran contra la reforma de la seguridad social, Núñez de Escorcia ha dejado claro que estas fueron "espontáneas" y no un intento de golpe de Estado orquestado desde Estados Unidos como quiere hacer creer Ortega. "Nada más alejado de la realidad", ha subrayado, incidiendo en que para que haya un golpe "tiene que haber preparación y organización" y no fue el caso.

LA REPRESIÓN CONTINÚA PERO HAY MENOS MUERTOS

Seis meses después la represión continúa "pero con diferentes modalidades", ha indicado la presidenta de la CENIDH, que ha reconocido que "el número de muertos ha bajado", aunque ha subrayado que a los 322 recogidos por Amnistía en su informe --que abarca hasta el 18 de septiembre-- se han sumado otros 18 en el último mes.

Según ha contado, además de estar prohibidas las manifestaciones --no así las marchas a favor del partido gobernante--, los nicaragüenses han perdido "el derecho a circular libremente", ya que las calles están tomadas por las fuerzas de seguridad y los grupos parapoliciales afines al Gobierno que "siembran el miedo y el terror" entre la población. En Managua, ha indicado, a partir de las seis o las siete de la tarde no hay nadie por las calles y quien se arriesga a salir lo menos que le puede ocurrir es que le roben el teléfono móvil.

La situación es especialmente complicada, ha indicado, tanto para los defensores de los Derechos Humanos como para los periodistas, quienes son objeto de hostigamiento, se obstaculiza su labor y en ocasiones se les persigue y acusa de promover y financiar el terrorismo. Tras contar varios casos, ha subrayado que "no son hechos casuales, sino premeditados".

Así las cosas, ha reconocido que "es bien difícil defender los Derechos Humanos en Nicaragua, no solo por los riesgos personales, sino por la sensación de impotencia" ante los problemas que hay para poder ayudar a los detenidos y perseguidos. Pese a ello, ha asegurado que desde la CENIDH seguirán trabajando como hasta ahora: "No nos vamos del país a menos que nos saquen".

Además, ha hecho un llamamiento a que se mantenga la vista puesta en Nicaragua y lo que allí está sucediendo, puesto que ahora "es más difícil que enfrentarse a un sistema de violencia que se sabe de dónde viene".

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