La expulsión de las ONG hace peligrar la paz en Darfur y la estabilidad regional

Actualizado: domingo, 22 marzo 2009 19:55


JARTUM, 22 Mar. (OTR/PRESS) -

La expulsión y clausura de 16 grupos de ayuda humanitaria de Sudán no sólo empeora la relación entre los Gobiernos del norte y del sur del país africano, sino que compromete seriamente el desarrollo del proceso de paz en la región y dificulta enormemente la ya de por sí trabada ayuda humanitaria para proteger a la población civil de uno de los conflicto más sangrientos de la historia reciente del continente africano, según expertos en política internacional consultados por la agencia de información de Naciones Unidas, IRIN.

La despedida de las ONG podría tener incluso repercusiones internacionales en la relación entre Sudán y Chad, su país vecino que acoge a un enorme número de desplazados sudaneses y que podría terminar desbordado si persisten los obstáculos a la distribución de la ayuda.

Por no mencionar que el personal humanitario restante se encuentra sometido al "acoso" de las autoridades sudanesas, quienes efectúan periódicamente una intensa vigilancia sobre la actuación de los cooperantes, a quienes amenazan con el arresto, les quitan los pasaportes, y viven constantemente bajo acusaciones de espionaje.

LA EXPULSIÓN

La orden de expulsión fue dictada por el presidente sudanés, Omar Al Bashir, el pasado miércoles 4 de marzo. Una semana y media después, el dirigente --único jefe de estado en ser acusado formalmente por el Tribunal Penal Internacional (TPI) por crímenes de guerra-- anunciaba que su Gobierno "nacionalizaría" todo el trabajo humanitario en menos de un año. El presidente sudanés acusó a las ONG expulsadas de recabar pruebas en su contra para cimentar su caso ante la corte internacional.

"El problema del Tribunal Penal Internacional en general, y la expulsión de las agencias humanitarias en particular, ha desestabilizado las relaciones entre el norte y el sur", declaró el analista del Control Risks Group (CRG), con sede en Londres, Wolfram Lacher.

La orden de expulsión ha sido promulgada unilateralmente por Bashir, cabeza del partido Congreso Nacional del Pueblo, sin consultar a sus socios en el gobierno de coalición, el Movimiento para la Liberación del Pueblo de Sudán (SPLM, por sus siglas en inglés). "La relación entre ambos grupos es muy volátil, muy frágil, y de estas relaciones depende la gran incógnita sobre si el norte y el sur irán a la guerra en los próximos años", explicó Lacher.

FALTA DE RECURSOS

La expulsión del contingente humanitario ha causado severos problemas de abastecimiento de ayuda en la región de Darfur. Sólo en la provincia darfurí de Kordofán sur, las ONG expulsadas proporcionaban servicios médicos y sanitarios a cerca de 800.000 personas.

La falta de apoyo humanitario en la provincia, cuyas autoridades se sienten ya de por sí maltratadas por la escasa relevancia de la que han gozado en las negociaciones de paz ha provocado el enfado de la población.

"Se preguntan dónde están los dividendos de la paz, y son conscientes de que viven en la zona del país menos protegida por el tratado de reconciliación", explicó la analista del Overseas Development Institute, Sara Pantuliano.

Estos problemas se extienden a otras dos regiones de Darfur clasificadas como "zonas de transición" en los acuerdos de paz: Abyei y el estado del Sur del Nilo Azul, donde se supone que las competencias de Al Bashir son limitadas.

No obstante, el SPLM asegura que "a pesar de que se ha garantizado a las ONG sancionadas que la decisión de Al Bashir carece de efecto en esos territorios, se tiene constancia de que las fuerzas de seguridad siguen persiguiendo a los cooperantes", de acuerdo con el portavoz del grupo, Yien Matthew Chol.

Especialmente grave es la situación en Abyei, una localidad "al borde de la guerra interna y de la hambruna", según la ONU, a pesar de los grandes depósitos de petróleo que acumula. La marcha de las ONG se ha percibido con especial intensidad, porque su labor no se desarrollaba específicamente en el terreno humanitario: actuaban más como mediadores entre las partes en conflicto y se habían convertido en los únicos portavoces de la terrible situación que se registra en la que es una de las áreas más desoladas de la región.

"Si estas organizaciones se marchan, no sé que vamos a hacer", lamentó el jefe dinka Kuol Deng. "Si la gente se queda sin ayuda, pueden dar todos por seguro que va a haber cierto grado de violencia", advirtió.

LA PAZ BLOQUEADA

Casi tres millones de desplazados se encuentran concentrados en los campamentos humanitarios de la frontera con Chad. El acuerdo de paz para la región contempla un trato digno para los afectados, pero sin acuerdo, no hay ayuda. "Y cuanto más tiempo permanezca esa gente en esos lugares, lo más probable es que te termines encontrando a hombres, e incluso mujeres y ancianos, dispuestos a tomar las armas", declaró el asesor del Proyecto Enough, Colin Thomas-Jensen.

La población de estos campamentos corre el peligro de terminar alistada en las milicias rebeldes. Sin la protección de las organizaciones humanitarias, y ante el rechazo categórico de las guerrillas a la nacionalización de la acción humanitaria dictada por Al Bashir, "los asesinos se convertirán en los que dan de comer a la gente", asegura el líder del Movimiento para la Justicia e Igualdad (JEM), Jalil Ibrahim.

"Darfur no va a aceptar ningún tipo de ayuda del aparato de seguridad de Al Bashir y rechazará cualquier tipo de iniciativa en este sentido", aseguró. La orden de expulsión de las ONG contradice los términos del acuerdo de buena voluntad firmado entre el Gobierno y el JEM el pasado 16 de febrero por el que se insta a la libre circulación de la ayuda humanitaria en Darfur, tal y como recordó el consejero económico del JEM y hermano de Jalil, Gebreil Ibrahim.

"Si la expulsión de las organizaciones de ayuda provoca el masivo desplazamiento de la población de Darfur, el JEM se verá obligado a retirarse de las conversaciones y se implicará en una nueva ofensiva contra el Gobierno", advirtió.

CONFLICTO INTERNACIONAL

El tema del desplazamiento de los refugiados preocupa especialmente al Gobierno chadiano, quien teme que los residentes de los campamentos de Darfur terminen cruzando la frontera para instalarse en el país vecino, donde malviven ya cerca de un cuarto de millón de desplazados, que podrían "duplicarse" si persiste la falta de ayuda humanitaria, según cooperantes chadianos bajo el anonimato.

Thomas-Jensen apuntó que quizás eso es lo que espera el Gobierno de Jartúm, a quien se le acusa de financiar a los rebeldes de Chad en la lucha contra el Gobierno. "Eliminar los campos de refugiados en Darfur supondría un golpe espectacular contra el JEM y contra el Gobierno chadiano", aseguró el asesor.

Claro está, Chad podría hacer lo mismo en su territorio, expulsando a los refugiados sudaneses y sobrecargando los ya de por sí abarrotados campamentos de la frontera. Puede suceder antes de lo que se piensa, antes de la inminente temporada de lluvias, que puede hacer imposible el desplazamiento.