Villepin reconoce que actuó "demasiado deprisa" aprobando por decreto el plan de empleo juvenil
PARIS, 15 Mar. (Del corresponsal de EUROPA PRESS, Javier Gómez Muñoz) -
Las protestas universitarias contra los nuevos contratos de trabajo para jóvenes aprobados por el Gobierno siguen creciendo día a día en Francia. El ministerio de Educación reconoce que existen protestas en 51 de las 84 universidades públicas galas, mientras las organizaciones estudiantiles reivindican 64 centros en huelga.
La movilización sigue creciendo en importancia numérica y también mediática, respaldada por la mayoría de la ciudadanía. Según un sondeo publicado en la prensa regional, el 61,5 por ciento de los franceses cree que los estudiantes "tienen razón" en sus protestas porque los nuevos contratos, que prevén dos años de prueba en los que el despido es libre, suponen una "precarización" del trabajo. Sólo un 24,5 por ciento se muestra en contra de la oposición frontal a la medida.
Las autoridades universitarias, en un primer momento reticentes, también empiezan a sumarse en masa a la petición al Gobierno para que dé marcha atrás. Cuarenta y seis presidentes de universidad, reunidos hoy en Nantes (noroeste), pidieron al primer ministro, Dominique de Villepin, que "haga un esfuerzo para restablecer el diálogo con las organizaciones sindicales".
El riesgo ahora es que si el movimiento de protesta prosigue, los exámenes no puedan tener lugar. Los rectores aseguraron que harán todo lo posible para que "los diplomas sean aceptados y los estudiantes puedan validar su año".
El ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, hizo un llamamiento a la calma, en la víspera de una nueva "jornada de acción" convocada por todas las organizaciones estudiantiles universitarias y de secundaria, en la que los sindicatos se sumarán a las protestas, incluido un paro de 24 horas sólo convocado por el sindicato Fuerza Obrera (FO), tercero del país.
"Policías y gendarmes deben ser ejemplos de comedimiento, sangre fría y estricto respeto de la deontología", aseguró Sarkozy, tras los enfrentamientos diarios que enfrentan a las fuerzas antidisturbios con los sectores más radicales de la protesta estudiantil. "Quienes se manifiestan hoy forman parte de la juventud francesa. Debemos evitar los desbordamientos sin ceder a las provocaciones", prescribió la máxima autoridad de Interior.
VILLEPIN RECONOCE SU ERROR
El primer ministro, por su parte, reconoció haber actuado "demasiado deprisa" al aprobar por decreto en la Asamblea Nacional la ley que incluía los nuevos contratos para jóvenes. Un texto que fue elaborado unilateralmente por el Ejecutivo, sin contar con la opinión de sindicatos ni de la patronal.
En una entrevista con la revista "Paris-Match", hecha pública hoy, afirmó que, pese a su precipitación, "irá hasta el final" en la aplicación de esta medida, porque cree en ella y permitirá de reducir el desempleo juvenil, que alcanza el 25%.
El presidente francés, Jacques Chirac, recomendó hoy al Gobierno que abra un diálogo con los sindicatos, "con espíritu constructivo y de responsabilidad", para poner fin a la crisis. En una intervención en el consejo de ministros que fue explicada a la prensa por el portavoz del Ejecutivo, Jean François Copé, el jefe del Estado se limitó a pedir la negociación de una ley que ya ha sido aprobada al Gobierno de Dominique de Villepin. Pero no apoyó la retirada de los Contratos Primer Empleo (CPE), como exigen las organizaciones estudiantiles, los sindicatos y la oposición de izquierdas.
Bernard Thibault, secretario de la CGT, primer sindicato del país, confirmó hoy que "no hay otra vía posible que la retirada de los CPE". "Se necesite el tiempo que se necesite, lo conseguiremos", previno Thibault, quien apoyó las próximas movilizaciones y recordó el total consenso sindical en negarse a negociar una vez que la ley ha sido votada en el Parlamento.
El sábado habrá nuevas manifestaciones en toda Francia, convocadas por el conjunto de organizaciones sindicales y estudiantiles. La semana pasada, en una movilización similar, los anti CPE lograron congregar a entre 400.000 y un millón de personas.
