ROMA, 28 Ago. (EUROPA PRESS/G. Moreno) -
El caso de la mujer musulmana a quien un museo veneciano negó el acceso este domingo por llevar el 'niqab' --el velo que cubre todo el rostro menos los ojos-- ha desatado la polémica en Italia, sobre todo, después de que el vigilante que le impidió entrar fuera apartado de su puesto de trabajo.
El agente de seguridad en cuestión, Diego Lupo, de 27 años, aseguró en declaraciones al diario 'Corriere della Sera' que lo único que le había movido a actuar es el cumplimiento de las medidas de seguridad, mientras que "la religión no tiene nada que ver", recalcó.
De hecho, el reglamento del museo 'Ca' Rezzonico', que es donde tuvo lugar el incidente, prohíbe explícitamente entrar con la cara cubierta. Lupo explicó que se lo había mostrado a la mujer y a sus dos acompañantes --marido e hijo--, que, después de pedir explicaciones, decidieron abandonar la galería.
En un primer momento, todas las voces se alzaron para criticar la actuación del vigilante, ya que, en opinión del director de los museos de la ciudad, Giandomenico Romanelli, "si por medio está la cultura y la religión hay que ser cautos y respetuosos".
A lo largo del día de ayer, en cambio, se fueron sucediendo las críticas en sentido contrario, es decir, en defensa del vigilante, con frases como "la ley es la misma para todos", en palabras del subsecretario a la presidencia del Consejo de Ministros Carlo Giovanardi (centro-derecha), o "si nosotros debemos respetar los usos y costumbres de los demás, ellos también tienen que respetar nuestras leyes", según destacó el presidente del Veneto (centro-derecha), Giancarlo Galan.
Finalmente, el alcalde de la ciudad, Massimo Cacciari, (centro-izquierda), intentó calmar la situación, asegurando que el vigilante no sería despedido. "¿Cómo podríamos sólo porque ha cometido una estupidez?", se preguntó. De hecho, Lupo no había sido despedido sino recolocado en otro museo.
