EEUU.- El Senado de EEUU se prepara para votar la admisión a debate de su propio modelo de reforma sanitaria

Actualizado: sábado, 21 noviembre 2009 18:52

Los demócratas buscan desesperadamente 60 votos para garantizar la victoria en la votación preliminar

NUEVA YORK, 21 Nov. (EUROPA PRESS) -

El Senado estadounidense votará esta noche --2.00 de la madrugada del domingo en la España peninsular-- si admite a debate su propio modelo de reforma sanitaria presentado por el líder de la Mayoría demócrata, Harry Reid, quien necesita imperiosamente de al menos 60 votos (todos los 58 senadores del partido más los dos independientes) para triunfar sobre una oposición republicana más compacta que nunca e iniciar así en la Cámara Alta un proceso de remodelación sin precedentes en la historia de la Sanidad estadounidense.

Este voto es un procedimiento formal conocido como "regla de invocación", pero a la vez es un obstáculo de envergadura porque en esta ocasión se requiere una mayoría 60-40 mientras que la aprobación final del texto sólo requiere de la mitad más uno de los 100 senadores que componen la cámara.

De ser aprobadas hoy las 2.074 páginas de las que consta la propuesta de Reid, el Senado retomará el procedimiento después del receso obligado durante la festividad de Acción de Gracias (el 26 de noviembre) para dar paso a una etapa que se espera abarcará varias semanas y estará dominada por arduos debates y conferencias de prensa tanto a favor como en contra de los procedimientos.

Si el Senado ratifica favorablemente la propuesta, el modelo pasará a ser examinado por un comité del Congreso que intentará reconciliar la propuesta de reforma presentado en el Senado con la aprobada recientemente por la Cámara de Representantes. Ambas serán combinadas en un borrador final de consenso que, a su vez, deberá ser nueva y definitivamente aprobado por cada cámara antes de recibir la confirmación definitiva con la firma del presidente estadounidense, Barack Obama.

A sólo horas del inicio de la votación, los demócratas están trabajando duramente para garantizar los 60 votos que permitirían superar cualquier maniobra republicana para boicotear el procedimiento. En este sentido el 'número dos' demócrata, Dick Durbin, aseguró a CNN que la clave para ello reside en "trabajar duro para convencer a todos los demócratas y mantener unidad en las filas".

Durbin consideró que de conseguir incluso el apoyo de un sólo republicano --algo completamente imposible-- "el avance sería extraordinario", pero la realidad es que ni siquiera todos los demócratas están plenamente convencidos con la propuesta; en este caso son dos las legisladoras demócratas cuya respuesta sigue siendo una incógnita: Blanche Lincoln (Arkansas) y Mary Landrieu (Louisiana). Un tercer legislador, Ben Nelson (Nebraska) ha mostrado su apoyo inicial pero no descarta la idea de presentar una enmienda propia a última hora capaz de paralizar el proceso.

Esta votación supone además una prueba de fuerza para la mayoría demócrata en el Senado, en opinicón del analista de Politico.com, John Dickerson. "Si los demócratas, que tienen sesenta escaños y una gran mayoría en la Cámara de Representantes no son capaces de sacar adelante esta propuesta, quedarán como un partido simplemente ineficaz", consideró.

SIMILITUDES Y DIFERENCIAS

La propuesta final de Reid --redactada tras no pocas concesiones a senadores de su propio grupo--, guarda muchos parecidos con la propuesta de la Cámara de Representantes, en particular sobre los nuevos requerimientos que se impondrán a las aseguradoras y la creación de "mercados de intercambio" donde los trabajadores autónomos podrán comparar distintos planes de cobertura, entre los que destaca la gran clave de la propuesta, la conocida como "opción público" que ha sido categóricamente condenada por las aseguradoras privadas.

Las diferencias llegan a la hora de abordar los requerimientos para los empleados. La propuesta de la Cámara de Representantes insta a las empresas de mediano y gran tamaño a asegurar a sus trabajadores, pero la versión del Senado solo les obligaría a pagar una tarifa si el Gobierno termina subsidiando la cobertura médica de sus empleados.

Otra distinción llega en la forma de financiar la reforma sanitaria. La versión del Senado incluye un impuesto sobre pólizas de seguros por encima de un determinado coste e incrementa el impuesto del actual plan sanitario Medicare en individuos con ingresos por encima de los 200.000 dólares anuales y en parejas con ingresos superiores a los 250.000 dólares al año. El modelo de la Cámara, por su parte, se olvida del impuesto sobre pólizas, pero sí grava específicamente a aquellos estadounidenses de clase alta, para enfado del sector republicano.

DISCREPANCIA DE COSTES

Los demócratas estiman que la reforma sanitaria propuesta por Reid costará en torno a 848.000 millones de dólares, una cantidad que el Gobierno puede costear a través de nuevos impuestos y recortes de gasto público. La reforma, según ellos, no sólo no incrementará el déficit público, sino que lo reducirá en 130.000 millones hasta 2019. Los republicanos no han aceptado ni un ápice de estos datos: según sus estimaciones, la reforma es una "monstruosidad" --en palabras del líder republicano, el senador Mitch McConnell-- de 2,5 billones de dólares.

El sector demócrata considera que las estimaciones republicanas son falsas y tienen como objetivo desestabilizar el tono del debate. Además, cuentan para defenderse con un informe desarrollado por la Oficina Presupuestaria del Congreso, teóricamente independiente, que ratifica todas las cifras que han presentado.

Algunos medios, no obstante, creen que este informe no está exento de "trampas" que esconden un coste adicional de 287.000 millones de dólares por encima de la cifra original, según el análisis realizado por el 'Jackson Sun', y que terminaría incrementando el déficit público en 150.000 millones de dólares a lo largo de la próxima década, en lugar de reducirlo.

PREPARATIVOS

El sondeo desarrollado conjuntamente por el Washington Post y ABC News a mediados de mes indica que un 49 por ciento de los norteamericanos no está de acuerdo con la puesta en práctica esta medida, que cuenta con el apoyo de un 48 por ciento de los preguntados.

Estos datos, junto al excesivo coste de la reforma, han sido los argumentos especialmente destacados por los senadores republicanos. "Esto no es una verdadera reforma sanitaria y no es lo que quiere el pueblo americano", declaró el senador por Idaho, Mike Crapo. "Esta propuesta desembocará en costes más elevados para los estadounidenses, punto".

Para sus partidarios, el sistema sanitario actual es "insostenible", en palabras del senador independiente Bernie Sanders. "46 millones de personas carecen de seguro, 45.000 mueren cada año porque no tienen acceso a un médico. Un millón de estadounidenses se encuentran en bancarrota por gastos médicos. Hace falta una reforma y hace falta ya", declaró al programa de CBS 'The Early Show'.

Reid, por su parte, simplemente ha pedido que se aborde el tema en el máximo organo legislativo de Estados Unidos para responder a las necesidades de los estadounidenses afectados por el actual sistema sanitario. "La pregunta es: ¿cómo puedes ser senador estadounidense y tener miedo de debatir la reforma sanitaria?", declaró al diario 'The New York Times'.