Filipinas considera que su presencia en el Consejo de DDHH es una reinvindicación de su brutal política antidroga

El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte
REUTERS / ERIK DE CASTRO - Archivo
Actualizado: sábado, 13 octubre 2018 17:26

MANILA, 13 Oct. (Reuters/EP) -

El Gobierno filipino ha asegurado que su presencia en el Consejo de DDHH de Naciones Unidas es una reivindicación de la brutal lucha contra las drogas liderada por el presidente del país, Rodrigo Duterte, y que aquellos quienes la critican son "corruptos morales", en palabras de su ministro de Asuntos Exteriores, Alan Peter Cayetano.

Filipinas obtuvo 165 de 193 votos, con una abstención, para ganar un nuevo mandato a partir del 1 de enero de 2019 en el Consejo, donde ahora se encuentran también países como Bahréin, igualmente criticado por su pobre historial en la defensa de los derechos y libertades de los individuos.

"Realmente nos sentimos muy honrados, ya que esta es una reivindicación de que las noticias falsas y las acusaciones infundadas no tienen lugar en las discusiones modernas sobre derechos humanos", ha declarado Cayetano en un comunicado.

Las declaraciones responden a las críticas vertidas por ONG como Human Rights Watch que denuncian que el Gobierno filipino está recurriendo a torturas y asesinatos extrajudiciales para contener el tráfico de drogas en el país.

Duterte, de hecho, es objeto de dos quejas ante el Tribunal Penal Internacional que le acusan de crímenes de lesa humanidad por los asesinatos relacionados con las drogas. Human Rights Watch reiteró antes de la votación que el historial de derechos "notorios" de Filipinas no era apto para estar en el consejo.

El ministro Cayetano dedicó a estas críticas un rechazo especial. "Agradecemos a los defensores de los derechos humanos su labor en todo el mundo, pero también condenamos a unos pocos que son moralmente corruptos y que usan los derechos humanos para obtener ventajas políticas y financieras", dijo.

El Gobierno de Duterte ha negado que la Policía esté llevando a cabo una campaña de exterminio contra los drogodependientes y ha asegurado todos los muertos -- aproximadamente más de 3.000 -- eran traficantes que se habían resistido a la detención.

El mes pasado, Duterte pareció admitir la responsabilidad de los asesinatos extrajudiciales, pero su portavoz dijo que las declaraciones habían sido "juguetonas" y que fueron mal interpretadas.

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